Editorial de El País (21/12/2011)
Mariano Rajoy fue elegido ayer presidente del Gobierno con los votos de su partido y el único refuerzo de los diputados de UPN y el Foro Asturias, hasta sumar 187. Votaron en contra, además de los socialistas, IU y UPyD, todos los partidos nacionalistas menos el PNV, Amaiur y Coalición Canaria, que se abstuvieron.
El rechazo más llamativo fue el de CiU (16 escaños), partido que tiene acuerdos con el PP en decenas de municipios y en la Diputación de Barcelona, dio vía libre con su abstención a los Presupuestos de la Generalitat de 2011 y está negociando su respaldo a los de 2012, que se presentaron ayer. La sintonía entre Duran y Rajoy respecto a las medidas económicas hacía prever al menos una abstención nacionalista; sin embargo, la falta de receptividad de Rajoy a las principales demandas de CiU en financiación (pacto fiscal y pago de cantidades pendientes) inclinó el voto hacia el no.
Puede ser un signo de la diferencia entre tener o no mayoría absoluta. Rajoy desea, y tal vez necesite políticamente, legitimar sus medidas de ajuste con el respaldo de otras formaciones; CiU era el candidato más obvio a prestar ese servicio, pero Rajoy no está agobiado por el temor a quedar en minoría y además cuenta con la negativa percepción por la opinión pública española de los acuerdos con los nacionalistas en las dos últimas legislaturas. Pero un síntoma de la crisis política actual es precisamente la distinta percepción de ciertas cuestiones en Cataluña (y en Euskadi) y en el conjunto de España.
El portavoz del PNV invocó esa diferente visión para reclamar la implicación del PP en el proceso de fin definitivo del terrorismo, cuyos rescoldos persisten, dijo, en forma de intimidación en las pequeñas localidades. Erkoreka obtuvo el compromiso de Rajoy de considerar al PNV interlocutor permanente sobre esa cuestión. Algo que no consiguió Amaiur pese a su abstención (explicada por uno de sus diputados como desinterés).
Su portavoz, Iñaki Antigüedad, habló del "conflicto político", sin citar a ETA, y Rajoy le respondió recordando los asesinatos de la banda en víspera de las anteriores elecciones; y frente a la afirmación de Rajoy de que toda idea es defendible si se hace por medios democráticos, el portavoz recordó que la secretaría general del PP había excluido de la ronda de contactos previos a la investidura a Amaiur por defender "proyectos que no caben en la Constitución". Fue un intercambio en tono grave pero sin estridencias. Antigüedad dijo a la salida que su formación defiende que el cambio de marco solo será planteado si hay una mayoría clara a favor, lo que excluye la imposición. Pero no respondió al emplazamiento sobre la disolución de ETA.
Una conclusión del debate de ayer fue que la mayor representación de los partidos nacionalistas (y otros minoritarios) no aumenta su influencia política en situaciones de mayoría absoluta. La experiencia también dice que esa mayoría es a veces un blindaje que impide percibir lo que ocurre fuera del Parlamento.
Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.
jueves, 22 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
Hablemos del Rey: lo que nadie cuenta del caso Urdangarín
Por S. McCoy
Publicado en El Confidencial (15/12/11)
Hay en España una confusión generalizada entre los derechos adquiridos por la Corona por mor de su papel en el proceso de transición democrática y sus obligaciones frente a unos ciudadanos que, en definitiva, son los que sostienen económicamente la institución con sus impuestos. Hasta ahora el reconocimiento popular ha ido acompañado de un extraño velo de silencio sobre las vida ordinaria y las finanzas de la familia real. El hecho de que tal opacidad se tenga que quebrar más de 30 años después por la aparición de un yerno presuntamente trincón, o “no ejemplar” en términos estrictamente monárquicos, “manda huevos” que diría el ínclito Trillo.
Hay que entender tal complacencia ciudadana en el recuerdo del 23-F y en la bonanza económica que ha acompañado a España en los últimos años. Nunca más. Nuestro sistema político está más que consolidado y el crecimiento de los miembros de la realeza puede devenir, si no lo ha hecho ya, en un proceso de degradación a los ojos de la opinión pública similar al de otras naciones de más extensa tradición real. Acotar, por línea directa y colateral, la pertenencia oficial a la Casa, euros incluidos, se trata de una decisión oportuna y acertada. Indispensable a todas luces.
Más. Vienen, en palabras del propio Rey Juan Carlos, “tiempos muy duros”. La doble dimensión del previsible ajuste presupuestario -recorte de gasto superfluo, por un lado, y eficiencia y transparencia en la gestión del indispensable, por otro- debería tener su reflejo igualmente en Zarzuela. La anunciada auditoría de las cuentas de palacio es también una iniciativa en la dirección adecuada, si bien está por ver la extensión y profundidad de la misma. Es hora de que las cosas se hagan bien. Deberíamos exigir colectivamente que así fuera por el bien de la institución e, incluso, de la democracia en estos momentos de especial dificultad.
De aquellos barros vienen estos lodos
Hechas estas reflexiones sobre el absurdo antes y el deseable después del Caso Urdangarín en la Monarquía Española, merece la pena reflexionar sobre cómo se llega a esta situación. A primera vista resulta, cuando menos, sorprendente el aparente desconocimiento del Jefe del Estado sobre la actividad de su hijo político, tu quoque, Brute. Saber que tu subsistencia depende del apoyo popular debería haber conducido a una vigilancia obsesiva de cualesquiera riesgos que puedan poner en peligro el papel que ejerces, sea a través de los servicios secretos del Estado o del uso de medios privados a tal fin. Aparentemente, no ha sido así, al menos en el caso que nos ocupa. ¿Seguro?
Igual que la Casa Real se empeñó en ocultar el pasado, público y notorio por su condición periodística, de Leticia Ortiz, o de atajar la rumorología varía que nació a raíz del ictus sufrido por Jaime de Marichalar, pasó por encima de la intensa, y potencialmente delictiva, labor institucional del marido de la Infanta Cristina. Raro. Era metafísicamente imposible que no recibiera referencias a diestro y siniestro dada su convivencia estival con el todo Mallorca, uno de los orígenes del escándalo, y su trato con muchas de las empresas que pagaron los servicios al ex deportista de elite. Resulta sospechoso que solo actuara cuando el foco, parlamentario primero y de los medios después, se encendiera sobre el asunto.
Lo cual da que pensar. Como también el hecho de que el propio Urdangarín se haya sentido “indignado” por el tratamiento recibido. Hay que recordar que la indignación es una reacción contra y usada, en el ámbito 15-M del vocablo, por quienes se sienten represaliados en sus derechos o statu quo adquiridos. Bien. La interpretación más aventurada, piensa mal y acertarás, que se puede hacer a tal reacción del yernísimo es que no ha hecho nada que no fuera “habitual” o “corriente” en su círculo de convivencia. De ahí la falta de pudor al meter su esposa y al secretario personal de ésta en el fregao, ambos con línea más que directa con papaíto. Tal desfachatez asusta. Y la indiferencia del monarca hasta que salta la liebre, también. ¿Entonces?
