Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

martes, 8 de noviembre de 2011

Friedman 6- Keynes 1, o el triunfo por goleada del monetarismo

Publicado en Cotizalia (08/11/2011)
Las medidas tomadas por las autoridades europeas para solucionar la crisis pasan por la austeridad y los recortes públicos. En España, el actual gobierno las tomó y el próximo tendrá que hacerlo. Pero, desde el punto de la “Ciencia" Económica, ¿son la respuesta a la crisis? ¿Ayudarán a salir de ella?

Para contestar a estas preguntas, hay que entender primero que existen dos versiones en la “Ciencia” Económica sobre un tema mayor, el papel del Estado en la economía, del cual deriva la mayor o menor “bondad” de este tipo de propuestas.

La versión “clásica” apoya el ajuste: el Estado no debe intervenir en la economía, el “Mercado” asigna mejor los recursos y el deseo empresarial individual es la mejor forma de organizar la economía. El gasto público en el “Estado de Bienestar” implica menor crecimiento económico. La política monetaria y los recortes públicos son “LA” solución que hay que usar en las crisis.

Esta idea viene de lejos, desde el siglo XIX con David Ricardo que propugnaba que el déficit público no tenía efectos sobre la demanda. El gasto del Estado no recupera la demanda ni ayuda a salir de las crisis. En el siglo XX, Robert Barro continuó esta idea con su “Equivalencia Ricardiana”: ningún déficit público (ni el financiado por impuestos ni por deuda) estimula a la economía, ya que el ciudadano ahorrará porque el dinero que el gobierno gasta hoy lo tendrá que pagar mañana con más impuestos.

¿Es cierto? No hay claridad sobre si Barro tenia razón o no. Las evidencias empíricas no son claras.

Milton Friedman fue más allá al apoyar la práctica eliminación del papel del Estado. En “Capitalismo y Libertad”, escribía que la razón que justificaba el gasto público era “la necesidad del gobierno de eliminar el desempleo”, cosa que no había conseguido. Por tanto el gasto público sobraba.

En 1990, Giavazzi y Pagano dijeron que los recortes expandían la economía: la reducción del déficit público aumentaba la confianza de las familias y las empresas al pensar que un ajuste ahora impediría un ajuste mayor en el futuro y la reducción de los tipos de interés favorecía el consumo familiar y la inversión empresarial.

¿Es cierto? La evidencia empírica sugiere que la reducción del déficit solo aumenta la confianza en periodos de elevada inflación y tipos de interés altos, lo que no es el caso hoy.

Durante la crisis actual, tanto el BCE, el Banco Internacional de Pagos, el Tesoro británico y la OCDE sugieren que la reducción del déficit permiten la salida de la crisis. Algunos estudios cuantifican que un incremento en 10 puntos porcentuales del ratio deuda/PIB provoca una reducción del PIB del 0.2% anual por el aumento de interés, impuestos, inflación y por mayor incertidumbre empresarial.

Reinhart y Rogoff cifran cuanto es “demasiada” deuda pública. A partir del 90% de deuda sobre el PIB la economía decrece 1% y una vez que el país entre en la vorágine de endeudamiento público, la quiebra es segura.

¿Es cierto? La evidencia no es concluyente y es difícil determinar si ese 90% tiene evidencia empírica para según que tipos de cambios (fijos, flexibles…).

La otra versión, la “keynesiana”, apoya no hacer recortes: el Estado debe intervenir en la economía, el “Mercado” no asigna eficientemente los recursos y la voluntad individual puede llevar al egoísmo. El gasto público en el “Estado de Bienestar” no tiene impacto negativo en la economía. La política fiscal es “LA” que hay que usar en las crisis.

El principal defensor de esta versión es Keynes (Nota: Keynes no propuso el déficit público ni el gasto excesivo. Keynes nunca fue Keynesiano. El Gobierno era responsable de las crisis por permitir el descontrol del sector financiero y no debía intervenir en la economía, salvo en una crisis para evitar desempleo excesivo, descontento social, huelgas, el fin del capitalismo, de la democracia y el advenimiento del Socialismo, al que temía).

Keynes introdujo el “multiplicador del gasto”. Si el gobierno gasta (gasto como inversión no como Plan E), aumentará la producción y el consumo en una proporción mayor al gasto original. Si el gobierno gasta €100, el efecto en la economía será más de €100.

¿Es cierto? Existe múltiples debates, pero en general, existe consenso que el “multiplicador” existe y varía entre el 1’7 y el 2’5 según el tipo de gasto. Es decir, que €100 de gasto provocan un efecto añadido de entre €70 y €150 en la economía.

