Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

domingo, 29 de julio de 2012

COSAS QUE SOBRAN

(José Aguilar en el Diario de Cádiz, el 22.07.2012)

CIFRAS en mano se puede afirmar que el recortazo de Rajoy no ha sido equilibrado. El objetivo de reducir el déficit se ha buscado más mediante el aumento de los ingresos del Estado que a través de la disminución de sus gastos.

Cierto que el tajo a los sueldos de los funcionarios, quizás víctimas propiciatorias porque están muy a mano, ha sido considerable, pero cuantitativamente inferior a lo que se prevé recaudar por la subida de los impuestos, en particular el regresivo IVA. Lo que sí es un hecho es que el Estado que ha puesto a dieta a millones de españoles no está dispuesto a adelgazar casi nada sus estructuras.

Habíamos quedado en que hay un exceso de organismos, una inflación de empresas públicas, sociedades, fundaciones, observatorios y demás, bien porque sus funciones se solapan con otros ya existentes, bien porque se dedican a objetivos prescindibles. Lo que sí suelen ser es caros. Hasta ahora pocos parecen llamados a desaparecer a nivel nacional, y menos en las comunidades autónomas. Por ahí sí que estaría más que justificado un tajo profundo.

Cierto que cada órgano que se hace desaparecer supone empleados que van a ser despedidos, o reconvertidos. Se pierde lo que algunos sindicalistas desahogados llaman empleo de calidad: empleo de productividad incontrolada y regulado por convenios espectacularmente onerosos para las arcas públicas, concedidos por administradores más pendientes de su tranquilidad gerencial que del hecho de que cada mejora más o menos justificada ha de salir de los impuestos de los contribuyentes.

No es por señalar, pero consideremos el caso de Canal Nou, la televisión autonómica valenciana. Sus actuales gestores han tomado una medida brutal: despedir a 1.295 de los 1.605 trabajadores en plantilla. Tres de cuatro trabajadores, a la calle. El ERE que acaban de presentar es una respuesta laboralmente nefasta a una situación socialmente peor (desde el punto de vista del interés público), la de una de las cadenas de televisión más costosas que se conocen. En los últimos tiempos ha perdido una media de 300 millones de euros anuales, asumidos por los valencianos todos a través de la Generalitat pagana. Cuando su control lo cogió el PP -el mismo que ahora despide al ciento y la madre- tenía una plantilla tres veces menor a la actual y desde entonces ha multiplicado sus números rojos por cuarenta. Y sin poder escudarse en la monserga de ser la televisión propia de los valencianos: su audiencia es del 5%. De cada cien valencianos 5 la consideran suya, 95 prefieren ver otras cadenas.

Soy de los que defienden lo público, siempre que podamos costearlo. Nunca a costa de la ruina de la mayoría.

sábado, 21 de julio de 2012

OTRA LECTURA DE LAS NAVAS

(Emilio Gonzalez Ferrin, Publicado en el Diario de Cádiz el sábado 21 de Julio de 2012)

DURANTE siglos, los que pasaban por los alrededores de la actual La Carolina aprovecharon el hierro que quedó tras la batalla de Las Navas de Tolosa, en julio de 1212: puntas de flecha, cascos, espadas... No es mala prueba historiológica de cuanto pudo haber pasado, en una materia y unas coordenadas en las que se tiende a exigir pruebas si uno dice que algo no ocurrió, en lugar de presentarlas demostrando que ocurriese. Aquel crecido y fronterizo siglo XIII explica algunas cosas y justifica otras muchas, razón por la que Las Navas se presenta como algo más que un enorme hecho de armas -no todos lo fueron, en torno a Al Ándalus- cuya trascendencia exige una segunda lectura más allá de la novela histórica.