Leyendas urbanas que hay que desmontar
Con el paso del tiempo ha entrado en la categoría de leyenda urbana el papel de intermediación jugado por don Juan Carlos en operaciones comerciales, primero con Oriente Medio y más recientemente con las Repúblicas Caucásicas, donde goza de un reconocimiento popular sin parangón, superior incluso al de algunas regiones españolas. Presencia silenciosa pero constante. Una actividad institucional propia, por otra parte, de su cargo y, por tanto, de carácter intrínsecamente gratuito. Al menos, así tendría que ser. Si por razones propias de la condición humana, miedo obsoleto a un nuevo destierro o pura codicia personal, ha puesto precio a esa llave empresarial, aparte de suponer una conducta inaceptable, queda automáticamente deslegitimado para cualquier objeción a comportamientos similares de terceros de su entorno. No debe ser así, ¿no?, porque lo ha hecho.
En efecto, ambas partes se han apresurado a poner un cortafuegos que evite que salgan chamuscados de esta historia. Excusatio non petita, accusatio manifiesta es aforismo generalizado en derecho. ¿Era necesario que el balonmanista desvinculara a la Casa Real de su actividad?, ¿por qué? Por otra parte, la exclusión familiar de Urdangarín antes incluso de que exista una sentencia firme sobre sus actividades no deja de ser un hecho sorprendente. El juicio sumarísimo del Rey, basado en no se sabe qué información propia, pone al yerno a los pies de los caballos judiciales y solo se puede entender desde el miedo a su impacto a la institución o… a su persona, de forma directa en el caso que nos ocupa o escalada, revelación de prácticas corrientes de Su Alteza. Un alejamiento, por cierto, que llega tarde. Esta vela ya no se puede ocultar debajo del celemín. Se ha abierto, afortunadamente, la caja de estos truenos.
Toda crisis es una oportunidad. La actual ha puesto de manifiesto los excesos de una España narcotizada por su ilusorio sueño de riqueza. El despertar está siendo brutal. La casa patria estaba construida sobre pilares de barro. Es hora de tirar abajo buena parte de su estructura y levantarla de nuevo de acuerdo con la realidad económica y social del país. Todo es susceptible de ser cuestionado. Incluido ese elemento aglutinador que ha sido durante mucho tiempo la Corona, alejada ahora del querer de las nuevas generaciones para preocupación del heredero. Como el resto de los poderes del joven estado democrático español, ha de decidir qué quiere ser de mayor ahora que sus miembros crecen y su actividad se cuestiona. Porque está en juego su futuro, debe limpiar, de ser necesario, su pasado. Si no, su condena social es inevitable. Se equivocan los palmeros reales: es hora de derribar muros de transparencia, no de apuntalarlos. Ahí queda.
Publicado en El Confidencial (15/12/11)
Hay en España una confusión generalizada entre los derechos adquiridos por la Corona por mor de su papel en el proceso de transición democrática y sus obligaciones frente a unos ciudadanos que, en definitiva, son los que sostienen económicamente la institución con sus impuestos. Hasta ahora el reconocimiento popular ha ido acompañado de un extraño velo de silencio sobre las vida ordinaria y las finanzas de la familia real. El hecho de que tal opacidad se tenga que quebrar más de 30 años después por la aparición de un yerno presuntamente trincón, o “no ejemplar” en términos estrictamente monárquicos, “manda huevos” que diría el ínclito Trillo.
Hay que entender tal complacencia ciudadana en el recuerdo del 23-F y en la bonanza económica que ha acompañado a España en los últimos años. Nunca más. Nuestro sistema político está más que consolidado y el crecimiento de los miembros de la realeza puede devenir, si no lo ha hecho ya, en un proceso de degradación a los ojos de la opinión pública similar al de otras naciones de más extensa tradición real. Acotar, por línea directa y colateral, la pertenencia oficial a la Casa, euros incluidos, se trata de una decisión oportuna y acertada. Indispensable a todas luces.
Más. Vienen, en palabras del propio Rey Juan Carlos, “tiempos muy duros”. La doble dimensión del previsible ajuste presupuestario -recorte de gasto superfluo, por un lado, y eficiencia y transparencia en la gestión del indispensable, por otro- debería tener su reflejo igualmente en Zarzuela. La anunciada auditoría de las cuentas de palacio es también una iniciativa en la dirección adecuada, si bien está por ver la extensión y profundidad de la misma. Es hora de que las cosas se hagan bien. Deberíamos exigir colectivamente que así fuera por el bien de la institución e, incluso, de la democracia en estos momentos de especial dificultad.
De aquellos barros vienen estos lodos
Hechas estas reflexiones sobre el absurdo antes y el deseable después del Caso Urdangarín en la Monarquía Española, merece la pena reflexionar sobre cómo se llega a esta situación. A primera vista resulta, cuando menos, sorprendente el aparente desconocimiento del Jefe del Estado sobre la actividad de su hijo político, tu quoque, Brute. Saber que tu subsistencia depende del apoyo popular debería haber conducido a una vigilancia obsesiva de cualesquiera riesgos que puedan poner en peligro el papel que ejerces, sea a través de los servicios secretos del Estado o del uso de medios privados a tal fin. Aparentemente, no ha sido así, al menos en el caso que nos ocupa. ¿Seguro?
Igual que la Casa Real se empeñó en ocultar el pasado, público y notorio por su condición periodística, de Leticia Ortiz, o de atajar la rumorología varía que nació a raíz del ictus sufrido por Jaime de Marichalar, pasó por encima de la intensa, y potencialmente delictiva, labor institucional del marido de la Infanta Cristina. Raro. Era metafísicamente imposible que no recibiera referencias a diestro y siniestro dada su convivencia estival con el todo Mallorca, uno de los orígenes del escándalo, y su trato con muchas de las empresas que pagaron los servicios al ex deportista de elite. Resulta sospechoso que solo actuara cuando el foco, parlamentario primero y de los medios después, se encendiera sobre el asunto.
Lo cual da que pensar. Como también el hecho de que el propio Urdangarín se haya sentido “indignado” por el tratamiento recibido. Hay que recordar que la indignación es una reacción contra y usada, en el ámbito 15-M del vocablo, por quienes se sienten represaliados en sus derechos o statu quo adquiridos. Bien. La interpretación más aventurada, piensa mal y acertarás, que se puede hacer a tal reacción del yernísimo es que no ha hecho nada que no fuera “habitual” o “corriente” en su círculo de convivencia. De ahí la falta de pudor al meter su esposa y al secretario personal de ésta en el fregao, ambos con línea más que directa con papaíto. Tal desfachatez asusta. Y la indiferencia del monarca hasta que salta la liebre, también. ¿Entonces?
Leyendas urbanas que hay que desmontar
Con el paso del tiempo ha entrado en la categoría de leyenda urbana el papel de intermediación jugado por don Juan Carlos en operaciones comerciales, primero con Oriente Medio y más recientemente con las Repúblicas Caucásicas, donde goza de un reconocimiento popular sin parangón, superior incluso al de algunas regiones españolas. Presencia silenciosa pero constante. Una actividad institucional propia, por otra parte, de su cargo y, por tanto, de carácter intrínsecamente gratuito. Al menos, así tendría que ser. Si por razones propias de la condición humana, miedo obsoleto a un nuevo destierro o pura codicia personal, ha puesto precio a esa llave empresarial, aparte de suponer una conducta inaceptable, queda automáticamente deslegitimado para cualquier objeción a comportamientos similares de terceros de su entorno. No debe ser así, ¿no?, porque lo ha hecho.
