Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LAS PEQUEÑECES DE CADA DÍA

Manuel de la Hera Pacheco, miércoles 25 de septiembre de 2013
 
 En general somos gente que nos gusta la notoriedad, brillar por la excelencia de nuestra ciencia o por saber pasar el balón en el momento adecuado para que nuestro compañero de equipo marque un gol que se estaba necesitando como el agua de Mayo; siempre se citará y recordará que ese pase fue algo genial. No cabe duda que supuso la base del triunfo una cosa tan pequeña como darle con el pie al balón para que se luciera fulanito. Pues hay que reconocer que sin ese pase - algo en sí tan pequeño - se habría perdido el partido. ¿Cuántas veces, a lo largo de uno y otro día, hace cada cual algo pequeño que, sin embargo, sea útil para los demás, aunque sólo sea para una persona a la que ni siquiera se la conoce? La vida, básicamente, es eso: un sin fin de pequeñeces que hay que atenderlas con verdadero cariño.
 
    Pero hay que estar atentos - muy atentos - a lo que necesitan los demás. Cualquier persona, aunque no la conozcamos, es digna de nuestra atención y no para ridiculizarla sino para servirla. ¿Quién no necesita, en algún momento, una mirada de comprensión, de estímulo o, simplemente, de cariño, de ese cariño espontáneo que tantas veces surge en el alma para mostrar buena disposición hacia los demás? Toda persona necesita, en algún momento, esa pequeñez que es producto del alma bien dispuesta y esa alma debe ser la tuya; precisamente la tuya que está deseando ser generosa porque sabe de las muchas dificultades que la gente pasa en su vida. Lo sabes por experiencia personal, porque en algunas ocasiones te has encontrado sólo y preocupado, sin nadie a tu alrededor que pudiera ofrecerte un gesto de afecto.
 
    A veces nos dedicamos, con gran empeño a tratar de conseguir objetivos personales o sociales. Es el caso del Investigador que se pasa muchas horas al día enfrascado en su trabajo y ensayando, una y otra vez, una y otra pruebas. Y es el caso, también, de quienes están al frente de Organismos en los que se trata del bienestar material de la Sociedad. Unos y otros viven en una especie de compartimentos estancos en los que se hace una labor importante pero que, generalmente, les aleja de la realidad del trato humano y no tienen la oportunidad de ofrecer alguna que otra pequeñez del amor del alma, de la suya, que debe estar siempre dispuesta a actuar y hacer feliz a una persona porque ha visto la realidad del ser humano y se ha unido a ella con amor; con apertura de su alma hacia el bien, aunque sea una pequeñez. 
 
    Nosotros, los seres humanos, sufrimos el cerco del egoísmo, bien sea porque no nos preocupamos de las pequeñeces de la vida - la de unos y otros - o porque nos aprovechamos de las de los demás. Es duro e hiriente el cinturón del egoísmo; nos aleja de la calidad de persona corriente y bien intencionada, de esa que entiende que la vida es una gran oportunidad - única - para sentir en toda su plenitud la gran fuerza del amor por las cosas pequeñas, porque es en éstas donde se condensa la verdad de la vida. La tenemos al alcance de la generosidad de nuestra alma que, además, es inagotable y que hace que la vida de cada persona sea una completa realidad de amor; de amor del alma, limpio de toda impureza o cualquier satisfacción que aleje de la pureza de intención y de la entrega sin reclamo alguno.
 
    Todos estamos llamados a ser útiles en la vida y es cierto que a unos se les pide más que a otros porque pueden y deben dar más de sí: pero nadie está exento de cuidar los pequeños detalles de su vida y la generosidad con la que se los ofrece. El amor del alma es quien mueve esa generosidad. ese dar a los demás incluso de lo que nos hace falta; pero que nunca falte el amor en ese sinfín de pequeñeces de cada día, en cada uno de esos pases de gol que otro llevará hasta el fondo de la red.

viernes, 20 de septiembre de 2013

BUENAS AGUAS

Alfonso Ussía

 

