Por José M. de la Viña
Publicado en Cotizalia (01/03/2011)
Se ha anunciado la reducción del límite de velocidad en carretera hasta 110 km/h. Puestos a seguir tomando decisiones improvisadas y efectistas, propongo asimismo reducir el límite de velocidad del AVE a 150 km/h. La resistencia al avance en función de la velocidad es exponencial para cualquier tipo de vehículo. Con esta medida complementaria se reduciría el consumo energético de estos trenes en al menos un 70 %. Por demagogia que no quede, eterna levedad de nuestros gobernantes.
Yendo en serio. Con esta entrega finalizamos por ahora la serie sobre política energética en España. Con un resumen que abarca unos pocos argumentos. Evidentemente, el asunto es infinitamente más complejo que lo mostrado en esta breve exposición. Pinceladas que no han pretendido más que mostrar un esbozo ameno, a la fuerza parcial e incompleto, acerca de por donde deberían ir los tiros, denominados de manera sesuda y grandilocuente vectores energéticos.
Se debería empezar por ahondar, e incluso intentar ir más allá, de la Directiva 2009/28/CE, popularmente denominada 20/20/20. Es la normativa que obliga a los 27 países miembros a asumir el denominado ·triple objetivo veinte· para el año 2020: reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 20%; aumento de la eficiencia energética en otro 20%; y que al menos una quinta parte de la energía provenga en la Unión Europea de fuentes renovables.
Mediante, entre otras cosas:
• Una regulación nueva y eficaz en España, esperemos que esta vez elaborada, para variar, de una manera consensuada, sensata y sagaz, por profesionales. Evitando cafradas políticas, de tal manera que se equilibren los intereses de todos los actores económicos y sociales, con el fin de maximizar el beneficio medioambiental, pero también económico, para la sociedad en su conjunto.
• Como objetivo prioritario y principal, fomentar sin pausa y con tesón, con creatividad e imaginación, el ahorro y la eficiencia energética en todos los sectores de la economía y, por lo tanto, de la vida: en el urbanismo y la edificación, el transporte, la industria, la agricultura, los servicios y, sobre todo, en los hábitos de los hogares y ciudadanos.
• Impulsar las modernas tecnologías energéticas en general, y las renovables en particular, de manera coordinada con la industria. Instaurando conocimiento nuevo e innovador que permita la creación de empleo tangible y tecnología exportable. Evitando fiascos, como el reciente, de la energía solar fotovoltaica.
• Insistir en la seguridad del abastecimiento y en la mejora continua de los procesos. De manera que seamos capaces de ahorrar divisas indispensables y reducir nuestra preocupante dependencia del exterior a un coste razonable. Para poder garantizar el suministro energético en cualquier momento y coyuntura.
• Mostrar a los ciudadanos los beneficios, no solo económicos, sino sobre todo para la salud y la diversidad, de cuidar el planeta. A la vez que se preservan los recursos naturales finitos. Para que las generaciones venideras puedan tener las mismas oportunidades que las que la santa madre naturaleza graciosamente nos legó a nosotros.
• Investigación, desarrollo e innovación: I+D+I. Sobre todo la última letra, con mucho la más rentable. Porque se puede hacer mucho con poco dinero. Hace falta tan solo imaginación y políticos adecuados que faciliten su implantación.
Todo ello se reduce a un solo desafío que ojalá no se quede en una utopía más. Un reto que contribuya a convertir la Tierra otra vez, con la ayuda y participación de todos, en el prístino lugar, exuberante, inmaculado y virgen, que una vez fue:
Como producir mejor, con menos utilización de recursos y consumo de energía, con el menor impacto ambiental y los residuos indispensables, de la manera más barata posible, incrementando el empleo.
Para iluminar al resto de los mortales. Y para relanzar la economía sin continuar marchitando el futuro con tanta basura, e inquietante porquería. Es el renacer de la, durante demasiados lustros, carcunda y olvidada, menospreciada y vilipendiada ciencia de la escasez.
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