Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

sábado, 30 de noviembre de 2013

DESMONTANDO A SUSANA

Rafael Sánchez Saus en el Diario de Cádiz el jueves 28 de Noviembre de 2013


EL llamado "efecto Susana" es la sensación política del momento. Por tanto, como la política lo acapara todo en España desde hace cuarenta años, se ha hecho imposible abrir un periódico, oír un noticiario o zapear un rato sin toparnos con la presidenta de la Junta, su melena, su camiseta, su voz y su ancha sonrisa de andaluza a la que todo le sale bien. Agua de mayo para un PSOE en horas no oscuras, saturnales, y también para la legión de comentaristas que han encontrado oficio y beneficio en hacer de observadores de las cosas de la vida -reducida, como digo, a política- y contarlo.

Algunos profundizan: Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia, tras el ciclón triunfalista y susanista desencadenado en Granada el pasado fin de semana, durante una tertulia radiofónica en la que no había más tema que ella, lo que dijo y lo que no es capaz de decir y nunca le oiremos, afirmaba: "Una cosa me llama la atención: el tono de voz y la acentuación tienen un efecto. Y lo que me pregunto es cuál es la fuente de ese efecto. Y creo que tiene que ver con el habla andaluza". Bien visto. Desde otro ángulo, el de los más directamente interesados en saber qué está pasando con Susana Díaz, Rubalcaba, que se debe levantar todas las mañanas preguntándole al espejo qué tiene ella que no tenga él, como si no estuviera a la vista, también ha lanzado su hipótesis: lo ha llamado "poderío", sabiendo el muy malvado que al conjuro de esa palabra, aplicado a una señora, todo español mayor de treinta años piensa en Rocío Jurado. Así pues, ya tenemos a dos sabios varones, catalán uno y montañés el segundo, que sólo pueden explicarse en clave de tópico andaluz un fenómeno que les ha roto los esquemas. Para ellos, el irresistible "efecto Susana", la unanimidad que despierta en la deprimida grey socialista, responde a los mismos resortes que el que desencadenaría entre sus paisanos una tonadillera dando el pregón de las fiestas de su pueblo.

Ha tenido que ser un andaluz, inmune por ello a la sugestión del tono y del acento, tal vez insensible por empacho al poderío del sentimiento hembra y la pasión postiza, Ignacio Camacho, quien, cual nuevo Séneca, pusiera el dedo en la verdadera llaga del efecto Susana: "Sigo haciéndome una pregunta: ¿alguien me puede decir qué ha hecho o dicho Susana Díaz para merecer tanto entusiasmo?". El misterio continúa.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

PROVOCACIÓN E HIPOCRESÍA

Rafael Sánchez Saus, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 14 de Noviembre de 2013

 
LA provocación es arma de débiles, en la guerra, en los debates y en la vida. El fuerte en sus razones no recurre a ella porque, desde el momento en que lo hiciera, prescindiría de todo su arsenal, poco importaría ya su bien labrada posición: toda la suerte se juega desde ese momento en el polémico y siempre dudoso terreno en el que la provocación actúa.

Si yo digo "vota y sométete a la mayoría" con intención de desacreditar a la democracia, me arriesgo a sufrir un severo revolcón dialéctico por parte de los que sostienen con razones que ese régimen es, a la postre, el único que respeta a las minorías. Si dijera "trabaja y sométete a tu jefe" con el sano propósito de discutir las relaciones de dominio, no faltará quien me haga ver que el que percibe un salario de otra persona puede haber contraído ciertas obligaciones con ella. En ambos casos el intento de provocación aporta poco al debate, sus posibilidades se agotan en el mínimo nivel propio de la pintada callejera.

Se ha publicado un libro por una muy estimable editorial católica con el provocativo título de Cásate y sé sumisa, mera sinopsis de una enjundiosa reflexión paulina sobre el matrimonio y traducción literal del original italiano de Costanza Mariano. Y la primera consecuencia de la tonta provocación ha sido oscurecer todo el mensaje positivo sobre el matrimonio cristiano de un buen libro, cuya autora ha sido incluso recibida por el Papa. ¿Tiene eso algún sentido más allá de lo puramente comercial?

Pero si la provocación es arma propia de débiles, caer en ellas delata el talante de los prepotentes. La escandalera sobre el título de esa obra se ha convertido de inmediato en una prueba más de la hipocresía de los guardianes de lo políticamente correcto, alguno de los cuales ha pedido, a lo bruto, su retirada de la venta. Cuando los derechos de miles de mujeres son pisoteados cada día en forma de despidos y postergaciones laborales por el simple hecho de quedarse embarazadas y no someter sus vidas a los intereses abusivos de jefes y empresas, rasgarse las vestiduras por la irónica y tal vez desafortunada portada de un libro sobre el matrimonio es peor que una provocación: una muestra de la dictadura, ya nada sutil, sobre expresiones y conciencias que los dueños de leyes y modelos sociales se aprestan a imponer. Y eso sí que debería parecernos verdaderamente grave.