Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

jueves, 30 de mayo de 2013

ESTUVE EN PARO Y ME DISTEIS TRABAJO

José Joaquín Castellón, publicado en el Diario de Cádiz el  martes 21 de Mayo de 2013

LA situación de falta de empleo en nuestros pueblos y barrios es tan preocupante que no es, en absoluto, desproporcionado situar la creación de puestos de trabajo digno como una de las principales obras de misericordia -usando el lenguaje del catecismo que aprendimos en la escuela- que hoy se nos está pidiendo.

No voy a recordarles las cifras de desempleo que en nuestra región andaluza ya ha pasado lo socialmente admisible; y si no fuera por la solidaridad familiar, sobre todo de los abuelos, habrían desencadenado un estallido social. Es escandalosa la tasa de desempleo de los jóvenes, con lo que conlleva de falta de futuro, de perspectivas vitales y de horizontes humanos. Es cierto que nuestros jóvenes no tienen, en general, problemas para subsistir gracias a la red de seguridad de las familias. Pero en absoluto pueden ni deben conformarse con estar dependiendo sine die de sus progenitores.

El problema, mirado en su profundidad, es más grave por cuanto sus causas no son coyunturales. En Andalucía el problema del desempleo es estructural: falta un tejido productivo mínimamente consistente que permita confiar en que acabada la crisis se acabará el problema del paro. Muchos años hemos confiado en el turismo, en la construcción y en las ayudas europeas para sustentar el Estado de bienestar al que nos hemos acostumbrado. Dos de esos pilares se han venido abajo, y no se ha generado una economía civil que sirva de sustento a las coberturas que exigimos al Estado. El dinero fácil e injusto de la construcción y el dinero fácil y dilapidado de la UE se han acabado.

A esta altura de la situación, quien mira a la comunidad de los cristianos, a la Iglesia, la mira buscando una ayuda asistencial, tan necesaria como lastimosa; una limosna que es pan para hoy -al menos eso-, pero seguir en precario mañana. La Iglesia como institución no tiene la responsabilidad de crear un tejido productivo justo; no es una tarea específica de su misión potenciar la creación de puestos de trabajo. Pero la Iglesia no es sólo la institución eclesial. Iglesia son también todos los laicos cristianos, abogados, notarios, albañiles, políticos, médicos, estudiantes, parados, trabajadores del campo, empresarios, emprendedores, etc. que quieren vivir la fe en Cristo. La construcción de una sociedad más humana pasa hoy por la regeneración de un tejido productivo justo en nuestro pueblo. Y toda la Iglesia, tanto desde su nivel institucional, como desde la militancia personal de cada uno de sus miembros, estamos encartados en este reto, en esta interpelación del Espíritu y de la Historia.

En algunas diócesis andaluzas hay instituciones específicamente encargadas de posibilitar, a través de asesoramiento y financiación, pequeñas iniciativas de auto-empleo; en la dióceis de Sevilla es la fundación Marcelo Spínola. Cáritas también se ha caracterizado por apoyar iniciativas de auto-empleo. Pero hoy por hoy esto es claramente insuficiente.

Cuando Juan el Bautista, encarcelado en Maqueronte, envió algunos discípulos a preguntar a Jesucristo si era de verdad el Mesías esperado, sabemos que le respondió con los hechos: devolvió la vista a algunos ciegos, hizo andar a algunos tullidos, resucitó a algún muerto y anunció a los pobres la Buena Noticia. También hoy -y en todo tiempo-, cuando nos pregunten a los cristianos si somos los portadores de la Buena Noticia que Cristo inició en la historia, tendremos que responder con los hechos. Y en parte lo hacemos. Pero hoy el signo más relevante del Reino que necesita nuestra sociedad es que los cristianos nos preocupemos eficazmente por impulsar la creación de puestos de trabajo y que seamos catalizadores de iniciativas de empleo sostenible y decente. Todos los cristianos de los distintos ámbitos de la Iglesia, desde la jerarquía hasta los fieles, pasando por los diversos movimientos de apostolado -se llamen como se llamen y tengan la sensibilidad religiosa diferenciada que tengan- hemos de poner el horizonte de la creación de un tejido productivo justo como un reto de nuestra fe y como uno de los signos que el Espíritu nos pide.

