Editorial de El País (24/01/2012)
Aunque el candidato socialista, François Hollande, va en cabeza de los sondeos a las presidenciales en Francia, la carrera al Elíseo está abierta. Ni siquiera está claro quiénes serán los dos aspirantes que pasarán el 22 de abril a la segunda vuelta del 6 de mayo. No se puede descartar la posibilidad, ciertamente bochornosa, de que sea la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen, emulando así a su padre, quien en 2002 alcanzó la segunda vuelta y se enfrentó a Jacques Chirac. El actual presidente, Nicolas Sarkozy, formalmente aún no se ha declarado candidato, pero ya se halla en campaña para intentar salir del pozo de desgaste y de desprestigio en que ha caído.
La competición va a ser apasionante, entre otras cosas porque las opciones políticas están muy diferenciadas, al menos ante la primera vuelta. El habitualmente pausado y moderado Hollande, sorprendiendo a propios y ajenos, dio el domingo un claro giro a la izquierda, en el discurso que marcó el inicio de su campaña, al identificar como su adversario, no a Sarkozy, al que ni siquiera nombró, sino al "mundo de las finanzas" que, según él, "ha tomado el control de la economía". Su discurso no fue meramente retórico, sino que estuvo salpicado de propuestas concretas de todo tipo, desde la jubilación a una mayor laicidad pasando por la fiscalidad, y con un énfasis especial en una juventud que considera "sacrificada, abandonada y relegada", y para la que plantea una pregunta central: "¿Vivirá mejor en 2017 que en 2012?".
Hollande sabe que en el realismo presupuestario se juega buena parte de su credibilidad, por lo que esta misma semana explicará cómo se financiarán sus propuestas. El candidato socialista tiene una visión propia de Europa, más proteccionista que Sarkozy, pero que interesa especialmente a España, pues propone un pacto "de responsabilidad, de gobernanza y de crecimiento", frente al tratado de austeridad fiscal que se está negociando en la actualidad bajo el impulso de Alemania.
La izquierda no ha ganado una elección presidencial en Francia desde que François Mitterrand, la referencia para Hollande, fuera reelegido en 1988. El socialista sabe que tiene en Sarkozy un temible adversario, como quedó patente en la campaña de 2007. Pero de momento, tras ser elegido candidato en primarias abiertas a los ciudadanos, ha logrado unir a las diversas familias del socialismo francés, atraer a los ecologistas y empezar marcando la agenda de la campaña.
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