Paul Krugman es hoy el mayor seguidor de la idea de la política fiscal expansiva y de evitar recortes públicos como solución a la crisis. Es necesario controlar al “Mercado” y regular el Capitalismo. El “Mercado” no actúa ni más ni menos eficientemente que los gobiernos. El sector privado no es siempre la solución.

Otros como Ball, Leigh y Loungani argumentan que un recorte fiscal del 1% del PIB aumenta el desempleo en un 0.5%, cifra que Romer y Romer fijan en el 0.3%. Bruce Bartlett, sugiere que las medidas de recorte llevarán a una recesión, parecido a lo sucedido en 1937 cuando el gobierno implementó medidas de ajuste fiscal.

Para estos economistas, durante una recesión, el presupuesto público entra en déficit por el efecto de los “estabilizadores”. Primero aparece la crisis, que lleva a que el gasto público aumente, no al revés. La crisis provoca el déficit público, no al contrario.

EEUU e España son ejemplos de este mecanismo. La deuda pública en los EEUU era solo del 36% del PIB antes de la crisis y aumentó hasta el 52% en el 2009 por el pago de “estabilizadores” (desempleo). El déficit actual es, en gran parte, fruto de la ayuda al sector financiero. En el caso de España, el déficit público se mantuvo en positivo en el 2005, 2006 y el 2007, cuando la crisis ya se había incubado. Irlanda, es otro ejemplo de superávit público en el 2004, 2005, 2006, 2007…y no evitó su quiebra.

¿Cuál de las dos partes tiene razón?
La situación actual es parecida a una “deflación de deuda”. Cuando el nivel de deuda es tan elevado, los deudores pagan sus deudas y reducen su consumo. Ante la falta de demanda y la incertidumbre, las empresas usan sus beneficios para pagar sus deudas en lugar de contratar, lo cual reduce de nuevo el consumo familiar y la inversión empresarial…la espiral provoca una caída de precios que aumenta el valor real de las deudas. Cuanto más se paga, más se debe. El final es la Recesión.

La “Ciencia” Económica tiene las herramientas para solucionar la crisis y romper esa espiral. Familias, entidades financieras y empresas tienen que equilibrar sus balances. Las Balanzas Sectoriales explican que alguien tiene que endeudarse para que los otros sectores tengan un superávit. Es una cuestión de prioridad. ¿A quién se quiere salvar primero?

Usar solo la política monetaria reduciendo tipos de interés no soluciona la crisis pero permite el ajuste de las empresas. Usar solo la política fiscal tampoco sirve si existen límites al endeudamiento (3%) pero permite el saneamiento de las entidades financieras.

Solo la política monetaria o solo la fiscal no solucionarán el problema, pero una mezcla adecuada de las dos sí. Se puede (debe) aprender de crisis anteriores. Los ejemplos de Suecia 1992, Canadá 1990, Japón 1990 o EEUU 1933 enseñan algunas medidas a usar:

- Abrir las cuentas del sistema financiero, eliminar activos incobrables.

- Inyectar capital en las entidades financieras y castigar los excesos bancarios.

- Dejar que nuevas entidades “limpias” se creen.

- Estas entidades “limpias” darían créditos a proyectos empresariales viables.

- No aplicar medidas severas de austeridad hasta que la crisis termine.

- Endeudamiento público temporal para permitir el ahorro de familias.

- Necesidad de un sistema tributario serio.

- Evitar política monetaria contractiva.

- Estímulos fiscales pero no dispendios absurdos.

- Sector Exterior: recuperar la competitividad perdida.

Esta crisis no es nueva sino distinta. No es tanto una crisis económica, financiera, del euro o de deuda soberana (que también) como el fin del tipo de sociedad creada después de 1945. El paradigma imperante hasta hoy (entidades financieras, gobiernos, bancos centrales, Europa-EEUU centro del mundo y el sistema deuda-dinero en connivencia y descontrol) no funciona ya con estos niveles de deuda y con Asia enfrente.

Sin embargo, las autoridades no se plantean las soluciones anteriores. Para el Reino Unido, Irlanda, España, Portugal, Grecia e Italia, la solución es austeridad y ayudar al sistema financiero…y los resultados no son positivos ya que ninguno conseguirá alcanzar su objetivo de reducción del déficit (salvo Irlanda por su superávit exterior) ni salvar la quiebra de las entidades.

La excepción es Dinamarca, cuyo nuevo gobierno prefiere crear crecimiento, apoyar a las Pymes y no recortar el gasto. Salvo este caso, Friedman gana por goleada a Keynes. Recortes es lo que hay. Si lo quieren bien y si no también.

Pero quizás sea hora que ustedes tomen la responsabilidad de elegir que hacer. Seguir con este paradigma o aprender de crisis pasadas, tomar medidas adecuadas y compartir la carga de los errores entre todos. Depende de ustedes. ¿No creen?

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