En efecto, ambas partes se han apresurado a poner un cortafuegos que evite que salgan chamuscados de esta historia. Excusatio non petita, accusatio manifiesta es aforismo generalizado en derecho. ¿Era necesario que el balonmanista desvinculara a la Casa Real de su actividad?, ¿por qué? Por otra parte, la exclusión familiar de Urdangarín antes incluso de que exista una sentencia firme sobre sus actividades no deja de ser un hecho sorprendente. El juicio sumarísimo del Rey, basado en no se sabe qué información propia, pone al yerno a los pies de los caballos judiciales y solo se puede entender desde el miedo a su impacto a la institución o… a su persona, de forma directa en el caso que nos ocupa o escalada, revelación de prácticas corrientes de Su Alteza. Un alejamiento, por cierto, que llega tarde. Esta vela ya no se puede ocultar debajo del celemín. Se ha abierto, afortunadamente, la caja de estos truenos.
Toda crisis es una oportunidad. La actual ha puesto de manifiesto los excesos de una España narcotizada por su ilusorio sueño de riqueza. El despertar está siendo brutal. La casa patria estaba construida sobre pilares de barro. Es hora de tirar abajo buena parte de su estructura y levantarla de nuevo de acuerdo con la realidad económica y social del país. Todo es susceptible de ser cuestionado. Incluido ese elemento aglutinador que ha sido durante mucho tiempo la Corona, alejada ahora del querer de las nuevas generaciones para preocupación del heredero. Como el resto de los poderes del joven estado democrático español, ha de decidir qué quiere ser de mayor ahora que sus miembros crecen y su actividad se cuestiona. Porque está en juego su futuro, debe limpiar, de ser necesario, su pasado. Si no, su condena social es inevitable. Se equivocan los palmeros reales: es hora de derribar muros de transparencia, no de apuntalarlos. Ahí queda.
martes, 13 de diciembre de 2011
El "matón" alemán
Publicado en La Voz de Cádiz (13/12/11)
Fue como si tronase la voz de la conciencia de Alemania. El excanciller Helmut Schmidt, de 92 años, tuvo que ser quien pusiera en la picota la política de Angela Merkel y denunciara el ‘diktat’ de Berlín en Europa.
El veterano mandatario que no intervenía en un Congreso del partido socialdemócrata (SPD) desde 1988, lo hizo el pasado domingo desde su silla de ruedas con un discurso de una hora titulado “Alemania en, y con, Europa”. Su mensaje fue claro y rotundo: un “espíritu nacionalista de matón alemán” está destruyendo la Unión Europea de cooperación y solidaridad que plantearon sus fundadores. Sus palabras, sin embargo, no tuvieron ningún eco en la cumbre de Bruselas del viernes, en la que las exigencias alemanas pusieron las bases para una Europa de varias velocidades con alumnos aventajados (los países del euro que aceptan un rígido corsé fiscal), ‘pelotón de los torpes’ (no están en el euro pero tratan de engancharse al nuevo Tratado) y expulsados de la clase (con el Reino Unido a la cabeza)
Schmidt alertó contra los intentos de dar forma a una Europa alemana que provocará la “inmediata reacción" del resto de las naciones y recordó el sentido histórico primigenio de la UE: evitar la atracción belicista del continente y amarrar a una Alemania temida. La Historia europea, dijo, “seguramente mantendrá aun por muchas generaciones una desconfianza latente contra los alemanes” debida a las múltiples ocasiones “en las que hicimos sufrir a otros bajo nuestra posición de poder central”. Según el político socialdemócrata “quien hoy no entienda ese motivo original, no podrá resolver la actual crisis europea”.
El excanciller defendió la idea de que la crisis actual solo se puede resolver desde la unidad y exigió la necesidad de tener “un corazón compasivo para con nuestros vecinos y socios y sobre todo con Grecia”. En este sentido recordó cómo “el desarrollo alemán desde la posguerra no habría sido posible sin la ayuda de las potencias vencedoras, sin la integración en Europa y en la Alianza Atlántica, sin la ayuda de nuestros vecinos y sin el fin de las dictaduras comunistas”.
Por si quedarán dudas de su rechazo a la política de Merkel, Schmidt hizo una alusión directa y concreta al Gobierno de Merkel: “Quien ahora da a entender que en el futuro se hablará alemán en Europa, cuando un ministro de Asuntos Exteriores declara que las visitas a Kabul o a Trípoli… son más importante que el contacto político con Lisboa o Madrid y Varsovia, o cuanto otro dice que hay que evitar una unión de trasferencias, todo eso no es más que espíritu nacionalista de matón alemán”.
En estos momentos en los que solo se atiende a cuestiones economicistas y en los que los tecnócratas parece tener carta blanca, el anciano político rememoró al más importante filósofo alemán vivo, Jürgen Habermas, y suscribió su advertencia de que “por primera vez desde la fundación de la UE, la democracia está en peligro”. Cinco días después los hechos le daban la razón y en la cumbre de Bruselas se vio cómo las principales instituciones europeas con el Parlamento a la cabeza quedaban relegadas por el atajo de una toma de decisiones entre los Gobiernos.
El Tribunal Constitucional Merkel y más concretamente el Tribunal Constitucional alemán consiguieron imponer su idea de gobernanza económica: control y disciplina presupuestaria junto a estabilidad monetaria y sanciones para los incumplidores. El crecimiento vendría por añadidura. Schmidt opina por el contrario, como los Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman, que si Europa quiere salir de la crisis debe actuar unida, pero no con políticas de deflación y ajustes sino con la financiación de proyectos de crecimiento, sin los cuales no es posible que ningún Estado sanee sus cuentas públicas y se libre del lastre de la deuda.
La canciller se mostró muy satisfecha de los resultados de la cumbre al imponer sus criterios con un mínimo de concesiones. Sin embargo, los países de la periferia, incluido España, siguen sin ver claro su horizonte, incluso si aplican la medicina de caballo de ajustes y ahorro. Los mercados volverán a ser este lunes los jueces de lo pactado en Bruselas y darán la razón a quienes, como Schmidt, consideran que mantienen como rehenes a los responsables políticos, incapaces de una acción común y solidaria. Solo cabe esperar que no se cumpla el epitafio de una viñeta de El Roto: “al grito de ‘sálvese quien pueda’ se ahogaron todos”.
Fue como si tronase la voz de la conciencia de Alemania. El excanciller Helmut Schmidt, de 92 años, tuvo que ser quien pusiera en la picota la política de Angela Merkel y denunciara el ‘diktat’ de Berlín en Europa.
El veterano mandatario que no intervenía en un Congreso del partido socialdemócrata (SPD) desde 1988, lo hizo el pasado domingo desde su silla de ruedas con un discurso de una hora titulado “Alemania en, y con, Europa”. Su mensaje fue claro y rotundo: un “espíritu nacionalista de matón alemán” está destruyendo la Unión Europea de cooperación y solidaridad que plantearon sus fundadores. Sus palabras, sin embargo, no tuvieron ningún eco en la cumbre de Bruselas del viernes, en la que las exigencias alemanas pusieron las bases para una Europa de varias velocidades con alumnos aventajados (los países del euro que aceptan un rígido corsé fiscal), ‘pelotón de los torpes’ (no están en el euro pero tratan de engancharse al nuevo Tratado) y expulsados de la clase (con el Reino Unido a la cabeza)
Schmidt alertó contra los intentos de dar forma a una Europa alemana que provocará la “inmediata reacción" del resto de las naciones y recordó el sentido histórico primigenio de la UE: evitar la atracción belicista del continente y amarrar a una Alemania temida. La Historia europea, dijo, “seguramente mantendrá aun por muchas generaciones una desconfianza latente contra los alemanes” debida a las múltiples ocasiones “en las que hicimos sufrir a otros bajo nuestra posición de poder central”. Según el político socialdemócrata “quien hoy no entienda ese motivo original, no podrá resolver la actual crisis europea”.