Naturalmente que las condiciones estructurales de la economía han de cambiar y hay responsables de hacerlo. Pero esas condiciones estructurales, económico-financieras, sólo serán eficaces si hay personas que ponen al trabajador en el centro de la actividad económica. Si la codicia, la corrupción y la inhibición de la mayoría nos han traído a esta crisis inhumana, serán la decencia, la honradez para con las personas en situación de desempleo, y la responsabilidad de cada uno de nosotros en particular, la que vaya alumbrando un tejido productivo justo.

martes, 28 de mayo de 2013

MUERTE AL SOLDADO

 Pilar Cernuda, publicado en el Diario de Cádiz el lunes 27 de Mayo de 2013.

PRIMERO fue Londres, con el brutal asesinato de Lee Rigby, ex combatiente en Afganistán; después París, donde un árabe intentó degollar a un soldado. No estamos seguros, y estos episodios han despertado nuevamente los peores instintos de xenofobia, hasta el punto de que al mismo tiempo que las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia potencian su actividad para tratar de detectar nuevos focos de peligro, también se ha reforzado la seguridad en los barrios que son lugar habitual de residencia de familias árabes.

Es difícil encontrar el equilibrio: los controles deben ser minuciosos porque los yihadistas están permanentemente alertas. Pero no todos los musulmanes, ni de lejos, apoyan en terrorismo.

En España, dicen las autoridades, no ha hecho falta activar ningún protocolo más porque la alerta es permanente. Se extrema la vigilancia sobre las personas sospechosas de pertenecer a grupos extremistas y también sobre las mezquitas y los centros de reunión. Hay razones para hacerlo, y el último episodio de Londres así lo demuestra: se suceden los actos terroristas realizados por personas que se han criado en países occidentales, incluso han nacido en esos países y tienen su nacionalidad, y que aparentemente se encontraban perfectamente integrados en la sociedad. Lo ocurrido ha hecho saltar todas las alarmas porque evidencia que se ha fracasado en el modelo de integración de personas de otras latitudes y que han fallado los programas de seguridad contra el terrorismo islamista.

En Siria se han detectado a centenares de personas que han viajado desde países europeos y se han sumado a las fuerzas rebeldes o a las de Bashar al Asad, todas ellas con un fuerte sentimiento religioso -además del ánimo de derrocar a Al Asad también se produce la guerra a muerte entre suníes y chiíes- y que se sienten absolutamente identificados con la yihad. Un motivo más de preocupación para quienes deben luchar contra el terrorismo islamista, porque la presencia de jóvenes que pertenecen a una generación educada en occidente significa que no se ha producido el deseado arraigo y que, lo que es más grave, han sido captados más o menos fácilmente por Al Qaeda y sus afines.

La Policía española tiene fama de ser una de las mejor informadas sobre el mundo islamista, más aún desde la tragedia del 11-M. Suele estar alerta, pero lo sucedido en Londres y París le obliga, y nos obliga a todos, a no dejar ni un cabo suelto. En cualquier lugar un fanático nos puede romper la vida

sábado, 18 de mayo de 2013

LA RESISTENCIA

Rafaael Sánchez Saus, publicado en el Diario de Cádiz el jueves 16 de Mayo de 2013



NO puedo ni quiero leerme cada día toda la prensa andaluza, por lo que es posible que la noticia se me haya escurrido ante los ojos a pesar de mis esfuerzos -y de los de mi buscador de internet- por encontrarla en ella, pero ha tenido que ser uno de esos confidenciales mayormente madrileños el que me ha puesto sobre la pista de La Resistencia, una agrupación de andaluces -me resisto a llamarla lobby como gusta a mi fuente-, al margen de los partidos políticos que se proponen trabajar conjuntamente para intentar eliminar la corrupción de la vida pública, defender el Estado de derecho y restaurar la justicia social. ¿Otra movida más en la estela del fallido 15-M? Es de esperar que los trescientos andaluces que, al parecer, se han sumado ya a la convocatoria de La Resistencia hayan aprendido de los errores de lo que sólo hace dos años despertó tantas expectativas y hoy se debate en una crisis mayor aún que la había venido a denunciar.

