Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.
domingo, 23 de diciembre de 2012
LIBERTAD A LA AMERICANA
Hace unos años, cuando la mayor de mis cuatro hijos iba a la escuela elemental en Florida, hubo un tiroteo al lado de su colegio. Un desequilibrado armado con un rifle semiautomático se liquidó a una chica embarazada de siete meses y a cuatro personas más en el vestíbulo de un edificio al lado de su colegio. Recuerdo como si fuera ayer el absoluto terror en los primeros momentos de confusión al oír el lugar del tiroteo en la radio y la angustia y desesperación por llegar a la zona acordonada y saber si mi hija estaba bien. Cinco personas murieron ese día y el incidente apenas si duró un día en los titulares nacionales.
viernes, 21 de diciembre de 2012
IMBECILIDAD SIN FRONTERAS
Carlos Colón en el Diario de Cádiz el jueves 20.12.2012
AL leer que la Comisión Europea le ha pedido al Gobierno eslovaco que elimine la cruz y el nimbo de las figuras de san Cirilo y san Metodio que figuran de la moneda de dos euros que conmemorará el 1150 aniversario de la llegada de los dos santos a la Gran Moravia, recordé la reciente polémica por el envío de una felicitación de Navidad en un tuit del Congreso. Imbecilidad sin fronteras.
Permítaseme citar El papel de la religión en la formación humana, testimonio del poco sospechoso Luis Gómez Llorente, histórico militante del PSOE recientemente fallecido, impulsor de Izquierda Socialista y especialmente beligerante en la necesaria separación entre el Estado y la Iglesia.
"Detecto la indiferencia actual de muchos españoles jóvenes ante la religión, ante los fenómenos religiosos, como una señal más de pérdida de identidad colectiva. Sus padres no fueron tan indiferentes, y menos sus abuelos... Ellos no se definían en materia religiosa por la indiferencia… Eran creyentes, o ateos, o herejes, o librepensadores… Veían con simpatía o con antipatía la religión... Cualquier cosa menos la indiferencia.
"Detecto la indiferencia actual de muchos españoles jóvenes ante la religión, ante los fenómenos religiosos, como una señal más de pérdida de identidad colectiva. Sus padres no fueron tan indiferentes, y menos sus abuelos... Ellos no se definían en materia religiosa por la indiferencia… Eran creyentes, o ateos, o herejes, o librepensadores… Veían con simpatía o con antipatía la religión... Cualquier cosa menos la indiferencia.
No comparto la idea de quienes ven en ello un progreso. La indiferencia inconsciente, fruto del desconocimiento, nada tiene que ver con la tolerancia, fruto precisamente de la reflexión sobre las creencias. La tolerancia viene como regreso del fanatismo, como voluntad de ir hacia una convivencia pacífica entre las creencias y entre la creencia y la increencia.
La indiferencia aparenta estar de vuelta de todo sin haber ido a ninguna parte. No es una nueva forma de pensar sino de no pensar. Seamos cuidadosos en esto. Algunas personas reflexivamente antirreligiosas -no les faltan razones- incurren en el error de regocijarse ante esa indiferencia religiosa, y lo confunden con la deseada laicización de la sociedad. Pero no advierten que quienes pasan de tomar postura ante la religión, pasan también de tomar postura ante los idearios políticos por el mismo hecho radical, porque los desconocen.
Igual pasa con las teorías estéticas, o con el acomodo meramente imitativo de las pautas éticas. Todo esto, señores, no es progreso, sino regreso a un crudo gregarismo primitivo, harto peligroso por cierto, dado que esa vaciedad de ideas puede ser invadida en cualquier momento crítico por el primer aventurero que tenga a su mano el grifo de las imágenes en cascada". Era un hombre inteligente.
sábado, 15 de diciembre de 2012
SOBRAN VOCINGLEROS
(Rafael Padilla en el Diario de Cádiz el domingo 09.12.2012)
Comprendo que la cosa está mala de narices y que la reducción de costes forzosamente tiene que tener un impacto sobre la calidad de cuanto se hace. Podría citar ejemplos en numerosos sectores (la sanidad, la educación, la discapacidad…) en los que la crisis, lejos de agudizar el ingenio y de propiciar una racionalización de recursos, está provocando deterioros quizá irreversibles. Pero hoy me voy a detener en uno que, aun no siendo el más importante, en la medida en que conforma la opinión pública, necesita de especial rigurosidad y responsabilidad.