El excanciller defendió la idea de que la crisis actual solo se puede resolver desde la unidad y exigió la necesidad de tener “un corazón compasivo para con nuestros vecinos y socios y sobre todo con Grecia”. En este sentido recordó cómo “el desarrollo alemán desde la posguerra no habría sido posible sin la ayuda de las potencias vencedoras, sin la integración en Europa y en la Alianza Atlántica, sin la ayuda de nuestros vecinos y sin el fin de las dictaduras comunistas”.
Por si quedarán dudas de su rechazo a la política de Merkel, Schmidt hizo una alusión directa y concreta al Gobierno de Merkel: “Quien ahora da a entender que en el futuro se hablará alemán en Europa, cuando un ministro de Asuntos Exteriores declara que las visitas a Kabul o a Trípoli… son más importante que el contacto político con Lisboa o Madrid y Varsovia, o cuanto otro dice que hay que evitar una unión de trasferencias, todo eso no es más que espíritu nacionalista de matón alemán”.
En estos momentos en los que solo se atiende a cuestiones economicistas y en los que los tecnócratas parece tener carta blanca, el anciano político rememoró al más importante filósofo alemán vivo, Jürgen Habermas, y suscribió su advertencia de que “por primera vez desde la fundación de la UE, la democracia está en peligro”. Cinco días después los hechos le daban la razón y en la cumbre de Bruselas se vio cómo las principales instituciones europeas con el Parlamento a la cabeza quedaban relegadas por el atajo de una toma de decisiones entre los Gobiernos.
El Tribunal Constitucional Merkel y más concretamente el Tribunal Constitucional alemán consiguieron imponer su idea de gobernanza económica: control y disciplina presupuestaria junto a estabilidad monetaria y sanciones para los incumplidores. El crecimiento vendría por añadidura. Schmidt opina por el contrario, como los Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman, que si Europa quiere salir de la crisis debe actuar unida, pero no con políticas de deflación y ajustes sino con la financiación de proyectos de crecimiento, sin los cuales no es posible que ningún Estado sanee sus cuentas públicas y se libre del lastre de la deuda.
La canciller se mostró muy satisfecha de los resultados de la cumbre al imponer sus criterios con un mínimo de concesiones. Sin embargo, los países de la periferia, incluido España, siguen sin ver claro su horizonte, incluso si aplican la medicina de caballo de ajustes y ahorro. Los mercados volverán a ser este lunes los jueces de lo pactado en Bruselas y darán la razón a quienes, como Schmidt, consideran que mantienen como rehenes a los responsables políticos, incapaces de una acción común y solidaria. Solo cabe esperar que no se cumpla el epitafio de una viñeta de El Roto: “al grito de ‘sálvese quien pueda’ se ahogaron todos”.
El apocalipsis sanitario llama a la puerta de España
Por S. McCoy
Publicado en Cotizalia (13/12/11)
“España está en peor situación que Grecia cuando Roche decidió dejar de suministrar medicinas a través del canal hospitalario para hacerlo en exclusiva por medio de las farmacias. La firma suiza, harta de la mora de la sanidad pública, prefirió la seguridad del pago anticipado de los minoristas a seguir acumulando saldo acreedor con el Estado. Trasladó de este modo el problema del cobro a los farmacéuticos. En nuestro país, este colectivo se encuentra completamente asfixiado, sin visos de percibir lo que se les debe. No podría asumir tal carga adicional. No sé... O se da prioridad a este problema o nos podemos encontrar, más antes que después, con que la necesidad de subsistencia económica de las compañías pasa por encima de su obligación moral de proveer medicamentos a los usuarios. Adiós suministro adiós. De materializarse, podría ser el acabose… No lo pierdas de vista, McCoy”.
Quien esto comenta es una persona cercana a la desesperada industria farmacéutica española, formada por multinacionales extranjeras (85%) y productores locales (15%). Acumulan una deuda en hospitales y ambulatorios, un tercio de su facturación total, de 5.800 millones de euros. El retraso medio del pago se sitúa ya por encima de los 450 días; en algunos centros concretos pasa de los 1.000. “Antes había desembolsos puntuales. Ahora ya ni eso por lo que la bola de nieve puede crecer de manera exponencial en un proceso similar al de otros déficits como el eléctrico”. Glaps.
Una situación que ya ha tenido su impacto en términos de empleo, con destrucción de cerca de 5.000 puestos de trabajo en los últimos doce meses de un total de 40.000, e inversiones, ya que a la presión financiera se une la reducción de los márgenes derivada del fomento del uso de los genéricos y de la fijación de precios menores o de referencia. En un momento en que la población envejece, la facturación agregada cae a ritmos cercanos al 10% anual salvo para los que se centran en principios activos de uso corriente o patente expirada y, por tanto, amortizada. No hay que olvidar que la ratio es de un producto de éxito por cada 10.000 intentos.
“Al final se nos llena la boca con la necesidad de innovación. Pero si había alguien que lo hacía en España era nuestro sector que suponía el 22% de la I+D+i industrial, con crecimientos anuales cercanos al 20%. Una parte de la investigación pública se hacía de la mano de empresas privadas, en proyectos conjuntos que generaban un círculo virtuoso de excelencia, salud y desarrollo social. Sin embargo, las sucesivas medidas que se han ido aplicando desde el gobierno socialista han cercenado cualquier posibilidad de que siga siendo así. Al final son las divisiones locales de los gigantes internacionales las que pelean entre ellas por hacerse con los recursos de las matrices. Y algunas acumulan aquí impagos por encima de los 1.000 millones, cantidad que supone hasta el 50% de los cobros pendientes del grupo. Para más inri, esta deuda no se puede transmitir ni provisionar dada la solvencia teórica del acreedor. Fuera alucinan. Nos han puesto la cruz”.
Prima una sensación de cabeza de turco por no haberse querido abordar desde la Administración el problema del sobredimensionamiento del sistema sanitario. No en vano comenta mi interlocutor que “como regla de tres, cada inversión hospitalaria que se realiza genera anualmente unos gastos recurrentes equivalentes al coste inicial, entre partidas directas (pagos corrientes, mantenimiento y similares o amortización) e indirectas (mayor uso ciudadano por la cercanía). Ahora es peor aún, pues en el diseño ha primado el tratamiento a los pacientes agudos, a través de la generalización de unos servicios de urgencia con todas las especialidades no caros sino lo siguiente, frente a los crónicos, que son mayoría, hasta 19 millones en España en una proporción de 6 a 1 frente a los enfermos puntuales”.
Un modelo genera extraordinarias duplicidades y terribles ineficiencias y cuya abundancia y gratuidad aleja al usuario de cualquier tipo de corresponsabilidad. Y eso que el copago apenas supone el 7% en España frente al 15% de la media comunitaria, cuando su carácter disuasorio está más que probado. “Antes que asumir errores, mejorar la estructura o la coordinación, o tocar el bolsillo del votante, la política ha sido apretar a los proveedores. Y a estos ya no les llega la camisa al cuello. El mundo está cambiando y no somos el centro del universo. Hay muchos mercados a los que llegar y existe un coste de oportunidad para muchas firmas de estar en la Europa Periférica…” Cuidado.