García Gómez dio unas primeras pistas en su libro Andalucía contra Berbería, y María Jesús Viguera las engarzó con valiosos testimonios: la verdadera invasión relacionada con lo andalusí es la norteafricana en tres fases desiguales -almorávides, almohades, meriníes- aprovechando el esplendor no castrense de las Taifas. Musulmanes norteafricanos invadieron las tierras de musulmanes andalusíes, y éstos no reaccionaron con el aplauso hoy esperado de amigos en el choque de civilizaciones. Abu Maruán, cortesano andalusí de Valencia, creyó que el golpe de Estados norteafricano sería pasajero, y aplaudió a un efímero éxito de Alfonso I El Batallador con unos versos sin desperdicio contra los norteafricanos: "Hijos de mala madre; huis como asnos despavoridos [...]. Ha llegado el momento de daros para el pelo. No va a haber velo en el mundo para taparos la cara hasta que os mandemos de vuelta a ese desierto vuestro, y así poder después limpiar Al Ándalus de vuestros excrementos". No parece que este señor fuera consciente del trascendental enfrentamiento complementario entre cruzada y yihad con que después se colorearía su tiempo, sino que más bien ilustra algo que el rey sevillano Almutamid comprendió cruzando el Estrecho cargado de cadenas y que se evidenciará después en 1212: se podrá utilizar la religión en la batalla, pero cuerpo a tierra, que vienen los nuestros.

Antes de 1195, Alfonso VIII proyectó la construcción de una capital en Alarcos. En plena fiebre de crecimiento castellana, el rey debía hacerse fuerte en el sur porque Navarra y León coqueteaban con el poder almohade para estrangular al castellano. Pero Alarcos fue un fracaso estrepitoso, y la imparable presión bélica de los almohades llegaría hasta los mismos muros de Toledo. Y ahí nació la muy calculada apuesta reactiva del 1212 -esfuerzo, maestría y seso son las claves del arte de la guerra, dirá el descendiente Alfonso X-; de la cooperación entre el estratega Alfonso VIII y el ideólogo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo. Éste último obtuvo del papa Inocencio III la consideración de Cruzada, congregándose en Toledo un ejército de cruzados europeos, ultramontanos. Por lo tanto, en el pensado recorrido histórico hasta Las Navas de Tolosa, contamos con un Ejército castellano, otro ultramontano, la incógnita acerca de cómo reaccionarán los otros reinos cristianos -no en el caso de Aragón, siempre junto a Castilla-, un adecuado envoltorio de Cruzada... Pese a ello, la consideración documental de la batalla no es tan explícita de guerra contra el islam, como de Batalla campal al rey de Marruecos.

El resultado de la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 es conocido: pierde el Miramamolín, deformación de Amir al-Muminín, el título califal que aún se ostenta más allá del Estrecho. Pero hay una serie de detalles en torno a la batalla que no suelen tenerse en cuenta: en primer lugar, aquel ejército de cruzados europeos pierde su legitimidad ante el rey castellano en el asedio de Malagón. Incumpliendo el arte de la guerra de Alfonso VIII, arrasan la ciudad. Ese ejército de cruzados abandonará la coalición antes de las Navas, y en su retirada hacia los Pirineos -dedicada al pillaje-, asedian la propia Toledo, cuya población civil -el Ejército está en el frente- debe organizarse para evitar una masacre en la judería. En segundo lugar, parece que las tropas andalusíes desertan en medio del fragor de la batalla, por lo que el desarrollo definitivo de la misma consistirá en un ejército peninsular tratando de expulsar a un ejército invasor.

En adelante, se expulsará a los musulmanes -africanos-, pero habrá moros -andalusíes- en las ciudades -léase el Fuero de Córdoba de 1241, ratificado por el propio Jiménez de Rada-. Por otra parte, el cristianismo administrativo proyectado por este último abarcará desde las divisiones de los barrios de las ciudades hasta la interpretación de la historia, codificando desde su presente una narración oficial de conquista y reconquista que servía a la logística militar de su tiempo pero ha quedado como ideología actual en España, anclada en el improbable mito de Covadonga.

Por último, el crecimiento castellano desde 1212 -Córdoba en 1236, Sevilla en 1248- se detiene a mediados de siglo creando doscientos cincuenta años de frontera. No es la paz improbable de algunos historiadores; es que Granada no estaba en la agenda y sí en las conquistas anteriores, con sus tropas de apoyo a Castilla. Ese tiempo de frontera, que Márquez Villanueva describió magníficamente en su Concepto cultural alfonsí, es el que define una historia de España habitable.

miércoles, 18 de julio de 2012

¿Por qué quiebran las naciones?

Por Ignacio de la Torre
Publicado en Cotizalia (18/07/2012)

Hace unos años en Madrid el Senador Phil Gramm planteó por qué Argentina era más pobre que los EEUU cuando ambos países compartían riquezas naturales y una inmigración europea semi-cualificada. Se le ocurrió mirar el listado de las cincuenta familias más ricas en 1920 y compararlo con el actual. En EEUU quedaban 7 familias. En Argentina, 41.