Me refiero, claro, a los medios de comunicación y al periodismo barato que, por desgracia, triunfa en canales, rotativas y diales. Basta con analizar las noticias que alcanzan el estrellato para darse cuenta del grado de banalidad y de ignorancia en el que sobrevive una buena parte de la profesión. El hecho mismo de constatar cuáles son los formatos exitosos del momento -Sálvame, Punto Pelota y otros tantos gallineros de semejante altura- me exime de ulteriores reflexiones sobre dónde se encuentra el listón del modo periodístico triunfante.
En los últimos días, dos noticias menores relacionadas con Ratzinger me servirán de termómetro para medir el disparate. En todos los soportes informativos -y todos son todos, desde los serios y reconocidos hasta los más frívolos- han aparecido dos titulares ("el Papa expulsa del belén al buey y a la mula"; "el Papa afirma que los reyes magos eran andaluces") que son un prodigio de estulticia, de sensacionalismo facilón y de vacuidad. Ya extraña que Benedicto XVI no asome en la prensa por sus condenas, duras y repetidas, del sistema económico que sufrimos, ni por su compromiso irrenunciable con los débiles; pero sorprende todavía más que sí lo haga por la tergiversación interesada de sus opiniones, por lo demás certeras, en asuntos francamente nimios.
Dudo que el libro del que han sido extraídas esas dos "revelaciones" -La infancia de Jesús- haya sido leído por quienes las propagan con tal entusiasmo. Dudo también de la capacidad crítica de cuantos, sin otro propósito que el de zurrarle al alemán, sacan tan descabelladas conclusiones. Y dudo, en fin, del criterio y de la cordura de aquéllos que incitan o se prestan a engordar la demencia de este circo.
Como éstas, a cientos. Y en ámbitos mucho más trascendentes y delicados. El efectismo está pudiendo con la verdad, la grosería con la finura, la caja con la excelencia. Y bien que me duele: lo que menos le hace falta a un país angustiado son vocingleros de corrala, distorsionadores, por malicia o por incompetencia, de una realidad que exige ser precisa y minuciosamente contada para no alterar más los nervios de un pueblo lógicamente irascible e hiperexcitado. Que cada palo aguante su vela y ésta, la del buen periodismo, veraz, lúcido y útil, me parece esencial en los oscuros e inestables tiempos que llegan.
- 1 comentario
- lector 09.12.2012, 13:36Que a un intelectual de la talla del papa Ratzinger, un grupo de analfabetos funcionales le cuestionen un simple hecho anecdotico que ellos elevan a categoria y que Benedicto explica perfectamente en su ultimo libro es propio de personas que hacen de la ignorancia bandera. El Papa no ha suprimido del nacimiento ninguna figura. Por favor lean. Sr. Padilla su articulo es valiente pues pone el dedo en la llaga de una mala manera de hacer periodismo.
lunes, 10 de diciembre de 2012
E S T O R B A B A N
La palabra estorbar no es mía. La decía
mucho a sus vecinos ese hombre que se suicidó ayer, y mató a su mujer con
consentimiento de ella: que estorbaban. A todo el que le quisiera oír, le decía
que estorbaban. Un matrimonio de viejos de 78 y 77 años se suicidaba en Granada
para dejar de estorbar a sus hijos. Habían comprendido que estorbaban.
