Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

domingo, 13 de junio de 2010

El tiempo perdido




Por Lalia González Santiago. La Voz de Cádiz (13/06/2010)
Dijo muy serio José de Mier, en la entrevista que publicamos la semana pasada: «La residencia del tiempo perdido». No fue un chiste, quiero explicar, pero resulta un juego de palabras singular, un hallazgo, una especie de neologismo que, a partir de un -supuesto- error, construye una nueva realidad, o la desvela: el edificio de Tiempo Libre, su ruina, su aire de castillo de irás y no volverás, resulta una frustración. Además, evidencia que el reloj corre, y no en balde, sobre las oportunidades que esta ciudad, tan proustiana, deja pasar con inconsciencia desde hace demasiado tiempo.
La reflexión se impone en vísperas de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana de Cádiz, que tendrá lugar en el pleno del Ayuntamiento mañana lunes. Se trata de un documento importante, es obvio, que ha tardado casi como la legendaria obra de la catedral, siete años, y que debe decidir la ciudad que vivirán nuestros hijos y nietos, la transformación del lugar en el que nos reconocemos de una manera casi carnal, visceral, hasta el punto de coserlo a nuestra identidad. A pesar de esta trascendencia, la participación y el interés ciudadano han sido escasos y resulta curioso, porque pocas veces ha habido tantos grupos organizados, tantas plataformas, tanta gente agrupada en torno a ideas diversas relacionadas con lo municipal: el tranvía, la Caleta, el campus de Cádiz, el Bicentenario, los quioscos, la Aduana... Habría que pensar si no es que los cauces de participación ciudadana están cegados, o si es que la militancia en los partidos políticos se ha quedado fuera de las intenciones de la gente que tiene inquietudes y resiste al desaliento. En todo caso, igual no llega a tiempo para incorporarla al debate, pero la idea de De Mier, que desde su puesto de delegado del Estado en la Zona Franca tiene mucho que decir en el futuro de la ciudad, de concentrar en la plaza de Sevilla el suelo de uso terciario y dejar el magnífico solar del Paseo Marítimo con Ingeniero La Cierva para un hotel de categoría está cargada de sentido común.
Es cierto que éste es el menos común de todos los sentidos, pero ahora la pelota está en el tejado de las demás administraciones (local y autonómica) para imponer la lógica al planeamiento. Además deberán recoger el guante del reto de «repensar» la plaza de Sevilla, también lanzado por De Mier, que nunca es tarde si el consenso es bueno. Dado que el futuro de Cádiz va a ser turístico, y que se van a retrasar lo indecible los hoteles de Valcárcel y el Parador, verde y con asas.
El nuevo PGOU parece esforzado en aspectos que ya deberían estar resueltos hace mucho, como la protección del patrimonio, un punto de máxima sensibilidad y donde se han cometido grandes barbaridades, pero también presenta carencias como su escaso sentido metropolitano y, sobre todo su falta de imaginación y de innovación.
Quizá no sean tiempos para dejar volar los sueños. Pero es lo que esta ciudad necesita, lo hemos dicho tantos, tantas veces: un gran proyecto, una idea dinamizadora, un milagro que nos haga recuperar, sí, el tiempo perdido. Claro que los milagros no existen.

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