Muchos investigadores han intentado analizar la génesis del éxito y del fracaso de las naciones. Las teorías de la “ética protestante” de Max Weber han sido refutadas por datos empíricos (las ciudades católicas alemanas son más prósperas que las protestantes a lo largo de la historia). Los recursos naturales han supuesto un arma de doble filo (la llamada “maldición del petróleo” que genera cleptocracias que impiden el desarrollo de un país). También se han formulado hipótesis como la meteorología, la geografía, la cultura... Sin embargo puede que todas estas teorías yerren.


Recientemente, los Profesores Acemoglu (MIT) y Robinson (Harvard), han publicado un sugestivo libro “Why nations fail”, en el que analizan porqué unas naciones son más exitosas que otras. La clave es si las instituciones desarrolladas son “integradoras”, generando beneficios económicos y sociales (libertad y otros) para el conjunto de la sociedad, o bien son “extractivas”, concentrando los resultados en una oligarquía dominante. Entre otros casos, estudian por qué las colonias inglesas en EEUU prosperaron más que las españolas en Hispanoamérica. Los españoles desarrollaron un sistema de explotación de la propiedad basado en mano de obra indígena sedentaria. El producto de la riqueza se repartía entre la oligarquía local y la metrópoli. Los ingleses, carentes de mano de obra (las tribus indias en Nueva Inglaterra eran nómadas, y no sedentarias como muchas de las que fueron sometidas por los españoles), desarrollaron un sistema penal que forzaba a los colonos a trabajar la tierra y a comerciar con la metrópoli a precios tasados, beneficiando así a la oligarquía, estableciendo terribles penas para el que no se atuviera a tan draconianas normas.

Pronto, los resultados fueron tan nefastos que se procedió a cambiar el sistema modificándolo por uno liberal que incentivaba la producción: se premiaba el trabajo, se primaba la libertad de precio y de explotación. Así, mientras los españoles desarrollaron un sistema “extractivo” que no provocaba la integración de la masa india en la causa común, los colonos americanos, sin integrar a los indios en el sistema productivo, desarrollaron un sistema económico integrador basado en la libertad (sólo para colonos, ya que en los estados del sur el desarrollo se basó en la importación masiva de esclavos), lo que provocó que hacia la independencia en 1776 las clases medias de las colonias del norte de los actuales EEUU eran probablemente las que mejor nivel de vida tenían en el mundo.
Este análisis explica por qué países bien gestionados como Botsuana han experimentado altas tasas de crecimiento frente a países caóticos como el Congo o Sierra Leona. También plantea estimulantes preguntas sobre el futuro del crecimiento chino y el de los EEUU, y el poder relativo futuro de ambas potencias (el sistema chino continúa siendo “extractivo” como se puede deducir de la ausencia de libertad y de la inmensa fortuna de la cúpula del Partido Comunista). También explica la caída de naciones como la Unión Soviética. Suscita, asimismo, unas reflexiones sobre las mejores políticas conducentes a erradicar la pobreza. El ejemplo icónico de Corea del Norte y Corea del Sur habla por sí mismo.

La clase política española dedicó las ingentes rentas irregulares producidas por la burbuja inmobiliaria a financiar gasto corriente (más contratados públicos y más instituciones públicas). Tras cinco años de crisis y 400.000 millones de euros de deuda añadida a nuestras espaldas nos han presentado sus recetas para tamaño desmán: trasladar masivamente el esfuerzo a la sociedad civil mediante masivas subidas de impuestos y cuestionables recortes de gastos (no se suprimen instituciones vacías como el Senado, diputaciones, televisiones públicas o empresas públicas, ni se cortan drásticamente las subvenciones, ni se reconfigura el peso de la clase política o del funcionariado).

Tras unas decenas de años de extraordinario desarrollo económico español, me preocupan las consecuencias que a medio plazo generarán semejantes medidas en nuestra nación. ¿Estamos desarrollando un sistema parecido al que desarrollamos en América hace cientos de años? ¿Trabajaremos los contribuyentes con la menor libertad que supone emplear cinco meses al año para pagar los gastos corrientes decididos por la clase política? La parte que sea más fuerte en este pulso (clase política vs. sociedad civil) decidirá probablemente si la nación española puede o no acabar como un estado fallido.