Los periodistas solemos llamarle sucesos a
estas cosas sangrientas que pasan. Y no. No son cosas que pasan. Los sucesos
son la visceralización salvaje de una injusticia, de una anomalía, de una
cicatriz gangrenada de la sociedad. Estos dos viejos de Granada le han venido a
decir con la muerte, a sus cuatro hijos, o sea, a todos nosotros, que
estorbaban, que eran juguetes rotos, peceras vacías ocupando sitio en el
desván, radiadores fríos. Lo que han venido a decir estos viejos es que hay
gente que se cree que estorba. Y yo no sé si no estará muy podrida una sociedad
que esconde gente que estorba. Gente que se cree que estorba. Gente que no
quiere estorbar más.
La vieja estaba impedida y el hombre
enfermo, y escribieron dos notas. Aunque no las he leído, malicio que en esas
dos notas nada se decía de la defenestrada ley de dependencia. Presiento más
probable la caligrafía rotunda del verbo estorbar. Ella escribió su nota de
despedida primero. Él apuntó a su mujer con la escopeta. ¿Qué le diría él a
ella antes de disparar? ¿Qué se dirían? No sé. Disparó. Después él escribió su
nota. Y dirigió el cañón contra su cabeza. Los dos, en sus notas, pidieron que
los incinerasen juntos. Así ya no estorbaban.
Pero estos dos viejos de 78 y 77 años, que
estorbaban, habían trabajado durante 50 años, habían criado a cuatro hijos y habían
pagado durante décadas esos impuestos a fondo perdido que les librarían del
hambre, del asco, de la dependencia, de la humillación, cuando llega ese
momento en que la vida nos encalla en esa extraña playa en donde estorbas a las
olas.
Recuerdo que, no hace tanto, en los
periódicos discutíamos mucho si se deberían publicar ciertos sucesos, ciertas
fotografías, que pudieran enfangar el plácido himeneo vital del amable burgués
dominguero. Sucedió con los malos tratos. ¿Se debía publicar a las mujeres muertas
o no? Los más delirantes argumentaban que dar publicidad a estos asesinatos era
incitar al macho español a mayores zarandeos y arrojamientos balconales de la
hembra. Al final, ganó el pulso el reportero sensacionalista, de calle,
manchado de vísceras, huidor de despachos y de reuniones. Y, de repente, por
acumulación de páginas sucias, la sociedad española se dio cuenta de que
aquellas excéntricas y coagulantes disensiones maritales pasaban todos los
días, y en todas las casas, y que realmente la violencia del macho era un
problema social terrible, una lacra, como dicen los horteras, un cáncer que extirpar.
Ayer nos enteramos, gracias a este
matrimonio granadino que estorbaba y al que pocos periódicos sacaron, de que un
país con un PIB per cápita de 24.217 euros alberga en sus salones del ángulo
oscuro a viejos que estorban, a desahuciados que estorban, a parados que
estorban, a inválidos que estorban, a médicos que estorban, a profesores que
estorban, a investigadores que estorban, a obreros que estorban, a estafados
que estorban. Van consiguiendo, y no poco a poco, que nos convirtamos todos en
estorbos, con todas las tentaciones que a un estorbo se le suponen, como ayer
nos demostraron esos dos estorbos granadinos.
La alcaldesa pedánea de Casa Nueva, lugar
donde sucedieron las muertes, lo comprendió enseguida. Y dijo ayer: “Quiero lanzar un mensaje a los mayores para
que nunca piensen que son un estorbo para sus familias”. Lo dijo con loable
intención, pero no es eso. A su frase le falta demagogia para ser verdad,
estimada alcaldesa pedánea. Le falta amarillismo. Le falta víscera y le falta
sensacionalismo. Le falta lacrimojigatería para vender periódicos y comprar
votos. Le falta transgresión y veneno. Le falta decir que los asesinos de los
que estorbamos no se esconden en desiertos lejanos ni en montañas remotas, sino
que se sientan en las poltronas de los ministerios y de los bancos.
Vaya mierda de artículo. Ojalá nunca nadie
hubiera tenido que sentirse obligado a escribir esta mierda de artículo. Que seguro
que también estorba.
