Por S. McCoy
Publicado en El Confidencial (19/10/2011)
Se trata de una parte residual de su financiación pero suma. El Santander, y otras entidades que otorgan líneas de prefinanciación bancaria para proyectos de I+D+i aprobados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, están haciéndose con los créditos blandos de los beneficiarios –que disfrutan de elevados periodos de carencia y son concedidos a tipo cero o residual- a cambio de una contrapartida que supone alrededor del 20% del total concedido al investigador/innovador en operaciones a 10 años. De este modo abarata el coste de su pasivo en un momento en que la captación de recursos propios o ajenos en el mercado es extraordinariamente cara. Cualquier alternativa más asequible se convierte en prioridad. Este es un buen ejemplo.
El origen de este mercado de compraventa de financiación preferencial se halla en la exigencia por parte de la Administración de un aval necesariamente bancario al solicitante de ayuda pública para Investigación, Desarrollo e Innovación (VER MODELO AQUI). Persigue que cubra las responsabilidades financieras derivadas de su obtención. Se trata de una garantía ejecutable a primer requerimiento que afecta al 100% del importe subvencionado. Como es sabido, existe escasa predisposición de la banca para responder subsidiariamente, en el entorno actual, de proyectos de riesgo y ventura como los que son objeto del programa. Su negativa a avalar podría condenar al ostracismo a numerosas propuestas si no fuera porque el mismo banco que ahoga al emprendedor con su negativa, le lanza el chaleco salvavidas en forma de otra figura prevista por el regulador: la “asunción de deuda”. Opción escasamente usada en el pasado que ha cobrado extraordinario vigor (VER MODELO AQUI).
Regulada por la Orden CIN/1559/2009 de 26 de mayo en su artículo 41, va más allá del mero adelanto de fondos de las líneas a las que hacíamos referencia al comienzo del post. Estas son, en líneas generales, préstamos hasta el 75% del total, con amortización única, sin comisiones y pago trimestral/semestral de un interés limitado a Euribor 6M + 0,5%. Por el contrario, la asunción de deuda supone una verdadera subrogación del banco en el 100% de la posición del deudor cuyo riesgo queda limitado al cumplimiento del objeto de la financiación al que se condiciona el subsidio: el proyecto de I+D+i de que se trate.
La entidad mete gustosa en su pasivo el importe del crédito a favor de la Administración (por ejemplo, un millón de euros), que sale del balance de un cliente al que, además, genera un beneficio contable por el diferencial entre el nominal adeudado y el equivalente financiero al plazo previsto asumido por el banco (Valor Actual Neto del préstamo). Una suma que puede suponer alrededor del 20% en operaciones a una década y que es una suerte de pago por la transmisión (la asunción se hace por 800.000 y obtiene una plusvalía teórica de 200.000). ¿Por qué? Sin asunción no hay ayuda para el solicitante y sin ayuda no hay recurso barato en carencia (plurianual) y tipo (simbólico) para la institución financiera. Al final, todos tan contentos: uno puede lanzar su iniciativa a la vez que obtiene un resultado positivo ex ante y el otro logra su objetivo de obtención de fondos a bajo coste.
La prioridad bancaria ha cambiado del mayor ingreso por operaciones de activo al menor coste financiero. Antes que dar dinero, el sector prefiere deberlo en condiciones preferenciales, visto como está el patio. Firmas como el propio Santander o La Caixa han creado departamentos especializados en identificar ayudas públicas, buscar potenciales interesados para las mismas, crear consorcios cuando así resulte conveniente y conseguir de este modo una línea adicional de captación de fondos que le permita, además, fidelizar al cliente. Así está el patio.
Una oportunidad que nace de una concepción errónea de las propias ayudas, que niegan a sus potenciales perceptores la posibilidad de responder personalmente del cumplimiento de las obligaciones, como en pura lógica cabría exigir. Pero es lo que hay. En la procelosa ruleta de la economía financiera siempre gana… la banca. Valiente novedad.
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