De momento, una buena señal es que La Resistencia no se propone cambiar el mundo y las esferas remotas, sino centrarse en algunos de los muladares más próximos y, por así decir, familiares: la Junta, las diputaciones y municipios de Andalucía, todas aquellas instituciones en las que el olor a caca se expande por encima de los vistosos ropajes ideológicos. De momento, y no es poca cosa cuando se acaba de empezar la faena, ha conseguido que el fiscal general de Andalucía se haya interesado por tres asuntos de peso: el reparto ilegal de subvenciones en agencias de la Junta de Andalucía, los contratos a dedo del Gobierno andaluz y el especialmente sangrante y escandaloso, cuando tanta demagogia se está desplegando desde San Telmo sobre este problema, de los desahucios presuntamente ilegales llevados a cabo por la empresa pública del suelo de la Junta.

No todo está perdido. Es esperanzador que iniciativas así surjan aún del seno de una ciudadanía plural en sus ideas pero unánime en su exigencia de limpieza en la vida pública. Garantizar en ellas la perduración de su espíritu abierto, evitar caer en manos de redes de activistas al servicio de ideologías liberticidas es su gran reto. Ojalá dentro de dos años podamos ver en La Resistencia no ya una esperanza, sino una realidad inequívoca de que la ciudadanía crítica ha sido capaz de madurar sus proyectos y sus procedimientos. Andalucía se lo agradecerá.

sábado, 4 de mayo de 2013

PERDER EL RUMBO

Pilar Cernuda, publicado en el Diario de Cádiz el martes 30 de Abril de 2013
EL viernes presentó el Gobierno un panorama desolador después del golpe que supuso la EPA de los 6 millones de parados; el domingo, en Granada, Rajoy no fue mucho más optimista, sino que se mantuvo en la línea de alertar sobre las dificultades que vivimos y pidió "paciencia" para superarlas, como si no la tuvieran ya, y muy sobrada, los españoles. Y el lunes, en una reunión con empresarios, aparece un Rajoy que sin echar las campanas al vuelo defiende su política, afirma que "los hechos certifican el cambio de rumbo" -para bien, evidentemente-, respalda la reforma laboral aunque admite que la EPA fue una mala noticia, asegura que "estamos en el umbral de invertir la situación económica -se supone que también para bien-, dice que se ha producido una mejora de la competitividad y del comercio exterior y que "sabemos lo que hacemos". Conclusión: hay motivos sobrados para caer en el desconcierto y en la perplejidad, porque según cómo venga el aire el presidente presenta un escenario fúnebre o da motivos para la esperanza.

El problema es que muchas de las operaciones económicas y las inversiones que crearían miles de puestos de trabajo dependen de que los que podrían realizar esas operaciones o inversiones se mueven en función de los proyectos de gobierno y sus previsiones de futuro. Y estos días las previsiones de Rajoy y sus ministros son tan cambiantes que difícilmente se puede hacer un pronóstico sobre lo que nos espera. Es mal asunto el triunfalismo, no deja de ser un engaño; pero es igualmente reprobable el catastrofismo, porque se necesitan acicates para salir adelante cuando la crisis golpea con la dureza con que lo está haciendo. Y lo que ya provoca una desazón difícil de describir es que se emitan mensajes contradictorios, tipo ducha fría ducha caliente, que aturden y descolocan.

El ministro De Guindos ha firmado un acuerdo con su colega alemán Schauble para financiar ayudas a las pymes. Una buena señal, se necesita crédito como el comer. Es algo tangible, porque los alemanes suelen cumplir sus compromisos. Pero poco más se puede decir sobre los nuevos proyectos del Gobierno para superar la crisis: el llamado segundo plan de reformas no ha sido tal y el estado de ánimo de la vicepresidenta y los ministros de Economía y de Hacienda no fue como para pensar en una próxima mejora de la situación, Resultado: lo urgente es esperar, como decía Pío Cabanillas. Sólo así sabremos si este Gobierno nos lleva a buen puerto o nos hunde definitivamente.