Bloguero
jueves, 6 de diciembre de 2012
REFORMA O REVOLUCIÓN
(Rafael Román, publicado en el Diario de Cádiz el 28.11.2012)
Los ríos de tinta de la de antes -la que te deja rastro en los dedos- y la más moderna de los medios digitales -que sólo te lo dejan huella en el corazón- no cesan de fluir con lo que sucederá en Cataluña. Un comentarista notable como Enric Juliana, autor del libro Modesta España y subdirector de La Vanguardia resumía lo pasado con un titular sorprendente: Gana España. Luego, se extendía diciendo que el actual statu quo español ha ganado las elecciones por un largo, larguísimo periodo histórico y añadía que nada verdaderamente inquietante para el orden vigente va a suceder en Cataluña en los próximos años.
Esas elecciones han sido un despropósito, por innecesarias, por oportunistas y porque lo urgente y necesario es tratar de conseguir una salida de la crisis que es lo que precisa la población, porque el paro galopante y las facturas no pagadas no esperan. Otra visión la da Joan Ridao, de Esquerra Republicana, sostenía que puede ser reduccionista y un autoengaño juzgar la impronta soberanista por el retroceso de Convergencia y Unión, aunque no será un proceso clásico, con partido y líder único, pero que se llevará adelante. Sólo varía la correlación de fuerzas entre ellos. Para que no nos hagamos ilusiones el resto de los españoles.
No me quedo ni con una ni con otra.. La verdad es nadie puede saber cual va a ser la deriva de todo este embrollo político, típico de cuando la política se olvida de los ciudadanos de carne y hueso para establecer marcos de actuación que conviene a una ciudadanía teórica a la que previamente se le ha mostrado el señuelo de un mundo nuevo, sin España, en el que todo va bien sin la madrastra explotadora y depredadora, aunque Antoni Zabala, antiguo Secretario de Estado de Hacienda ha demostrado la falacia de las balanzas fiscales presentadas por los nacionalistas.
No va a ser fácil salir de esto. La reforma de la Constitución la ha planteado ya la exministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, con la adopción de una acabada estructura federal y la ha sostenido también Diego López Garrido en Cádiz en su entrada en el Ateneo Gaditano. Sostenía que ya dos tercios de los españoles de hoy no la votaron y los problemas sociales obligan a constitucionalizar pensiones, seguridad social, vivienda y sanidad. La reforma del sistema electoral para darles más poder a los ciudadanos sobre los partidos y arreglar la financiación autonómica y el encaje de Cataluña entre otras asignaturas pendientes.
La crisis ha puesto sobre el tapete problemas que parecían olvidados en España. Y han llegado para quedarse bastantes años, mal que nos duela reconocerlo, porque el ajuste que vivimos se está haciendo bajando salarios y disminuyendo plantillas. Mucho sufrimiento por delante por tanto. Fue Rosa Luxemburgo la que escribió Reforma o Revolución en 1899 para posicionarse sobre el gradualismo o no en el cambio político, desde el marxismo. Ha transcurrido mucho tiempo, pero el inmovilismo no nos salvará de la situación en la que nos encontramos.
Esas elecciones han sido un despropósito, por innecesarias, por oportunistas y porque lo urgente y necesario es tratar de conseguir una salida de la crisis que es lo que precisa la población, porque el paro galopante y las facturas no pagadas no esperan. Otra visión la da Joan Ridao, de Esquerra Republicana, sostenía que puede ser reduccionista y un autoengaño juzgar la impronta soberanista por el retroceso de Convergencia y Unión, aunque no será un proceso clásico, con partido y líder único, pero que se llevará adelante. Sólo varía la correlación de fuerzas entre ellos. Para que no nos hagamos ilusiones el resto de los españoles.
No me quedo ni con una ni con otra.. La verdad es nadie puede saber cual va a ser la deriva de todo este embrollo político, típico de cuando la política se olvida de los ciudadanos de carne y hueso para establecer marcos de actuación que conviene a una ciudadanía teórica a la que previamente se le ha mostrado el señuelo de un mundo nuevo, sin España, en el que todo va bien sin la madrastra explotadora y depredadora, aunque Antoni Zabala, antiguo Secretario de Estado de Hacienda ha demostrado la falacia de las balanzas fiscales presentadas por los nacionalistas.