¿Hay solución? Of course, my darling. Aparte de lo ya mencionado, racionalización en tamaño y uso, las reivindicaciones de mi fuente son más de lo mismo, de común aplicación a otros sectores. Establecimiento de un marco regulatorio estable para hacer frente a uno de los peores legados del zapaterismo: la inseguridad jurídica; sensatez presupuestaria con ajuste de las distintas partidas a la realidad del país; calendario de pagos o posibilidad de titulización y salida del balance de las compañías afectadas de la deuda acumulada; fijación de tasas finalistas con implantación del céntimo sanitario y así sucesivamente.
Sea como fuere, el problema asusta. La posibilidad de un cierre del chorro farmacéutico es real. No en vano Novo Nordisk dejó ya de suministrar insulina en Grecia. Impossible is nothing en el momento actual. En las necesidades primarias de la Pirámide de Maslow aparece en lugar destacado la salud. Hay cosas con las que no se juega. Si queremos salvar el sistema hace falta política, buena política, pero también, o sobre todo, ética que ponga fin al abuso y al derroche de profesionales y ciudadanos. Nos va demasiado en ello. Tomen nota
Publicado en Cotizalia (13/12/11)
“España está en peor situación que Grecia cuando Roche decidió dejar de suministrar medicinas a través del canal hospitalario para hacerlo en exclusiva por medio de las farmacias. La firma suiza, harta de la mora de la sanidad pública, prefirió la seguridad del pago anticipado de los minoristas a seguir acumulando saldo acreedor con el Estado. Trasladó de este modo el problema del cobro a los farmacéuticos. En nuestro país, este colectivo se encuentra completamente asfixiado, sin visos de percibir lo que se les debe. No podría asumir tal carga adicional. No sé... O se da prioridad a este problema o nos podemos encontrar, más antes que después, con que la necesidad de subsistencia económica de las compañías pasa por encima de su obligación moral de proveer medicamentos a los usuarios. Adiós suministro adiós. De materializarse, podría ser el acabose… No lo pierdas de vista, McCoy”.
Quien esto comenta es una persona cercana a la desesperada industria farmacéutica española, formada por multinacionales extranjeras (85%) y productores locales (15%). Acumulan una deuda en hospitales y ambulatorios, un tercio de su facturación total, de 5.800 millones de euros. El retraso medio del pago se sitúa ya por encima de los 450 días; en algunos centros concretos pasa de los 1.000. “Antes había desembolsos puntuales. Ahora ya ni eso por lo que la bola de nieve puede crecer de manera exponencial en un proceso similar al de otros déficits como el eléctrico”. Glaps.
Una situación que ya ha tenido su impacto en términos de empleo, con destrucción de cerca de 5.000 puestos de trabajo en los últimos doce meses de un total de 40.000, e inversiones, ya que a la presión financiera se une la reducción de los márgenes derivada del fomento del uso de los genéricos y de la fijación de precios menores o de referencia. En un momento en que la población envejece, la facturación agregada cae a ritmos cercanos al 10% anual salvo para los que se centran en principios activos de uso corriente o patente expirada y, por tanto, amortizada. No hay que olvidar que la ratio es de un producto de éxito por cada 10.000 intentos.
“Al final se nos llena la boca con la necesidad de innovación. Pero si había alguien que lo hacía en España era nuestro sector que suponía el 22% de la I+D+i industrial, con crecimientos anuales cercanos al 20%. Una parte de la investigación pública se hacía de la mano de empresas privadas, en proyectos conjuntos que generaban un círculo virtuoso de excelencia, salud y desarrollo social. Sin embargo, las sucesivas medidas que se han ido aplicando desde el gobierno socialista han cercenado cualquier posibilidad de que siga siendo así. Al final son las divisiones locales de los gigantes internacionales las que pelean entre ellas por hacerse con los recursos de las matrices. Y algunas acumulan aquí impagos por encima de los 1.000 millones, cantidad que supone hasta el 50% de los cobros pendientes del grupo. Para más inri, esta deuda no se puede transmitir ni provisionar dada la solvencia teórica del acreedor. Fuera alucinan. Nos han puesto la cruz”.
Prima una sensación de cabeza de turco por no haberse querido abordar desde la Administración el problema del sobredimensionamiento del sistema sanitario. No en vano comenta mi interlocutor que “como regla de tres, cada inversión hospitalaria que se realiza genera anualmente unos gastos recurrentes equivalentes al coste inicial, entre partidas directas (pagos corrientes, mantenimiento y similares o amortización) e indirectas (mayor uso ciudadano por la cercanía). Ahora es peor aún, pues en el diseño ha primado el tratamiento a los pacientes agudos, a través de la generalización de unos servicios de urgencia con todas las especialidades no caros sino lo siguiente, frente a los crónicos, que son mayoría, hasta 19 millones en España en una proporción de 6 a 1 frente a los enfermos puntuales”.
Un modelo genera extraordinarias duplicidades y terribles ineficiencias y cuya abundancia y gratuidad aleja al usuario de cualquier tipo de corresponsabilidad. Y eso que el copago apenas supone el 7% en España frente al 15% de la media comunitaria, cuando su carácter disuasorio está más que probado. “Antes que asumir errores, mejorar la estructura o la coordinación, o tocar el bolsillo del votante, la política ha sido apretar a los proveedores. Y a estos ya no les llega la camisa al cuello. El mundo está cambiando y no somos el centro del universo. Hay muchos mercados a los que llegar y existe un coste de oportunidad para muchas firmas de estar en la Europa Periférica…” Cuidado.
¿Hay solución? Of course, my darling. Aparte de lo ya mencionado, racionalización en tamaño y uso, las reivindicaciones de mi fuente son más de lo mismo, de común aplicación a otros sectores. Establecimiento de un marco regulatorio estable para hacer frente a uno de los peores legados del zapaterismo: la inseguridad jurídica; sensatez presupuestaria con ajuste de las distintas partidas a la realidad del país; calendario de pagos o posibilidad de titulización y salida del balance de las compañías afectadas de la deuda acumulada; fijación de tasas finalistas con implantación del céntimo sanitario y así sucesivamente.
Sea como fuere, el problema asusta. La posibilidad de un cierre del chorro farmacéutico es real. No en vano Novo Nordisk dejó ya de suministrar insulina en Grecia. Impossible is nothing en el momento actual. En las necesidades primarias de la Pirámide de Maslow aparece en lugar destacado la salud. Hay cosas con las que no se juega. Si queremos salvar el sistema hace falta política, buena política, pero también, o sobre todo, ética que ponga fin al abuso y al derroche de profesionales y ciudadanos. Nos va demasiado en ello. Tomen nota
lunes, 5 de diciembre de 2011
El futuro de España se juega en la cocina de la UE
Por Antonio Casado
Publicado en El Confidencial (05/12/2011)
En vísperas de una decisiva Cumbre Europea (8-9 diciembre) la política nacional vuelve a pasar por Bruselas. Si los conflictos dinásticos y las guerras de otros tiempos determinaban el destino de Europa en España, ahora es al revés. Los españoles se van de puente mientras se cocinan los acuerdos en las principales cancillerías de la UE. No consta la presencia de España en esos centros de decisión, con un presidente que se ha ido y otro que no ha llegado. También es mala suerte.