Comenté hace tiempo cómo Confucio instruía a sus discípulos sobre la política impositiva ideal, comentándoles que los ladrones de Indochina, al asaltar las caravanas, no robaban toda la mercancía, sino que dejaban una tercera parte, con el ánimo de que el comerciante llegara a su destino, se recuperara, y así podía volver a transitar la ruta de forma que el ladrón pudiera volver a robar.

Confucio planteaba que ante abusivas incautaciones de mercancías sólo cabía organizarse para limpiar Indochina de ladrones.

Feliz verano a todos.

domingo, 15 de julio de 2012

REFORMA DE AYUNTAMIENTOS Y DIPUTACIONES

(Manuel Clavero Arévalo en el Diario de Cádiz, el domingo 15 de julio de 2012)
 
EL Gobierno tiene el proyecto de modificar la legislación de Administración Local. En España hay 8.112 municipios, 50 provincias, 42 comarcas, 1.023 mancomunidades municipales, cuatro áreas metropolitanas y 3.725 entidades de ámbito territorial inferior al municipio (caseríos, anteiglesias, aldeas, pedanías etc). Además existen infinidad de organismos autónomos y sociedades, sobre todo dependientes de los ayuntamientos.

El informe que tiene el Gobierno propone suprimir casi todas las mancomunidades municipales, reducir el número de concejales, que son 68.286, y regular el sueldo de alcaldes y concejales, entre otras medidas.

El tema central de la reforma radica en la relaciones de las diputaciones provinciales respecto a los municipios de menos de 20.000 habitantes. La división provincial vigente data del 30 de noviembre de 1833, cuando el granadino Javier de Burgos era ministro de Fomento. Más adelante sobre dichos territorios se crearon las actuales diputaciones provinciales.

Al respecto conviene recordar el importante número de diputados provinciales que se extinguirían si desaparecieran las diputaciones. Según el artículo 204 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio del Régimen Electoral General, el número de diputados provinciales en cada diputación se determina según el número de residentes en cada provincia, de acuerdo con el siguiente cuadro:

Hasta 500.000 residentes, 25 diputados.

De 500.000 a 1.000.000, 27.

De 1.000.000 a 35.000.00, 31.

De 3.500.001 en adelante, 51.

Se comprende que el número de diputados provinciales que se suprimiría sería muy elevado, sin que la operación exigiera supresión de funcionarios ni de personal laboral fijo.

Cuando se constituyeron las comunidades autónomas, algunos intentaron que las diputaciones provinciales fueran la Administración periférica de ellas en cada provincia y así lo estableció el artículo 4 del primer Estatuto de Autonomía de Andalucía, aprobado por Ley Orgánica 6/1981, de 30 de diciembre. El precepto no llegó a aplicarse porque la Administración periférica provincial de la Junta de Andalucía era mayor que los servicios de las diputaciones provinciales y además porque en las diputaciones provinciales podía gobernar un partido político distinto del que gobernara en la Junta de Andalucía, lo que podría generar problemas. El actual Estatuto de Autonomía de Andalucía suprimió dicho artículo. En Cataluña, la Generalitat suprimió las diputaciones provinciales pero, recurrida la ley catalana ante el Tribunal Constitucional, éste declaró nula la ley porque las diputaciones están reguladas en la Constitución.

Como digo, la creación de las comunidades autónomas afectó a las diputaciones porque alguna de aquellas eran uniprovinciales y las diputaciones pasaron a integrarse en las comunidades autónomas. Es el caso de Madrid, Murcia, Baleares, Navarra, Rioja, Cantabria y Asturias. En las demás comunidades autónomas persistieron las Diputaciones provinciales.

En España existe una fuerte tendencia, no unánime, favorable a la extinción de las diputaciones porque las comunidades autónomas, sin elevado coste, podrían realizar sus funciones en cada provincia. Pasarían a las comunidades autónomas las competencias provinciales, los funcionarios y el personal laboral fijo, los edificios, los expedientes y el material de oficina. Se suprimirían los diputados provinciales que son cargos políticos muy numerosos. El diario El Mundo afirmó que la supresión de las diputaciones provinciales supondría un ahorro de 20.000.000 euros. La supresión de las diputaciones, además de la resistencia de quienes las defienden, requeriría una reforma de la Constitución.