La Reina ha entregado en Cádiz la bandera de combate al nuevo «buque insignia» de la Armada española, el «Juan Carlos I». Cádiz con su enclave de San Fernando, el Ferrol y Cartagena forman el triángulo anímico de nuestros marinos de guerra. Buenas aguas. A pocas millas del Ferrol se alza la Escuela Naval Militar de Marín. En un principio se pensó en Barcelona para el acto de entrega de la bandera de combate a este fabuloso buque de nuestra Armada, que sustituye al «Príncipe de Asturias», prematuramente dado de baja por problemas económicos. Ya se sabe. Aquí roban casi todos menos los militares, y aquí se rebajan los presupuestos de Defensa para no suprimir asesores, subvenciones chorras, gastos ingentes en mamarrachadas y demás delicias de nuestras diferentes administraciones. El alcalde de Barcelona, el señor «Tgjías» - se escribe "Trías" - no consideró conveniente contaminar su puerto con el «Juan Carlos I» y menos aún que la Reina amadrinara al nuevo portaaviones de la Armada y que los uniformes militares dignaran con su numerosa presencia el solemne acto de la entrega. No deseaba oír el tradicional saludo a la bandera de nuestros marinos: «Dotación ¡Viva España!».

 

El alcalde «Tgjías» no es excesivamente consecuente. En junio lo vi en el Palacio Real, en su capilla, muy ceremonioso y hasta cortesanuelo, asistiendo en lugar preferente a la Misa en memoria de Don Juan De Borbón. Lógico que la Casa del Rey invite al alcalde de Barcelona a un acto en el que se conmemora el centenario del nacimiento del penúltimo Conde de Barcelona que fue, además, un gran enamorado de Cataluña. El último y actual Conde de Barcelona, como es obvio, es el Rey, porque se trata de un título soberano de la Corona de España, un detalle que quizás ignora el alcalde «Tgjías». Podría haberse excusado, pero fue con Godó, que también pisó las reales alfombras a pesar de haber entregado al nacionalismo separatista su Grandeza de España concedida por el Rey en memoria de sus mayores, porque este Godó, méritos, lo que se dice méritos, acumula pocos.

 

Mejor en Cádiz. Buenas aguas las gaditanas, las de la bahía, las inmediatas a Rota, que será la base del «Juan Carlos I». Aguas cultas y atlánticas, océanas e históricas, con ese horizonte en el que se intenta adivinar el dibujo de las costas antillanas. Lo escribió Antonio Burgos en sus «Habaneras».

 

«La Habana es Cádiz con más negritos.

Cádiz, La Habana con más salero».

 

Lo cierto es que hay que agradecer al alcalde «Tgjías» su amable negativa. Pocos días después de la suciedad independentista que apoyó sin límites, quizá no era conveniente recibir en Barcelona a tanta nobleza y honestidad reunidas en un mismo acto. Además, que también Cádiz es Cataluña, porque de ahí partieron como embarcados en las flotas españolas miles de marineros catalanes en busca de futuros y aventuras. Como Cádiz es vasca, y gallega, y canaria, y valenciana, y montañesa con sus jándalos ultramarinos, y extremeña, que de esa tierra valiente de dehesas y sierras surgieron los grandes marinos que no habían visto jamás la mar. Buenas aguas las de Cádiz, que además bañan un talento popular e insuperable de siglos, aguas de la Atlántida, con su tenaza abierta desde el Puerto de Santa María, Puerto Real y Sanlúcar de Barrameda. Un buque de la Armada como el «Juan Carlos I» no se merecía ese desplante grosero de «Tgjías». En Cádiz se sintió muy a gusto. Dotación: ¡Viva España!

 

jueves, 19 de septiembre de 2013

LA HISTORIA MÁS TRISTE

Rafael Sánchez Saus, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 19 de Septiembre de 2013
   
OIGO en la radio a Josep Piqué, ejemplo caudal de ejecutivo siempre a la sombra del poder, de político sin otro afán que la gestión de intereses, que los catalanes deberían saber que España es un buen negocio. Desde hace años todo lo que nos viene de Cataluña es tan deprimente que incluso un discurso como ese puede parecer guiado por la buena intención, al menos por la excelente intención de seguir haciendo negocios.

Evidentemente Josep Piqué no es un niño independentista y feliz, de esos de los que TV3 usa y abusa sin delito, ni siquiera es un jovenzano crecido bajo la estelada, privado por decreto del aprecio y conocimiento de la historia y la lengua común de los españoles, educado en el desprecio de lo ajeno y en la autosuficiencia ignara. Es un señor maduro, criado con otros referentes en los ominosos tiempos en que España era la patria por antonomasia, ministro del Reino y no sé cuantas cosas más que se suponen importantes en este atribulado país, pero todo lo que se le ocurre decir a sus paisanos en trance de dejarnos en paz de una puñetera vez es que no se precipiten, que esto sigue siendo un buen negocio. Si eso, traducido a la hermosa lengua catalana, significa que todavía somos ordeñables o que fuera hace frío, quede para los oídos que pueden oír esas razones sin que la náusea llegue. Ahí corté.