Por intentarlo que no quede. Dos sherpas de Rajoy, uno diplomático, otro económico, Jorge Moragas y Alvaro Nadal, acaban de viajar a Paris. Su entrevista con funcionarios del Gobierno francés ha generado back ground para el discurso que su jefe pronunciará en Marsella ante los líderes conservadores europeos (PPE), convocados en vísperas de la Cumbre. Además está previsto un encuentro de nuestro próximo presidente con el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, que viene a reñir a los gobernantes europeos por su incompetencia en la crisis de la deuda. Y, por supuesto, la modélica complicidad de Zapatero y los ministros en funciones con el equipo de Rajoy, a fin de consensuar la posición de España en la Cumbre del jueves-viernes. Poco más, salvo las fotos de Rajoy con Angela Merkel y con Nicolás Sarkozy que ilustran la prensa nacional estos días. Fotos de archivo, se entiende.
Mientras, tan lejos y tan cerca, el lobo enseña las orejas. Miedo documentado a que la UE reviente. O que la moneda única desaparezca. Menos lobos. Se hará de la necesidad virtud. La necesidad es la agobiante crisis de la deuda y la lamentable imagen que está proyectando al mundo una Europa “incapaz de proteger a los europeos frente a la incertidumbre”, como dice Javier Solana. La virtud sería el alumbramiento de una Europa más integrada, no solo por compartir moneda. Eso significa el proceso de reinvención abierto por las dos grandes potencias de la centralidad europea, Alemania y Francia. Con la hábil y sobrevenida incorporación de la Italia de Monti al secretismo de la reunión celebrada por Merkel y Sarkozy el pasado 24 de noviembre en Estrasburgo, aunque nos hacemos una idea de lo que se ventila, entre lo urgente y lo importante.
Lo urgente es romper eso que Juan María Nin, director general de la Caixa, suele llamar “el bucle de la desconfianza” (Sin confianza no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento y sin crecimiento no hay confianza) mediante inyecciones masivas de liquidez en los circuitos interbancarios. Algo que ya empezó a hacer una sindicación de los grandes bancos centrales, con el BCE entre ellos. La manguera puede alcanzar también a los Estados (deuda soberana) a través del FMI. En eso están.
Junto a lo urgente está lo realmente importante. Pero eso va para largo porque pasa por la reforma de los tratados (tesis germana, matizada por los franceses). U otras formulas más rápidas como un acuerdo entre gobiernos (tesis francesa, matizada por los alemanes) o la modificación de algún protocolo concreto, que se podría estar abriendo paso, según ciertas fuentes. Atentos a la pantalla.
Publicado en El Confidencial (05/12/2011)
En vísperas de una decisiva Cumbre Europea (8-9 diciembre) la política nacional vuelve a pasar por Bruselas. Si los conflictos dinásticos y las guerras de otros tiempos determinaban el destino de Europa en España, ahora es al revés. Los españoles se van de puente mientras se cocinan los acuerdos en las principales cancillerías de la UE. No consta la presencia de España en esos centros de decisión, con un presidente que se ha ido y otro que no ha llegado. También es mala suerte.
Por intentarlo que no quede. Dos sherpas de Rajoy, uno diplomático, otro económico, Jorge Moragas y Alvaro Nadal, acaban de viajar a Paris. Su entrevista con funcionarios del Gobierno francés ha generado back ground para el discurso que su jefe pronunciará en Marsella ante los líderes conservadores europeos (PPE), convocados en vísperas de la Cumbre. Además está previsto un encuentro de nuestro próximo presidente con el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, que viene a reñir a los gobernantes europeos por su incompetencia en la crisis de la deuda. Y, por supuesto, la modélica complicidad de Zapatero y los ministros en funciones con el equipo de Rajoy, a fin de consensuar la posición de España en la Cumbre del jueves-viernes. Poco más, salvo las fotos de Rajoy con Angela Merkel y con Nicolás Sarkozy que ilustran la prensa nacional estos días. Fotos de archivo, se entiende.
Mientras, tan lejos y tan cerca, el lobo enseña las orejas. Miedo documentado a que la UE reviente. O que la moneda única desaparezca. Menos lobos. Se hará de la necesidad virtud. La necesidad es la agobiante crisis de la deuda y la lamentable imagen que está proyectando al mundo una Europa “incapaz de proteger a los europeos frente a la incertidumbre”, como dice Javier Solana. La virtud sería el alumbramiento de una Europa más integrada, no solo por compartir moneda. Eso significa el proceso de reinvención abierto por las dos grandes potencias de la centralidad europea, Alemania y Francia. Con la hábil y sobrevenida incorporación de la Italia de Monti al secretismo de la reunión celebrada por Merkel y Sarkozy el pasado 24 de noviembre en Estrasburgo, aunque nos hacemos una idea de lo que se ventila, entre lo urgente y lo importante.
Lo urgente es romper eso que Juan María Nin, director general de la Caixa, suele llamar “el bucle de la desconfianza” (Sin confianza no hay crédito, sin crédito no hay crecimiento y sin crecimiento no hay confianza) mediante inyecciones masivas de liquidez en los circuitos interbancarios. Algo que ya empezó a hacer una sindicación de los grandes bancos centrales, con el BCE entre ellos. La manguera puede alcanzar también a los Estados (deuda soberana) a través del FMI. En eso están.
Junto a lo urgente está lo realmente importante. Pero eso va para largo porque pasa por la reforma de los tratados (tesis germana, matizada por los franceses). U otras formulas más rápidas como un acuerdo entre gobiernos (tesis francesa, matizada por los alemanes) o la modificación de algún protocolo concreto, que se podría estar abriendo paso, según ciertas fuentes. Atentos a la pantalla.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Siete razones por las que no arde la calle en España
Por S. McCoy
Publicado en Cotizalia (02/12/2011)
Ayer tuve una interesante comida de emprendedores a la que me invitó mi buen amigo Marc Vidal. Para quienes no le conocen se trata del prototipo de pesimista, en su definición tradicional de “optimista bien informado”. Y es verdad. Ha hecho del emprendimiento la guía de su actividad profesional desde el inicio de la crisis, tratando de buscar la arista positiva a ese abrupto ajuste de expectativas personales, económicas y sociales por las que está pasando cada uno de los habitantes de esa piel de toro llamada España. Marc es de los que piensan que antes o después la calle estallará en nuestro país. Y se pregunta por qué aún no lo ha hecho. Se me ocurren, a bote pronto, hasta siete razones distintas que me dispongo a compartir con todos ustedes.
Este es un post colectivo, de esos que caracterizaron los inicios de Valor Añadido. Como les comentaba, mi aproximación a esta cuestión, que flota permanentemente en el aire de una nación que sufre un 22,8% de paro según el Eurostat, es rápida e intuitiva. La suya, querido lector y/o miembro del foro, vendrá precedida por el marchamo de su experiencia personal. Mejor.
Sea como fuere, convengo con Marc en que el statu quo es muy frágil y que la quiebra de cualquiera de los factores que subrayaré a continuación puede ser la mecha que encienda la llama de una contestación pública que dé la puntilla a la confianza, a la inversión y al flujo de fondos a nuestra economía. No se trata, por tanto, de un asunto baladí y más nos vale a todos que, antes de que tal hecho se produzca, logremos enderezar el rumbo de esta nave colectiva por medio del compromiso, el sacrificio y la responsabilidad, elementos individuales indelegables.
No me enrollo más. Les dejo con esos siete puntos en la esperanza de que generen un debate provechoso y constructivo. Buen y largo, para quienes lo disfruten, fin de semana a todos.
