OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS
Federico Quevedo: "El PP tiene información sensible sobre Artur Mas para trastocar sus planes secesionistas"
Para Bustos, la nueva izquierda "se figura que ha llegado al poder en 1975 y que tiene que desandar el calendario hasta 1931"
El Fumador, 28 de julio de 2015 a las 07:03
Sostres explica el retroceso de Podemos porque "la gente vuelve a tener dinero"
Echaba de menos las columnas de Salvador Sostres en favor del Gobierno y contra la chusma de los melenudos, como los editoriales del Arriba y de La Vanguardia entonces Española. Este 28 de julio de 2015 el escritor catalán vuelve a escribir un texto que de haber aparecido en El Mundo habría provocado espumarajos de rabia en Lucía Méndez, Carmen Rigalt y Pedro Simón.
Veo el título, 'Lo peor ha sido la gente', y dejo el ABC unos segundos para encender el primer cigarrillo y disfrutar de la lectura.
El PP ha aprendido la lección, se ha puesto al día, la transparencia ha llegado a sus estructuras y se ha demostrado capaz de hacer frente a las situaciones más dramáticas, tal como en su día lo hizo, brillantemente, Felipe González, el presidente más liberal que ha tenido España. No hay política más vieja que la que no resuelve los problemas y Podemos naufraga con su retórica venezolana y Ciudadanos está colapsando de narcisismo en sus divanes ultrapuros.
No me diga que no es un placer leer que Felipe González, el que quitaba y ponía directores de periódicos y el que diseñaba fusiones bancarias, fue el presidente más liberal que ha tenido España. ¡Ni Juan Prim! Y en los siguientes párrafos, palos a los votantes populistas (¿incluimos en ellos a los de Mas?) a los que Sostres llama hasta "afeminados".
Por graves que hayan sido los defectos y las debilidades de los partidos tradicionales, nada ha sido tan lamentable durante este tiempo como la sensación de vivir en un país entregado a toda clase de charlatanes. Nada ha sido tan deprimente como esta masa vulgar, preintelectual y afeminada, entusiasmada con vendedores de pócimas milagreras. La nota más baja de la crisis la ha dado el grueso de la tropa quejica y victimista, sin consideración alguna con los que con nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio les continuábamos pagando la sanidad y la escuela de sus hijos, acribillados por una fiscalidad impagable, y teniendo que soportar que encima nos insultaran.
El PP ha hecho bien renovándose, pero el auténtico atraso es la izquierda, y el socialismo es el cáncer. Es dulce que los políticos escuchen a la gente, pero la gente tiene que saber hacerse digna de su condición ciudadana, y un poco más de contención, de prudencia y de virilidad no sólo sería lo deseable sino que es lo exigible.El populismo retrocede porque la gente vuelve a tener dinero. Bien está. Pero también cuando no nos compran la muñeca tendríamos que comportarnos como ciudadanos y no este humillante desparramarnos mitad peronista, mitad venezolano, totalmente indigno de una democracia culta y civilizada.
Después de esta columna, sólo puedo decir:
ESPADA: UN FANTASMA RECORRE EL MUNDO, LA ESTUPIDEZ
Otro columnista catalán, Félix de Azúa, también se apunta a la bronca al populismo y a la fe en el individuo. ¿Será a una reacción al colectivismo que propone Artur Mas, sacando a cientos de miles de catalanes a la calle a golpe de silbato y de telediario de TV3? Azúa hace un experimento: comparar una novela negra de Petros Márkaris con otra de Francisco González Ledesma, y concluey que los españoles y los griegos de 2015 estamos muy lejos de Hernán Cortés y de Leónidas, respectivamente.
Los españoles somos hermanos gemelos de los griegos y necesitaremos una enorme inyección de individualismo osado, de iniciativa personal, de amor propio, si queremos dejar de ser una masa gregaria de lloronas subvencionadas y enanos gruñones. Y eso te incluye, Pablo.
En una imagen acertada, a los podemitas se les reprochaba que quisieran vendernos unicornios. Jorge Bustos (El Mundo) pone en su columna bisontes, pero de los de la cueva de Altamira.