No va a ser fácil salir de esto. La reforma de la Constitución la ha planteado ya la exministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, con la adopción de una acabada estructura federal y la ha sostenido también Diego López Garrido en Cádiz en su entrada en el Ateneo Gaditano. Sostenía que ya dos tercios de los españoles de hoy no la votaron y los problemas sociales obligan a constitucionalizar pensiones, seguridad social, vivienda y sanidad. La reforma del sistema electoral para darles más poder a los ciudadanos sobre los partidos y arreglar la financiación autonómica y el encaje de Cataluña entre otras asignaturas pendientes.
La crisis ha puesto sobre el tapete problemas que parecían olvidados en España. Y han llegado para quedarse bastantes años, mal que nos duela reconocerlo, porque el ajuste que vivimos se está haciendo bajando salarios y disminuyendo plantillas. Mucho sufrimiento por delante por tanto. Fue Rosa Luxemburgo la que escribió Reforma o Revolución en 1899 para posicionarse sobre el gradualismo o no en el cambio político, desde el marxismo. Ha transcurrido mucho tiempo, pero el inmovilismo no nos salvará de la situación en la que nos encontramos.
sábado, 1 de diciembre de 2012
ME CANSÉ DE SUTILEZAS
Un amigo me advierte: ”Leopoldo, te veo demasiado
sutil. Y cuando uno es sutil, se expone a que otros digan: ¿Ves cómo este
también está de acuerdo conmigo?”Y por eso, y (…)
Un amigo me advierte: ”Leopoldo, te veo demasiado
sutil. Y cuando uno es sutil, se expone a que otros digan: ¿Ves cómo este
también está de acuerdo conmigo?”Y por eso, y sin que sirva de precedente, en
este artículo pretendo no ser sutil, sino dejarme llevar por mi bendito
aragonesismo, que me encanta porque me hace ver la riqueza de mi patria
(España), en la que le caben dentro gente como mi hijo Carlos (un poco brutico)
o como mi yerno Javi (un poco gallego) o como mi nuera Mercedes (un poquico
catalana).
Me preguntan muchas veces por la independencia de
Cataluña. Y yo suponía que había quedado claro que a mí eso no me gusta nada.
Resulta que no había quedado claro. Pues ahora queda claro: LA INDEPENDENCIA
DE CATALUÑA NO ME GUSTA NADA.
En consecuencia, el día 25 iré a votar y votaré por
un partido que no será CiU, porque a CiU le veo desnortado, dirigido
(¡?¡?¡?) por un personaje que ha perdido el oremus y que va diciendo
cosas con las que no estoy en absoluto de acuerdo. Personaje que se llama Artur
Mas. (Aclaración que yo antes consideraba innecesaria, pero que ahora hago, por
aquello de evitar las sutilezas).
Supongo que hasta aquí queda claro. Pues sigo.
En Els Matins de TV3, Ariadna Oltra, una
presentadora fenomenal, me preguntó si me extrañaba que el 67% de las pymes
catalanas hubieran votado a favor de la independencia. Le dije que no me
extrañaba. Sé que alguien entendió que eso quería decir que a mí me parecía
bueno, lógico y saludable que las pymes catalanas quisiesen la independencia.
Pues no. Me parecía lógico porque, en este ambiente que se ha creado en
Cataluña, mejor decir que te parece bien que meterse en líos.
Después se me ocurrió leer la noticia, en La
Vanguardia, periódico propiedad de un Grande de España que seguramente
piensa devolver la grandeza, porque creo que no se puede ser a la vez Grande de
España y sonreír ante las cosas que dice Oriol Pujol, de CiU, sobre el Rey y
que publica La Vanguardia, claro.