1.Dimensión de la economía sumergida. Se trata de la razón más manida. Desde los círculos oficiales se reconoce que alcanza al 25% del PIB nacional. Una de cada cinco transacciones –el 25% del 125%- se realiza fuera del sistema, escapando a la acción directa e indirecta del fisco. Las chapucillas permiten complementar los ingresos asistenciales del estado o los oficiales de la empresa privada. Su tolerancia es una de las paradojas de un país que exige servicios a la vez que convierte en héroes a quienes se niegan a contribuir a su financiación. Al afectar al trabajo menos cualificado, justificaría el porqué esa juventud en la que solo uno de cada dos miembros cobra una nómina no se rebela: quien más quien menos algún ingreso tiene. La picaresca, entendida como espíritu de supervivencia. Va en el ADN patrio, para bien pero también para mal.
2.Protección familiar. Pese a los denodados esfuerzos de Zapatero por socavarla, la familia sigue siendo uno de los pilares esenciales de nuestra sociedad. No solo es el puerto donde tradicionalmente encuentra refugio el español en tiempos de tormenta, sino que sus diques se han visto reforzados por una década de acumulación de riqueza, la inmediatamente anterior al estallido de la crisis, sin precedentes desde el tardo franquismo. Otra cosa es el papel jugado por la deuda en su probado carácter ilusorio pero lo cierto es que, quien tenía dinero y no perdió la cabeza, pudo hacer mucho más en esos años. Se ha producido y se sigue produciendo una importante transferencia de renta de padres a hijos que permite aliviar la difícil situación a la que se ven abocados muchos conciudadanos.
3.Tipos de interés bajos. España es un país extraordinariamente endeudado, más en el ámbito privado que en el soberano, pese a que es en este último donde tienen puesto su foco los mercados. Pues bien, la amenaza de recesión ha conducido a una política monetaria de bajo precio del dinero que se prevé escriba nuevos capítulos en el futuro inmediato. Y aunque es verdad que la referencia hipotecaria principal, el Euribor, ha repuntado recientemente de la mano de la tensión en el interbancario, se mantiene en niveles reducidos, aliviando la carga financiera de muchos deudores. Otra cosa son el valor de la garantía, la liquidez de la misma, la existencia o no ya de renta disponible, o la injusticia de la responsabilidad patrimonial universal por las deudas, harinas de otro costal. De momento la entrega de inmuebles por imposibilidad de hacer frente a las cuotas se ha producido de manera residual, siendo cada caso una tragedia en sí misma, claro está.
4.Generoso sistema asistencial y amplio estado del bienestar. Los últimos datos ponen de manifiesto que existen millones de familias en nuestro país en la que la mayoría de sus miembros no trabajan y que, además, no tienen derecho ya a percibir prestación alguna. Frente a esta tremenda situación, la realidad es que el sistema de protección en nuestro país, con el salario social asociado al mismo, incluida su correspondiente cuota de fraude, puede llegar a desincentivar la búsqueda de empleo. Es la tragedia de un sistema que paga sin tener en cuenta la voluntad o no del receptor por paliar su situación, a través del establecimiento de baremos como cursos o rechazos a puestos de trabajo. Ocurre que familias con todos sus miembros en paro perciben unos ingresos más que suficientes para salir adelante, incluso superiores a los que recibirían de volver al mundo laboral. De locos. Además, buena parte de los servicios públicos son universales y falsamente gratuitos -quien no paga de forma directa, lo hace con sus impuestos; si tributa, claro está- o absurdamente subvencionados lo que genera un ahorro para el ciudadano que puede derivar en un abuso, que es precisamente lo que ahora se quiere paliar.
5.Deflación de precios. La lucha por la subsistencia ha provocado que muchos negocios hayan renunciado al margen a cambio de mantener unos niveles de actividad que les permitan aguantar el chaparrón mientras dure. Lo importante es el volumen, lo que provoca un abaratamiento general del nivel de vida. No se me ocurre mejor manera de explicarlo que con un ejemplo. Las noches del domingo en Chez McCoy es Pizza Day. Pues bien, cenamos los siete, dos adultos y cinco niños, por 20 euros, aprovechando las múltiples ofertas de los distintos proveedores de tan colesterólica vianda. Y además te la traen a domicilio. Hay promociones todos los días. Ahora las semanas fantásticas son quincenas y los quince días de ahorro, meses. No entro a juzgar la viabilidad de ese modelo de negocio, cada maestrillo tiene su librillo, pero la realidad es que hay un ajuste de precios a la baja que hace crecer el valor de cada euro (¿he oído peseta?). Los datos de inflación están ligados, paradójicamente, a aquellos bienes distorsionados por el papel recaudatorio del Estado vía impuestos, caso de la gasolina o el tabaco.
6.Globalización y virtualización. Este doble fenómeno, sin parangón en la historia y que constituye un verdadero nuevo paradigma, tiene también consecuencias a los efectos que nos ocupan. El primero multiplica los destinos de salida de la gente mejor preparada que, en muchos casos, concibe su lugar de trabajo de forma mundial. Un hecho que multiplica las oportunidades a costa, eso sí, de descapitalizar humanamente el país. El segundo tiene un doble impacto: uno, abarata el emprendimiento, ofreciendo una salida a quienes no la encuentran en la economía real; y dos, mantiene a la gente “entretenida” gracias al ocio asociado a Internet y a las redes sociales, modo de evadirse de la realidad que le aleja de la calle. La lista de ejemplos de las consecuencias de esta nueva concepción del modelo de relación personal y económico son infinitos.
7.Falta de legitimidad de quien pudiera alentar a las "masas". Por último no hay quien aglutine esa potencial rebeldía. Una de las peores herencias que deja el zapaterismo es haber subyugado a todos los elementos tradicionales de contestación, desde la universidad, pasando por la cultura, los sindicatos o los medios de comunicación, pesebreados en su gran mayoría. La tesis de Marc es que la rebelión surgirá por generación espontánea, dejando en palmitas ese primer conato que ha sido el 15-M. Sin embargo, aunque el contexto social ha cambiado, cuesta creer que un movimiento de este tipo pueda mantenerse en el tiempo, de forma consistente y sin alinearse con tesis paradójicamente trasnochadas, en ausencia de un líder que encauce su actividad. Puede que veamos envites puntuales que pongan a prueba el gobierno, pero una revolución generalizada sin elementos aglutinadores parece menos probable.Ahí quedan esas siete pistas para la reflexión. Ahora, su turno
Publicado en Cotizalia (02/12/2011)
Ayer tuve una interesante comida de emprendedores a la que me invitó mi buen amigo Marc Vidal. Para quienes no le conocen se trata del prototipo de pesimista, en su definición tradicional de “optimista bien informado”. Y es verdad. Ha hecho del emprendimiento la guía de su actividad profesional desde el inicio de la crisis, tratando de buscar la arista positiva a ese abrupto ajuste de expectativas personales, económicas y sociales por las que está pasando cada uno de los habitantes de esa piel de toro llamada España. Marc es de los que piensan que antes o después la calle estallará en nuestro país. Y se pregunta por qué aún no lo ha hecho. Se me ocurren, a bote pronto, hasta siete razones distintas que me dispongo a compartir con todos ustedes.
