Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

jueves, 28 de febrero de 2013

LOS GENERALES

Artículo de Alfonso Ussía 14FEB13

Los generales

Luis María Anson inició su brillante conferencia en el Club Siglo XXI con un fogonazo verbal: «El sistema está agotado». Por culpa de todos, pero moribundo. Reclamó la presencia de Felipe González y José María Aznar para su regeneración. En la calle no se respira felicidad, y el Partido Popular teme a los extremistas. Se equivoca el PSOE apoyándolos, porque también van contra ellos. Todavía, unos y otros están a tiempo de reaccionar. Para que la ciudadanía no se soliviante más harían bien en denunciar sus propias corrupciones. Pero se equivocan –especialmente los populares–, si piensan que una mejoría en la tormenta económica les ayudaría a recuperar su predominio social. También está en el fango Izquierda Unida, cómplice de la desaparición de más de mil millones de euros en los amigables ERE de Andalucía. Y los sindicatos, agitadores sin respuesta, clamorosos chulos del sistema. Todo ello ha puesto de los nervios a la acomodada clase política y cuando los nervios traicionan se dicen tonterías inoportunas.
María Dolores de Cospedal no ha estado fina. Reconozco sus valores pero mantengo que es muy complicado que la experiencia la convierta en una aceptable portavoz. Es peor aún Floriano, y en Cataluña, cada vez que habla Alicia Sánchez Camacho, el PP pierde votos. No resultan convincentes ni simpáticos. Y no entra en lo admisible que los nervios le induzcan a María Dolores a advertirnos contra «los populismos y los generales».
Los generales, y con ellos todos los miembros de las Fuerzas Armadas, se conjuntan en la institución más leal con España y su Constitución, más honesta y más admirable de nuestro sistema democrático. Mucho más que los gobernantes, los parlamentarios y los jueces. Mencionarlos para salir del paso en un momento de improvisado desahogo, es más que una injusticia y una grave irresponsabilidad. Es una grosería. La sombra del golpismo no está en los regimientos ni en los arsenales. El golpismo está en una extrema izquierda activa, violenta y contagiosa que cuenta con el apoyo de muchos de los causantes de nuestra penosa situación. Está en la camiseta, las chancletas y el insulto. Es muy fácil insinuar el disgusto de los generales cuando se sabe que éstos, por disciplina, no van a responder. Eso sí, están ahí, con sus Reales Ordenanzas y la Constitución de 1978 en las mesas de sus despachos, soportando toda suerte de desprecios, asumiendo unos presupuestos infames y despreciando toda relación con la riqueza personal.
El descontento de la ciudadanía pacífica y harta puede terminar empujando a los que más tienen que perder, los jóvenes, hacia posiciones extremas. Para complicar más las cosas, los nacionalismos periféricos han roto relaciones con la Constitución que ellos ayudaron a redactar. Lo de Cataluña es inadmisible, y la presencia en las instituciones democráticas de los proetarras, inconcebibles en una sociedad firme y segura de sí misma. Los ataques al Rey y los abucheos al Himno Nacional están tipificados como delitos, pero aquí nadie mueve un dedo. Todos los días nos despertamos con un nuevo sobresalto de corrupción. Rajoy deja hacer en Andalucía, en Cataluña y en el País Vasco, donde el Partido Popular ha elegido el camino de la sumisión y el socialista toma el aperitivo con los etarras. El sistema está agotado. Por culpa de los políticos y de muchos jueces y magistrados. Dejen en paz a los militares, que no han hecho en estos 37 años otra cosa que soportar con lealtad, honor y decencia la deslealtad, el deshonor y la indecencia de quienes los mandan. Cospedal tiene que disculparse.

lunes, 25 de febrero de 2013

RADICALES LIBRES

 Pablo Bujalance, publicado en el Diario de Cádiz el 25.02.2013 

CON ERC por encima ya de CiU en intención de voto en Cataluña, y con Bildu gobernando buena parte de las instituciones vascas, parecen cumplirse las advertencias que formularon los más abnegados vigilantes de la democracia: una situación de crisis económica resulta favorable a los partidos radicales, y no es extraño que, de seguir la hecatombe a este ritmo, las urnas se llenen de alegatos a favor de la ruptura del Estado y su sustitución por varias repúblicas. En el lenguaje parlamentario y en los titulares de prensa, el término radical aparece siempre ligado a partidos como ERC y Bildu, organizaciones que, por supuesto, evitan referirse de este modo a sí mismas. Lo radical queda asociado por tanto a lo minoritario (salvo, insisto, en episodios de crisis económica) y lo contrario a lo establecido por la mayoría, que representa por el contrario el consenso y la placidez del acuerdo. Pero, ¿qué quiere decir exactamente ser radical en política?