Enternece que se les llame nueva izquierda cuando sus primeros dos meses de poder los retrotrae aproximadamente al estadio magdaleniense de la evolución, cuando nos empoderábamos pintando bisontes en el techo de Altamira. Y no nos referimos ahora a lo rupestre de su indumentaria (aunque al parecer Kichi se ha comprado ya su primer traje, y no sé por qué el Ibex no ha repuntado de gozo celebrándolo), ni al escaso refinamiento de su protocolo y dicción, ni a que se muevan en bici, lo que no deja de ser un alarde tecnológico respecto de la mula; sino al hecho entrañable de que los Kichi, Colau, Carmena, Ferreiro o Ribó se empeñen en gobernar en un plano puramente simbólico, altamirano, infantil. Una cabecita real en una caja, un consistorio que abre su balcón al pueblo, unas pellas traviesas en la misa del patrón, un callejero por renombrar.La utopía está en la naturaleza de la izquierda, y de su forcejeo con la realidad heredada y perfectible puede beneficiarse el progreso humano. Pero esta izquierda altamirana no es utópica sino ucrónica: se figura que ha llegado al poder en 1975 y que tiene que desandar el calendario hasta 1931. Cuando uno se pelea contra el paso del tiempo gana el paso del tiempo, como acredita el rostro de Meg Ryan; lo peor es que en el proceso comprometes la dignidad propia y la vergüenza ajena.ay, las encuestas indican ya que los mitos de la caverna están dejando de entretener a la especie, que pide bisontes de verdad y no pintados.
A Arcadi Espada (El Mundo) le divierte que la prensa de izquierdas española se escandalice con Donald Trump a la vez que sigue de rodillas ante Pablo Iglesias y su tropa.
Observo que la prensa socialdemócrata habla con gran soltura de las estupideces de Donald Trump, el populista que amenaza con convertirse en el candidato de los republicanos. No tengo dudas de que Trump las dice. De hecho un fantasma recorre el mundo, y es el de la estupidez. La estupidez de Le Pen, de Farage, de Tsipras y en primer plano español la estupidez de Artur Mas y de Pablo Iglesias. Comprendo el peso del kilómetro sentimental y la facilidad con que uno puede llamar estúpido al que opera a cinco mil kilómetros de distancia.Pero aun así es asombroso que las propuestas de los populistas españoles no se hayan sometido al juicio de la inteligencia y que haya vuelto a probarse que la altivez ideológica es el mejor camuflaje de la indigencia intelectual. Baste decir cuánto se ha insistido en que Iglesias era profesor, sin advertir la catástrofe que significaba esa insistencia. Y cuánta insistencia ha habido igualmente en la capacidad del presidente Mas de mostrarse sandio en varios idiomas.A la opinión socialdemócrata le preocupa que este Trump diga pomposo: "El sueño americano ha muerto." Una afirmación más o menos literaria, y por lo tanto mucho menos concretamente estúpida que llamar régimen a la época española que se abre a partir de 1978 y proclamar además su muerte inminente.Soy yo el que parezco un analfabestia. Pedir a los socialdemócratas españoles que receten Walt Disney a la puerilidad populista ¡cuando gobiernan con ella!
Para terminar con el apartado podemita, el billete del director de ABC, Bieito Rubido, es mucho más serio y no recurre al humor.
Se empieza cambiando el nombre de un pabellón deportivo y se termina no se sabe muy bien dónde, pero muy lejos de la idea de democracia. Así pasan los días de los nuevos ayuntamientos de la extrema izquierda, sustentados por el PSOE del segundo Zapatero, llamado Pedro Sánchez, sin que la vida real de los ciudadanos mejore en nada. Ni un ápice de avance en mes y pico. Es el ritmo que se lleva ahora en las capitales de España, de ocurrencia en ocurrencia.Lo peor es la constatación del escaso respeto por la democracia real de esta vieja izquierda, que de la noche a la mañana dicta normas en el ámbito municipal. La mayoría del pleno del Consistorio de Zaragoza se opone al cambio de nombre del polideportivo Príncipe Felipe, pero el alcalde aplica su propia ley, y con su autoritarismo anticipa cómo van a gobernar el día que puedan hacerlo en ámbitos superiores.ERIODII