Debo ser un bicho raro, rarísimo, pero no deja de asombrarme que ante la terrible, aunque deseable en estas circunstancias, hipótesis de la independencia catalana y consiguiente liberación de España, apenas se esgriman, desde el lado de acá, otros argumentos que los económicos. Tras casi novecientos años ininterrumpidos de vida catalana junto a otros territorios españoles, los grandes motivos que, según nuestros políticos y sus mariachis mediáticos, deberían convertir su desafecto en burguesa conformidad no son más que el previsible descenso temporal de su PIB y la no menos temporal salida de la UE. En la calle, por su parte, el noble pueblo español muestra su perplejidad: ¿qué hará el Barça en una liga sólo catalana, qué el Madrid sin el Barça? "De todas las historias de la Historia/ la más triste sin duda es la de España/ porque termina mal", escribió proféticamente el barcelonés Jaime Gil de Biedma. Para él, como para muchos catalanes hoy, el mayor problema de España es que era pobre. Qué le vamos a hacer.

jueves, 12 de septiembre de 2013

EL BATACAZO

Rafael Sánchez Saus, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 12 de Septiembre de 2013

 
 
CLAUSEWITZ, a quien hoy se estudia no sólo en las academias militares, también en las escuelas de negocios, escribió aquello tan repetido de que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Puesto que hoy el deporte es, a su vez y en las naciones más o menos civilizadas, la continuación de la guerra por otros medios, a nadie puede extrañarle el maridaje entre política y deporte a todos los niveles. Política y deporte han ido de la mano en dictaduras y democracias, en imperios hegemónicos, naciones emergentes y estados fracasados. Por eso, hoy, cuando los separatistas catalanes han vuelto a abofetear impunemente a España ante los ojos del mundo, a dos días de que toda la plana mayor del socialismo andaluz haya sido puesta ante la justicia por el escándalo de corrupción más grave y repugnante desde el expolio de las desamortizaciones decimonónicas, un servidor propone que hablemos de deporte para así entender lo que pasa en la política nacional.

El desastre de la candidatura de Madrid 2020 en Buenos Aires, para sorpresa de todos, digan ahora lo que digan los enterados de siempre, nos pone cruelmente ante los ojos la percepción foránea de eso que han dado en llamar la marca España. Si los informes técnicos previos habían dado a Madrid la mejor calificación, debemos concluir que los señorones del COI, que serán corruptos pero no tontos, han apreciado en nosotros otro género de debilidades, más temibles y probables antes del 2020 que un terremoto con efectos nucleares en Japón o un levantamiento popular en Turquía. Esas flaquezas tienen que ver no sólo con las incertidumbres económicas, siendo éstas graves, sino con las que genera, día tras día, la irresponsabilidad de una clase política que se ha empeñado en hacer inviable y conducir al pudridero a una nación a la que hace sólo unas pocas décadas podía describirse como confiada en sus líderes, esperanzada con su futuro y solidaria entre sus tierras y gentes.

El penúltimo vergonzoso y triste espectáculo ofrecido en Gibraltar, con buena parte de los políticos y de la población española vecina haciendo el juego al impresentable Picardo, lo de ayer en Cataluña, lo de todos los días a cuenta de Bárcenas, Griñán, Rajoy, Rubalcaba, la Corona, la partitocracia, los sindicatos, etc…, esto es lo que se han quitado de encima en el COI. De poder, ¿no haría usted lo mismo?

jueves, 5 de septiembre de 2013

SUSANA I

  Rafael  Sánchez Saus, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 05 de septiembre de 2013

 
 
LO que está pasando entre ayer y hoy en el tan acertadamente llamado Hospital de las Cinco Llagas refuerza el carácter puramente regimentario al que hace tiempo derivó la autonomía andaluza. La coronación de Susana Díaz como presidenta de la Junta en cumplimiento de las previsiones sucesorias responde a una lógica política degradada que ha convertido a los aparatos partitocráticos, sin pudor ni temor, en los únicos órganos decisorios de esta democracia que ya sólo lo parece porque se mantienen vivos reglamentos y formalidades que no comprometen demasiado.