La RAE incluye hasta diez acepciones del término. Me quedo con la tercera, que es la que, intuyo, inspira a quienes emplean el calificativo para colgárselo a ERC y Bildu: "Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático". Y la cuarta: "Extremoso, tajante, intransigente". Los agoreros tenían razón: si esto así, un altísimo porcentaje de la población, hastiada de corrupción e incapacidad política, podría ser considerada radical. Pero no es el radicalismo lo que define hoy al nacionalismo más vehemente, por más que sus portavoces efectivamente lo adopten. Asumida la mayoría de las veces como un mal menor, la democracia no ha contado precisamente con muchos partidarios radicales. Y ya van haciendo falta: voces que, ante atropellos y desfalcos como los que acontecen, se muestren intransigentes y tajantes en la defensa de una democracia que garantice los derechos de todos. Radicales y libres.

Cierto, los nacionalistas excluyentes son radicales en cuanto intransigentes. Pero sus motivos son muy distintos: en su extremidad no defienden los derechos de todos, sino la división de los ciudadanos en categorías de primera y de segunda, en virtud de apellidos, lenguas, territorios y derechos históricos. Cualquiera que se oponga a esto debería ser más radical aún en sus planteamientos. Hay cuestiones de las que deberíamos estar insobornablemente seguros. Pero no deja de resultar sospechoso tanto empeño en vincular el adjetivo radical a ideologías políticas deleznables. Está claro quién saca partido de las posturas tibias.

sábado, 16 de febrero de 2013

REVOLUCIÓN NO, GRACIAS

Carlos Colón, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 14.02.2013

ENTRE un corrupto y un puritano, prefiero al corrupto; y entre un sinvergüenza y un fanático, al sinvergüenza. Por suerte la vida no nos obliga a estas elecciones extremas y la condición humana abarca esa extensa gama de medias luces y matices que la hacen tan fascinantemente compleja. Que Dios y las leyes nos libren de puritanos y fanáticos, capaces de cargarse a la humanidad para salvarla. Para colmo de males no es infrecuente que tras el puritano se oculte un corrupto más peligroso que quien lo es abiertamente; y tras el fanático, un sinvergüenza peor que el canalla confeso. La corrupción y la sinvergonzonería me asquean. El puritanismo y el fanatismo me aterran. El corrupto y el sinvergüenza suelen tener fines precisos y causar sólo los daños necesarios para alcanzarlos. El puritano y el fanático aspiran a todo a cualquier precio.

Lo pensaba, exagerando, mientras leía las ya por todos conocidas palabras pronunciadas por la secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas: "Me sorprende mucho cómo pretendemos promover la revolución desde un hotel de cinco estrellas en Cascais, llegando en coches de lujo… Os exigimos de una vez por todas que la Internacional tenga sentido". Siempre que un partido se desmorona hay quien quiere sacar provecho de los cascotes y toma posiciones para estar entre los primeros el día después. Esta señora, hasta hace dos días desconocida, es ya una lideresa en las redes sociales. Y éstas fomentan la demagogia de los sans-culottes.

Afortunadamente el socialismo renunció hace muchos años a la revolución, que es un cambio violento de las instituciones políticas -sean democráticas o no: recuérdese la actuación socialista en 1934- que, de triunfar, impone una dictadura. Así que nada de agruparse en la lucha final, ni hacer añicos el pasado, ni soplar la potente fragua, ni cambiar el mundo de base hundiendo el imperio burgués, como dicen las versiones más conocidas de La Internacional; porque en las naciones democráticas hay muchas, muchísimas cosas que reformar y mejorar; pero no hay tiranos que deban caer a través de la violencia.