Si pasamos a los municipios, tenemos que en España existen 8.112, muchos con graves problemas económicos y alguno con dificultad para pagar las nóminas mensuales. Al parecer, el informe que tiene el Gobierno determina que el mayor número de las competencias municipales de los ayuntamientos que tengan menos de 20.000 habitantes, unos 7.700 de los 8.112 existentes, pasarían a ser gestionadas por las diputaciones provinciales. Como se ve, un fortalecimiento de las diputaciones, a costa de algunos de los municipios de menos de 20.000 habitantes, lo que enfrenta abiertamente a los que defienden la supresión de las diputaciones, entre los que me encuentro.

El nuevo modelo puede encontrar dificultades, ya que el artículo 140 de la Constitución consagra y garantiza la autonomía municipal y, aunque no enumera las competencias municipales, éstas vienen establecidas en el artículo 25 de la Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local y en algunas leyes autonómicas. Por otra parte, no hay que olvidar la Carta Europea de la Autonomía Local de 15 de octubre de 1985.

Con independencia de ello cabe preguntar si los ayuntamientos transfieren o delegan su competencia a las diputaciones y si las cesiones son voluntarias y revocables. También será interesante conocer la situación del personal de los ayuntamientos que desarrollan las competencias delegadas en las diputaciones. En definitiva, una solución inédita, que en mi opinión no es mejor que la supresión de diputaciones, sin perjuicio de que se dicte una ley a favor de los municipios en materia financiera.

viernes, 13 de julio de 2012

LOS HOMBRES DE BLANCO

(Manuel F. Sánchez Blanco, publicado en el Diario de Cádiz el viernes 13 de Julio de 2012)
 
EL Eurogrupo anuncia medidas para los bancos españoles rescatados que figurarán en el memorando a punto de firmarse: reestructuración del sector (cierre de oficinas, ajuste del personal, segregación del negocio inmobiliario -el llamado banco malo-, etc.) y supervisión bancaria, es decir, control del negocio de la banca. Es el inicio, por fin, de un supervisor europeo con plenos poderes sobre los bancos centrales nacionales. Porque no sólo los bancos españoles están en dificultades, también lo estarían los bancos franceses e italianos si se sometieran a las pruebas de resistencia que ha soportado la banca española.

A ese BCE de verdad debemos añadirle el Tribunal de Justicia Europeo con la obligación de control de todos los presupuestos de los estados de la Unión, y otros organismos similares de los que hablaba la canciller Angela Merkel hace unos meses en una entrevista a seis medios europeos (les recomiendo su lectura, pues allí se encuentra perfectamente marcada la hoja de ruta de lo que será la Europa federal).

Porque aquí, de verdad, lo que se está discutiendo por encima de resolver los problemas acuciantes de determinados estados, es si queremos esa Europa federal o seguir con el paripé que tenemos actualmente (una moneda única y poco más, y no para todos). La clave la sigue teniendo Francia, tan recelosa de ceder un ápice de soberanía nacional en pos de ese ilusionante proyecto (al menos hasta la llegada de Hollande), porque la locomotora alemana tiene muy clara su postura al respecto.

Yo, qué quieren que les diga, estoy deseando ver en mi país a los hombres de negro, que es lo que tendríamos con una Europa de verdad, y les explicaré por qué.

La corrupción, el ventajismo, la picaresca, el engaño, el triunfo de los mediocres, la falta de honradez… están instalados en nuestra sociedad actual a todos los niveles. Los últimos acontecimientos en la más alta magistratura de nuestro sistema judicial, los infinitos casos de corrupción política destapados y por destapar, la constante oposición de los sindicatos y asociaciones empresariales a cambiar su estado actual (¿alguien puede explicarme por qué debemos los ciudadanos mantener estas organizaciones con nuestro dinero?), el mantenimiento de estructuras administrativa duplicadas y hasta triplicadas, bancos que engañan a sus clientes, y, para no cansarles, la desidia y la falta de compromiso de todos nosotros con nuestro propio país y su estructura organizativa. Sí, todos necesitamos un rescate, necesitamos una evaluación externa permanente para saber lo que somos y poner las bases de lo que queremos ser.

La educación en España es un desastre mayúsculo; por ejemplo, nuestras universidades son demasiadas y casi todas mediocres, la secundaria un desastre… Hay que poner orden aquí con un criterio muy sencillo pero muy eficaz: "Si vales te quedas; si no, te vas", válido para estudiantes y profesores. Verán: ¿qué tal si los exámenes los ponen los hombres de negro? "Usted no pasa de curso si no se sabe la materia y usted queda despedido por no saber enseñarla". Apliquemos el mismo rasero a la sanidad pública, al funcionariado, a las empresas, a los profesionales, en fin, a toda la sociedad, en pos de que los mejores gobiernen la nave por su excelencia, preparación y ganas.

