Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

viernes, 8 de abril de 2011

Momento político y económico de un gobierno averiado

Por Antonio Casado
Publicado en El Confidencial (08/04/2011)
Desmentirse a sí mismo ha sido una práctica habitual de este Gobierno, sobre todo en relación con la crisis económica. La última entrega consiste en revisar a la baja la previsión de crecimiento y al alza la del paro. El que no se consuela es porque no quiere. Ayer mismo la vicepresidenta, Elena Salgado, presumía por enésima vez de que España superará el síndrome del rescate portugués y de que en ningún caso alcanzaremos la cifra de los cinco millones de parados. Por el mismo precio podía haber descartado una nueva guerra civil o la posibilidad de que nos invada Andorra.


Lo cierto es que seguimos sin ver el final del túnel, que el riesgo de rescate no desaparecerá mientras las tasas de crecimiento sigan bajas y las de paro altas, y mientras los mensajes que nos envía el Gobierno siguen llegando lastrados por esa terrible admonición escrita por Enrique Curiel unos días antes de morir: “Zapatero tiene una herida central por la que pierde sangre a chorros, que es la falta de credibilidad ante los españoles. Y recuperarla no es tarea sencilla”.


Ahora la vicepresidenta Salgado espera que celebremos su última previsión: el empleo mejorará a partir de este mes de abril, animado por una buena temporada turística, y ya empezará a recuperarse sin marcha atrás en el segundo y tercer trimestre. Sin embargo, los analistas menos sospechosos de complicidad con la derecha furiosa -la que se exalta con la larga y penosa agonía política de Zapatero-, apenas cuentan con una tregua en verano que será inevitablemente aplastada por esa subida de los tipos de interés decretada ayer en la UE, letal en la esperanza de recuperación de la economía nacional.



Muy mal telón de fondo, como se ve, para la operación sucesoria desencadenada en el PSOE con el descuelgue de Zapatero como aspirante a la Moncloa por tercera vez. Descuelgue de aquella manera, pues, tal y como se han planteado las cosas vamos camino de unas primarias tuteladas por el propio Zapatero, a ser posible con candidato único (convocatoria sin celebración). Y si hay varios candidatos, el aún secretario general y presidente del Gobierno aplicará la doctrina Blanco: neutralidad no equivale a indiferencia. Claro. No me imagino a Zapatero silbando melodías cuando, ya metidos en faena de primarias en toda regla, le pregunten por su favorito/a.


Pero el minuto y resultado de este partido, que no ha hecho más que empezar, es el debate interno sobre la fecha del 38 congreso federal del PSOE, que debe elegir a un nuevo secretario general. ¿Antes o después de las elecciones generales de marzo de 2012? De momento, es dominante la hipótesis de la dirección oficial: depende de cómo le vaya al partido en las elecciones territoriales del próximo 22 de mayo.

La fecha del congreso es relevante en el desenlace del partido. Si se celebra antes de las generales (verano de 2011), se elegiría primero al secretario general, que se convertiría con toda seguridad en el candidato a la Moncloa. Se eliminan los riesgos de la bicefalia y se alumbra a un presunto perdedor frente a Rajoy. Si hay primarias dentro de un par de meses y el congreso se celebra después de las generales (verano de 2012), habría bicefalia durante un tiempo, pero sería pactada entre el candidato del presente y el del futuro (pongan ustedes el femenino donde quieran), de forma que el probable perdedor en las elecciones generales dejaría el campo libre para el candidato generacionalmente mejor colocado para liderar la travesía del desierto que le espera al PSOE.

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