¿Al aludir a la revolución y a La Internacional esta señora está impugnando la socialdemocracia y Suresnes, apelando al cambio violento y justificando la dictadura? De ser así ante tanta pureza cegadora prefiero la media luz, corrupta media luz si quieren, de los mediocres políticos que padecemos

martes, 12 de febrero de 2013

UNA BONITA HISTORIA

LA BANDERA DE ESPAÑA SIGUE ONDEANDO EN PUERTO RICO

..la historia de las monjas y la bandera, con un comentario de Perez-Reverte¡¡¡¡¡¡¡¡...............¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

LA HISTORIA DE LAS MONJAS Y LA BANDERA
(Arturo Pérez-Reverte)

Hace algunos años, en el canal de entrada de San Juan de Puerto Rico, frente a los castillos del Morro y San Cristóbal, me llamó la atención una enorme bandera española que alguien ondeaba en un edificio blanco próximo a la embocadura.

"Son las monjas", dijo quien me acompañaba, que era mi amigo y editor en Puerto Rico Miguel Tapia. "Y eso es que está entrando un barco español." No hablamos más en ese momento, pues estábamos ocupados en otras cosas; pero lo de la bandera y las monjas me picó la curiosidad. Así que después procuré enterarme bien del asunto, que resultó ser una bella historia de lealtades y nostalgias. Algo que realmente comenzó hace más de un siglo, el 16 de julio de 1898.

Aquel fue el año del desastre. Trece días antes, la escuadra del almirante Cervera, que había salido a combatir sin esperanza en el combate más estúpido y heroico de nuestra historia, había sido aniquilada en Santiago de Cuba por el abrumador poder naval norteamericano.
Los buques de guerra yanquis bloqueaban la isla de Puerto Rico, impidiendo la llegada de refuerzos y suministros a las tropas cercadas. En esas circunstancias, el Antonio López, un moderno y rápido buque mercante que había salido de Cádiz con armas y pertrechos para la guarnición, recibió un telegrama con el texto: "Es Que Usted Haga Llegar Preciso El Cargamento Un Puerto Rico Aunque Sí Pierda El Barco". Veterano, disciplinado, profesional, con los aparejos en su sitio, el capitán del Antonio López, que se llamaba don Ginés Carreras, intentó burlar el bloqueo estadounidense. No lo consiguió.
El 28 de junio, cuando navegando sin luces y pegado a la costa intentaba entrar en San Juan, fue localizado por el USS Yosemite, que lo cañoneó. El capitán Carreras logró escapar a medias, varando el barco en Ensenada Honda, cerca de la playa de Socorro, desde donde en los días siguientes intentó llevar a tierra cuanto podía salvarse del cargamento. Pero dos semanas más tarde, el USS New Orleans se acercó para dar el golpe de gracia, destrozándolo a cañonazos.

Fue entonces cuando se tejió la historia que les cuento. Bajo el bombardeo, un tripulante del Antonio López, que se había atado la bandera del barco a la cintura antes de echarse al agua para intentar ganar tierra a nado, llegó gravemente herido a la orilla. Nunca pudo averiguarse su nombre, pues murió en brazos de un puertorriqueño de los que acudieron a ayudar a los náufragos.

"Que no la agarren", suplicó el marinero mientras moría, señalando la bandera. Y el puertorriqueño cumplió su palabra, quizá porque se llamaba Rocaforte y era de padres gallegos. Hombre supersticioso o religioso, y en cualquier caso hombre de bien, por no incumplir la demanda de un moribundo, la guardó en su casa durante años. Y al fin, un día, pensó en las monjas.

Eran españolas, de las Siervas de María, instaladas en la isla desde 1897. Atendían un hospital junto a la boca del puerto, y permanecieron allí después de la salida de España y la descarada apropiación de la isla por los Estados Unidos. Acabada la guerra, las hermanas, con la natural nostalgia, adoptaron la costumbre de saludar desde la galería del hospital, agitando sus pañuelos, cada vez que un barco de su lejana patria entraba o salía en el puerto.

Eso dio a Rocaforte la idea de confiarles la bandera. Se presentó en el hospital, contó la historia a la madre superiora, y le entregó la enseña. Y desde entonces, cuando entraba o salía de San Juan un barco español, las monjas hacían ondear en la galería, en vez de pañuelos, la vieja bandera del barco perdido.