Bajo el titular ”El 67% de los empresarios de Pimec, a
favor de un Estado propio”, decía que ”el 66,8% de las 2.224 compañías que
habían respondido al sondeo, aproximadamente un 12% del total de asociados, son
partidarias de que Cataluña tenga un Estado propio”.
Como sé multiplicar, multipliqué 66,8 por 12 y me
salió que el 8% de las empresas de Pimec había votado a favor del estado
propio. O sea, no era el 67. Era el 8.
Estoy hasta el gorro de falsedades, de groserías. Y,
por favor, que Mas no me diga que ellos, también. Y que ellos, más. Pues si
ellos, también y ellos, más, quiere decir que ellos y tú, Artur, lo estáis
haciendo ESPECTACULARMENTE MAL. Y que estáis jugueteando con mi Patria y
eso es muy serio.
El asunto de la independencia se arregla, si se
quiere, en una semana y tres meses, por este orden.
En una semana, un empleado del Ministerio de Economía
del Gobierno central y un empleado de la Conselleria d’Economia de
Cataluña se meten en un parador, cada uno con su calculadora y sin móvil, sin
Twitter, sin cámaras de televisión y sin micrófonos, y queriendo llegar a un
acuerdo, resuelven en cuatro días el famoso tú me robas, yo te expolio. Cuando
digo cuatro días, quiero decir cuatro días. Aquí no hay sutilezas.
Luego, en tres meses, queriendo, un grupo de personas
competentes (y cuando digo competentes quiero decir competentes, no cualquier
Senador), actualizan la Constitución, que, después de 34 años, bien se merece
que la pongan guapa. Sin olvidar que, en el grupo que redactó la
Constitución, había dos catalanes, Miquel Roca Junyent y Jordi Solé Tura. Y
que Roca vive, de lo cual me alegro mucho y que tiene una cabeza mejor y más
clara que muchos monigotes que circulan por ahí. Aquí me da por la sutileza y
no pongo nombres de monigotes, pero ya sabéis a quiénes pondría.
He repetido y subrayado dos veces que esto se hace
queriendo, porque si no queréis y os dedicáis a sembrar el odio, allá vosotros
con vuestra conciencia.
Pero aquí repito lo que hace tiempo escribió Ángel
Gimeno, un socialista muy amigo mío, que fue Consejero de Economía en la
Diputación General de Aragón: “Algún día, el PSOE tendrá que pedir perdón a
España por lo que ha hecho Zapatero”.
Pues mira, Artur. Si sigues en tu viaje a lo
desconocido, algún día CiU tendrá que pedir perdón a Cataluña por lo que has
hecho.
Ya sé que eso no te importa nada. Pero la historia es
la historia. Y alguna vez alguien te recordará como un personaje nefasto que
hizo daño a su país.
Seguramente, te reirás y dirás que no te importa nada
lo que yo te diga.
Pero el desahogo que he conseguido escribiendo este
artículo hace que me importe tres pitos tu opinión. Y no digo aquello de
Humphrey Bogart en Casablanca (”Si tuviera tiempo de pensar en ti, te
despreciaría”), porque quiero ser bien educado. ¡Y no sabes lo que me cuesta!
P.S.1
Alguien dirá que no soy catalán. Y es verdad. Pero
quiero dejar claras varias cosas:
Que de los 7 millones y medio de catalanes, hay más
Abadías que muchos otros apellidos ilustres de esos que se creen que llevan la
sangre de Wifredo el Velloso por las venas. Que yo, con muchos otros, catalanes
y no catalanes, hemos hecho el IESE, institución por la que se conoce y se
prestigia a Cataluña mucho más que por las cosas que hayan hecho los Mas y
otros que presumen y no han hecho NADA. Y que, por tanto, no admito ser un
catalán de segunda. Soy tan de primera como ellos, y si me apuran un poco, más.
(No Artur). Como es natural, si me encuentro con Mas, le daré un abrazo y
volveremos a echar risas como la última vez que nos vimos, recordando cosas
divertidas que nos habían sucedido.
En el próximo artículo, volveré a la sutileza.
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