Este es un post colectivo, de esos que caracterizaron los inicios de Valor Añadido. Como les comentaba, mi aproximación a esta cuestión, que flota permanentemente en el aire de una nación que sufre un 22,8% de paro según el Eurostat, es rápida e intuitiva. La suya, querido lector y/o miembro del foro, vendrá precedida por el marchamo de su experiencia personal. Mejor.
Sea como fuere, convengo con Marc en que el statu quo es muy frágil y que la quiebra de cualquiera de los factores que subrayaré a continuación puede ser la mecha que encienda la llama de una contestación pública que dé la puntilla a la confianza, a la inversión y al flujo de fondos a nuestra economía. No se trata, por tanto, de un asunto baladí y más nos vale a todos que, antes de que tal hecho se produzca, logremos enderezar el rumbo de esta nave colectiva por medio del compromiso, el sacrificio y la responsabilidad, elementos individuales indelegables.
No me enrollo más. Les dejo con esos siete puntos en la esperanza de que generen un debate provechoso y constructivo. Buen y largo, para quienes lo disfruten, fin de semana a todos.
1.Dimensión de la economía sumergida. Se trata de la razón más manida. Desde los círculos oficiales se reconoce que alcanza al 25% del PIB nacional. Una de cada cinco transacciones –el 25% del 125%- se realiza fuera del sistema, escapando a la acción directa e indirecta del fisco. Las chapucillas permiten complementar los ingresos asistenciales del estado o los oficiales de la empresa privada. Su tolerancia es una de las paradojas de un país que exige servicios a la vez que convierte en héroes a quienes se niegan a contribuir a su financiación. Al afectar al trabajo menos cualificado, justificaría el porqué esa juventud en la que solo uno de cada dos miembros cobra una nómina no se rebela: quien más quien menos algún ingreso tiene. La picaresca, entendida como espíritu de supervivencia. Va en el ADN patrio, para bien pero también para mal.
2.Protección familiar. Pese a los denodados esfuerzos de Zapatero por socavarla, la familia sigue siendo uno de los pilares esenciales de nuestra sociedad. No solo es el puerto donde tradicionalmente encuentra refugio el español en tiempos de tormenta, sino que sus diques se han visto reforzados por una década de acumulación de riqueza, la inmediatamente anterior al estallido de la crisis, sin precedentes desde el tardo franquismo. Otra cosa es el papel jugado por la deuda en su probado carácter ilusorio pero lo cierto es que, quien tenía dinero y no perdió la cabeza, pudo hacer mucho más en esos años. Se ha producido y se sigue produciendo una importante transferencia de renta de padres a hijos que permite aliviar la difícil situación a la que se ven abocados muchos conciudadanos.
3.Tipos de interés bajos. España es un país extraordinariamente endeudado, más en el ámbito privado que en el soberano, pese a que es en este último donde tienen puesto su foco los mercados. Pues bien, la amenaza de recesión ha conducido a una política monetaria de bajo precio del dinero que se prevé escriba nuevos capítulos en el futuro inmediato. Y aunque es verdad que la referencia hipotecaria principal, el Euribor, ha repuntado recientemente de la mano de la tensión en el interbancario, se mantiene en niveles reducidos, aliviando la carga financiera de muchos deudores. Otra cosa son el valor de la garantía, la liquidez de la misma, la existencia o no ya de renta disponible, o la injusticia de la responsabilidad patrimonial universal por las deudas, harinas de otro costal. De momento la entrega de inmuebles por imposibilidad de hacer frente a las cuotas se ha producido de manera residual, siendo cada caso una tragedia en sí misma, claro está.
4.Generoso sistema asistencial y amplio estado del bienestar. Los últimos datos ponen de manifiesto que existen millones de familias en nuestro país en la que la mayoría de sus miembros no trabajan y que, además, no tienen derecho ya a percibir prestación alguna. Frente a esta tremenda situación, la realidad es que el sistema de protección en nuestro país, con el salario social asociado al mismo, incluida su correspondiente cuota de fraude, puede llegar a desincentivar la búsqueda de empleo. Es la tragedia de un sistema que paga sin tener en cuenta la voluntad o no del receptor por paliar su situación, a través del establecimiento de baremos como cursos o rechazos a puestos de trabajo. Ocurre que familias con todos sus miembros en paro perciben unos ingresos más que suficientes para salir adelante, incluso superiores a los que recibirían de volver al mundo laboral. De locos. Además, buena parte de los servicios públicos son universales y falsamente gratuitos -quien no paga de forma directa, lo hace con sus impuestos; si tributa, claro está- o absurdamente subvencionados lo que genera un ahorro para el ciudadano que puede derivar en un abuso, que es precisamente lo que ahora se quiere paliar.
5.Deflación de precios. La lucha por la subsistencia ha provocado que muchos negocios hayan renunciado al margen a cambio de mantener unos niveles de actividad que les permitan aguantar el chaparrón mientras dure. Lo importante es el volumen, lo que provoca un abaratamiento general del nivel de vida. No se me ocurre mejor manera de explicarlo que con un ejemplo. Las noches del domingo en Chez McCoy es Pizza Day. Pues bien, cenamos los siete, dos adultos y cinco niños, por 20 euros, aprovechando las múltiples ofertas de los distintos proveedores de tan colesterólica vianda. Y además te la traen a domicilio. Hay promociones todos los días. Ahora las semanas fantásticas son quincenas y los quince días de ahorro, meses. No entro a juzgar la viabilidad de ese modelo de negocio, cada maestrillo tiene su librillo, pero la realidad es que hay un ajuste de precios a la baja que hace crecer el valor de cada euro (¿he oído peseta?). Los datos de inflación están ligados, paradójicamente, a aquellos bienes distorsionados por el papel recaudatorio del Estado vía impuestos, caso de la gasolina o el tabaco.
6.Globalización y virtualización. Este doble fenómeno, sin parangón en la historia y que constituye un verdadero nuevo paradigma, tiene también consecuencias a los efectos que nos ocupan. El primero multiplica los destinos de salida de la gente mejor preparada que, en muchos casos, concibe su lugar de trabajo de forma mundial. Un hecho que multiplica las oportunidades a costa, eso sí, de descapitalizar humanamente el país. El segundo tiene un doble impacto: uno, abarata el emprendimiento, ofreciendo una salida a quienes no la encuentran en la economía real; y dos, mantiene a la gente “entretenida” gracias al ocio asociado a Internet y a las redes sociales, modo de evadirse de la realidad que le aleja de la calle. La lista de ejemplos de las consecuencias de esta nueva concepción del modelo de relación personal y económico son infinitos.
7.Falta de legitimidad de quien pudiera alentar a las "masas". Por último no hay quien aglutine esa potencial rebeldía. Una de las peores herencias que deja el zapaterismo es haber subyugado a todos los elementos tradicionales de contestación, desde la universidad, pasando por la cultura, los sindicatos o los medios de comunicación, pesebreados en su gran mayoría. La tesis de Marc es que la rebelión surgirá por generación espontánea, dejando en palmitas ese primer conato que ha sido el 15-M. Sin embargo, aunque el contexto social ha cambiado, cuesta creer que un movimiento de este tipo pueda mantenerse en el tiempo, de forma consistente y sin alinearse con tesis paradójicamente trasnochadas, en ausencia de un líder que encauce su actividad. Puede que veamos envites puntuales que pongan a prueba el gobierno, pero una revolución generalizada sin elementos aglutinadores parece menos probable.Ahí quedan esas siete pistas para la reflexión. Ahora, su turno
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