Todavía lo hacen, un siglo después. De las veintisiete monjas que atienden hoy el hospital de las Siervas de María, ya sólo cinco son compatriotas nuestras. Pero cada vez que un barco español pasa frente al hospital, navegando lentamente por la canal de boyas, su capitán cumple el viejo ritual de dar tres toques de sirena y hacer ondear la bandera en respuesta al saludo de las monjas, que desde la galería agitan la suya.
De haberlo sabido, aquel anónimo marinero del Antonio López que hace ciento doce años se arrojó al mar, intentando ganar la playa bajo el fuego norteamericano con la enseña de su barco atada a la cintura, estaría satisfecho.

Me pregunto si quienes salieron a la calle tras el último partido del Mundial de Fútbol, llenándolo todo de colores rojo y amarillo, serían conscientes de que se trataba de la misma memoria y la misma bandera. Y de que, al ondearla con júbilo en calles y balcones, rendían también homenaje a tanta ingenua y pobre gente que, manipulada, engañada, manejada por los de siempre, ordenaron los que diseñan banderas pero nunca mueren defendiéndolas–, cumplió honradamente con lo que creía eran su deber y su vergüenza torera. Y esto incluye a las monjas de San Juan.

viernes, 8 de febrero de 2013

EL CATALANISMO INDEPENDENTISTA

  Salvador Pérez Bueno, publicado en el Diario de Cádiz el 02.02.2013

LA deriva soberanista del nacionalismo catalán en plena crisis económica es el envite más desestabilizador que sufre hoy la democracia española.

Dice Manuel Álvarez Tardío, profesor de Historia, que "el catalanismo no fue nunca un proyecto de modernización y democratización para una nueva España, sino una coartada en una competición entre elites por el poder". Y como la economía no está al margen de las relaciones de poder, detrás de ello está el interés económico, muy en línea con el dicho popular de que para el catalán lo importante es la "pela".

El desarrollo capitalista en España propició la acumulación de capital en las zonas industriales de Cataluña y del País Vasco al amparo del proteccionismo industrial exigido por sus élites y de la privilegiada atención del Estado en los programas de inversiones públicas. El Sur quedó relegado a un vagón de enganche al tren del desarrollo que tenía que mover la locomotora del Norte.

Paradójicamente, los nacionalismos del Norte han recubierto sus insaciables exigencias de privilegios bajo una queja continuada que todo el mundo reconoce en el victimismo catalán.

La democracia española de hoy reconoció esta posición privilegiada de vascos y catalanes desde la misma Constitución de 1978. En lo político-institucional reconociendo el fácil acceso a un marco privilegiado de autogobierno, que desde Andalucía se quebró, no sin grandes dificultades, generalizándose a todas las regiones y nacionalidades de España. Esto último dio lugar a la queja de los nacionalismos del Norte en forma de denuncia del "café para todos", ya que impedía subrayar sus diferencias y cuestionaba su desarrollo privilegiado. En lo económico, el País Vasco obtenía el privilegio fiscal de los conciertos económicos forales, mientras que Cataluña, rechazando en el proceso constituyente lo anterior, exigió un traje a su mediada en el sistema general de la Lofca (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas). Todos los cambios posteriores en la Lofca, han sido pactados con los nacionalistas catalanes, y desde los intereses de éstos.

A todo lo anterior hay que añadir que el diseño de partidos propiciado por la Ley Electoral configuraba el bipartidismo español al amparo del poder moderador de los nacionalismos del Norte, de tal manera que de no existir mayorías absolutas, la estabilidad parlamentaria depende de los nacionalismos vasco o catalán. Lo que a su vez obliga a los dos partidos de gobierno, para favorecer sus aspiraciones de acceso al poder o para mantenerse en él, a hacer continuas concesiones a aquéllos. No ha existido un partido de ámbito estatal que haya podido escapar a ello, ni tampoco fue posible un poder compensatorio en el sur, como representó el andalucismo, favorecedor de la solidaridad y de la cohesión territorial.

Así las cosas han funcionado hasta la llegada de la crisis económica. Esta crisis se produce mientras el lento proceso de construcción europea muestra descarnadamente su deficiente arquitectura política e institucional. De tal manera que parece evidente que hacer frente a la crisis exige, entre otras cosas, más Europa, o lo que es lo mismo, más cesión de soberanía de los Estados de la Unión. Pero en este proceso de integración europea ¿dónde van a quedar las élites nacionalistas del Norte de España? ¿De qué manera van a poder proteger sus intereses ejerciendo su poder especifico diferenciado?