Ayuntamientos, diputaciones, autonomías, Administración central serían codirigidas por "los hombres de negro" apartando a los corruptos, ineptos, chupatintas e incapaces y afianzando en sus puestos a los honestos, preparados y comprometidos por el bien común.

¿A que es un bonito sueño? Siento vergüenza ajena cuando unos bárbaros destrozan unos monumentos aprovechando unas legítimas celebraciones. La auténtica enseñanza de nuestra selección de fútbol, ya que estamos, permanece oculta: preparación, colaboración, esfuerzo, generosidad, juego limpio, saber ganar, no humillar al contrario (¡ese pasillo de nuestros jugadores a los abatidos italianos! O ese grito de Íker al árbitro -"Páralo ya, respeto al adversario"- me llenan de orgullo y es entonces cuando me alegro de que ganar les posibilite a ellos estos gestos de caballerosidad y hombría de bien.

Los hombres de negro de repente se han convertido en hombres de blanco, que nos traen, aunque sea en sueños, la posibilidad de lograr cambios justos y ordenados, lógicos y sensatos para un país como el nuestro anclado en el pasado y reacio a cualquier movimiento. ¡Bienvenidos sean!

lunes, 2 de julio de 2012

IMPUNES

(Rafael Padilla en Diario de Cádiz el domingo 1 de Julio de 2012)

LO decía no hace mucho Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa y de Ibercaja y hombre de fugaz y frustrante experiencia política: "La rendición de cuentas es necesaria porque en una sociedad sin controles ni cortapisas los partidos toman las instituciones, los medios de comunicación, la justicia, y así llegamos a la impunidad, que es la mayor injusticia, y que consiste en que todo se tapa". Con su conocida mesura, Pizarro pone el dedo en la llaga de una España que se desmorona, carcomida por miles de termitas que se saben siempre a salvo, afanadas sobre todo en cómo mantener la mamandurria mientras la teta de una vaca ya agonizante secreta su penúltima gota.

La magnitud del despilfarro es tan enorme y su origen tan obvio que el españolito no puede llegar a comprender por qué casi todos sus desvergonzados responsables continúan cómodamente en sus puestos, con el botín a buen recaudo y al abrigo de imputaciones y reproches. Aquí nadie va a la cárcel, el siguiente -da igual si el color coincide o no- hace lo posible y hasta lo imposible para que el círculo mafioso no se rompa, para que, hoy por ti y mañana por mí, no se desvanezcan los ominosos privilegios de una clase política que defiende sus comunes y mezquinos intereses con mucho más empeño y talento que cualesquiera otros.

Ése es, además, nuestro mayor lastre. La gran reforma que Europa espera de nosotros es la del rigor y la de la seriedad. Lo que no cabe perpetuar es un Estado elefantiásico y pródigo, gestionado por una horda de ineptos e inútiles que jamás se cansan de trincar de la bolsa común. Hemos asistido a tropelías inasumibles, se han malbaratado millones sin cuento, se han acometido estupideces de récord y no ha pasado casi nada. Ante los jueces, sólo han comparecido cuatro desgraciados, antes por haber perdido el favor de la manada que por la gravedad de sus conductas.

No es de recibo el desenlace exculpador de la fiesta de las cajas. Tampoco, que los poderes autonómicos que nombraron en ellas virreyes obedientes anden aún campando por sus respetos. Es de traca que mientras que el ciudadano se calcina, los pirómanos, causantes indubitados de este infierno, prosigan en sus ignífugos y refrescantes despachos.

Alguien tendría que poner fin a esta historia lamentable de pícaros, listos y estafadores. Alguien debería de tener la voluntad y el valor necesarios para intentar regenerar la vida política y económica de un país que está siendo destrozado por sus propias y presuntas élites. Se nos acaba el tiempo. Es el sistema el que se viene abajo por el peso infame de su misma corrupción. Basta de impunidad y de lealtades incalificables: que operen las leyes y que operen pronto. Porque si no, desencantado del invento y desesperado, será el pueblo, lento pero temible cuando despierta, el que termine cobrando a su feroz manera tantos y tan injustificables débitos.