Resulta paradójico que muchos que dicen repudiar la monarquía por no estar sometida la sucesión dinástica a más plebiscito que el de la Historia y sus caprichos, aplaudan sin rebozo esta representación de la Farsa y licencia de la reina castiza con la que el PSOE obsequia y humilla a Andalucía.
 
Un ya de por sí fracasado apparátchik en situación política terminal se permite el lujo de designar nada menos que como presidenta de Andalucía, sin escándalo, a alguien cuya ausencia de cualquier mérito objetivo y exhibible le convierte a él, comparativamente, en prócer ilustre al que pronto incluso echaremos de menos. Y como no hay político que ose promover a nadie que lo mejore en algo, no sea que se note, podemos imaginar la corte que rodeara a Susana I. Es la hora de las oligarquías de barriada por pura desafección de toda aristocracia.

Lo único esperanzador, para cualquiera que conozca un poco el alma andaluza, es el estrepitoso silencio, la aplastante indiferencia del pueblo ante la burla socialista y ante las alharacas del PP afectando indignación. Otros pueblos, resultado de otras historias y otras éticas, pitarían el espectáculo, abuchearían a sus protagonistas, tal vez invadirían el ruedo.
 
¿Para qué, se pregunta el andaluz? En el fondo lo deseable es esta desvergüenza que nos reafirma en nuestro fatalismo, en esa desconfianza sin límites hacia todos los que mandan, sean quienes sean. Ese silencio, esa indiferencia gritan que, a pesar de las ilusiones rotas, de la mediocridad sin fisuras, la vida de todos sigue su curso apenas alterable, que los griñanes y susanas son pura anécdota, verduras de las eras, como todo lo que venga después y siempre. Como te ves, me vi; como me ves, te verás. Así rezaba un extendido epitafio de otra época, buen resumen de esta coronación y de todas.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

SEMILLAS DE ODIO

Carlos Colón, publicado en el Diario de Cádiz el lunes 19 de Agosto de 2013
 
 
ESCRIBÍA ayer la compañera Patricia Godino que, si cuando se realizó el primer registro oficial de la inmigración irregular en la costa del Estrecho de Gibraltar se rescataron 49 personas, en 2003 -el pico más alto- fueron 2.603 y en lo que llevamos de 2013 son ya 1.871. También ayer se supo que la llegada de 800 inmigrantes en pocas horas ponía a Italia en alerta.
 
El diario La Repubblica recogía la protesta desesperada del alcalde de Pozzallo, una de las poblaciones afectadas: "Hospitalarios, acogedores y disponibles, sí; pero no idiotas. Estamos totalmente olvidados por la autoridad. Este Ayuntamiento tiene una deuda de más de 650.000 euros y no obstante continuamos adelantando fondos para comida y ropa".
 
En el mismo diario una parlamentaria italiana manifestaba: "Ha llegado la hora de reflexionar seriamente sobre la inmigración. La sola represión tiene un coste social demasiado elevado si se ejerce sobre quienes huyen de la desesperación. Enviamos este mensaje a Europa: la vía a seguirse no es la del rechazo. El rechazo siembra odio y el odio es el germen de la violencia. No se puede considerar a la mayor parte de la pobre gente que desembarca en nuestras costas simples clandestinos y por ello delincuentes".

Lo terrible es que ambos tienen razón. Es comprensible la desesperación del alcalde que ha de afrontar en solitario una situación para la que carece de recursos. Y son compartibles los argumentos de la política contra la exclusión que convierte a las víctimas de la desesperación en delincuentes.
 
Lo terrible es que, de no tomarse medidas, este gigantesco sufrimiento puede generar dos clases de odio igualmente peligrosos. El de los ciudadanos, sobre todo los más desfavorecidos, que ven hundirse aún más en la marginalidad los modestos barrios en los que los inmigrantes no repatriados necesariamente acaban viviendo. Y el odio de los inmigrantes que se ven rechazados o el de los que son explotados y han de vivir en penosas condiciones si logran quedarse.

El primer odio alimenta la xenofobia y el racismo, explotado por los crecientes partidos de extrema derecha. El segundo alimenta la violencia y la delincuencia a las que se ven abocados quienes sobreviven en penosas condiciones entre nosotros (entre los más desfavorecidos de nosotros, además, insisto) y el creciente fundamentalismo, explotado por los también crecientes movimientos islamistas radicales. Continuará.