Quizás nuevamente haya que recurrir al profesor Álvarez Tardío, quien afirma que "el remedio empieza por tomar conciencia de que el catalanismo, como el resto de nuestros nacionalismos, no se alimentan de una España reaccionaria y centralista que ahogue el derecho a la diferencia, sino el miedo a una sociedad cada vez más abierta y competitiva."

A todo ello hay que añadir que la crisis económica no viaja en solitario. Junto a ella corre en paralelo una crisis institucional y política tras la que se está destapando una descomunal corrupción que ha puesto en evidencia la evolución del sistema de partidos políticos en España. Éste ha derivado en una "élite extractiva" en la terminología de César Molina con diferentes expresiones territoriales. Esta "élite extractiva" en Cataluña, la del 3% que decía Maragall, cree que un Estado independiente catalán seria más manejable, en orden a evitar otros controles y responder ante la Justicia.

Los que dicen que el sistema surgido de la Transición está agotado llevan toda la razón del mundo. Por ello hace falta una nueva Transición en el sentido de una refundación de la democracia que cierre una estructura del Estado democrático y alumbre reglas institucionales y políticas de transparencia y calidad democrática.

lunes, 4 de febrero de 2013

SOBRE LOS POLITICOS

       
Rafael Navas Renedo, en el Diario de Cádiz el domingo 03.02.2013
 
LOS políticos tienen un problema. En la actual situación económica, los ciudadanos ya no miran para otro lado. Ahora, cualquier sospecha de duda, por pequeña que sea, se examina con la lupa de la calle, que unas veces -es cierto- distorsiona la realidad pero otras sirve de foco que arroja luz sobre los manejos más oscuros. El vaso, siendo enorme, ha llegado a rebosar y la generalización de esta caída en picado de la imagen de los políticos se explica en que los casos de corrupción van desde lo más alto a lo más cercano al ciudadano.

Comenzaba esta semana con la condena por prevaricación a la ex alcaldesa de Chipiona, Dolores Reyes, al contratar ilegalmente durante apenas cuatro años de mandato a 345 personas. Se dice pronto. No una, ni dos, no. 345 en una pequeña localidad que si por algo debería ser noticia en este inicio de año es por el150 aniversario de su popular faro. Uno mucho más grande hace falta para iluminar el camino de la Justicia y condenar las andanzas, de sobra conocidas, de muchos otros ex responsables públicos que siguen aprovechándose de subterfugios legales y de la lentitud de los procesos por la falta de recursos. Condenas que se eternizan y contribuyen a crear una sensación de impunidad.

Instituciones que han sido auténticos coladeros de familiares y amigos a la vista de todos no son, con toda su gravedad, el único motivo de preocupación hacia la labor de la clase política. Que los partidos, incluso los más pequeños cuyos miembros caben en un taxi, reciben donaciones de empresarios y afines es algo que todo el mundo conoce pero que sigue sin estar lo suficientemente regulado para que prevalezca la transparencia, como sucede en otras democracias que han sabido solventar el asunto de la financiación. El 'caso Bárcenas', con múltiples ramificaciones, da carta de naturaleza a esta demanda, cuya plasmación real en una ley efectiva sigue estando, no lo olvidemos, en manos de los dos grandes partidos.

Los 'papeles' del ex tesorero del PP incluyen una anotación de un supuesto pago de este partido a nivel nacional a Teófila Martínez. Habría de preocuparle a la alcaldesa de Cádiz, que ha hecho y hace de la austeridad y la honestidad la bandera de su gestión, que un ex alto cargo de su partido la haya incluido en la lista del penúltimo tsunami político que tanto daña la credibilidad de los gobernantes. En su defensa, hace mal el PP sacando a relucir los casos de corrupción en el PSOE. El "y tú más" ya no funciona. Nadie gana en este escenario de reproches. Todos pierden. Y la que más, nuestra democracia, que por las corruptelas de unos y otros se aproxima peligrosamente al abismo del populismo barato y la antipolítica que tanto daño y dolor ha causado en otras épocas.

Los políticos tienen un problema. Pero no son el problema. La solución sigue estando en sus manos. Llevamos años esperándola.