Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

miércoles, 9 de febrero de 2011

El informe que pudo cambiar el destino de una

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Publicado en Cotizalia 09/02/2011

La historia la resume muy bien John Müller en su columna de El Mundo de ayer (El ‘caso Ingram’). “Philip Ingram, un analista de Merrill Lynch, pudo haber evitado la crisis de la banca irlandesa si su empresa no se hubiera asustado ante las amenazas de sus poderosos clientes de convertirles en unos parias del mercado”, es su prometedor comienzo. A continuación desgrana, de acuerdo con el guión establecido por Michael Lewis en Vanity Fair, que es quien descubre el pastel, la esencia de lo ocurrido: “Ingram publicó un informe en el que predecía que los bancos irlandeses iban a la bancarrota segura, pero el análisis apenas pudo circular unas horas entre los clientes de Merrill antes de que la compañía lo sacara de la circulación”, entre otras cosas, por su consideración de firma de referencia para uno de los gigantes locales: Allied Irish Bank.
Aunque luego la cosa se complica -fue una recomendación de este banco de inversión el que llevó al gobierno irlandés a "extender un cheque en blanco en favor de su sistema financiero al garantizar la totalidad de los depósitos en septiembre de 2008", trabajo de siete páginas a razón de millón de euros por hoja- vamos a detenernos aquí. ¿Por qué? Financial Times ha tenido la gentileza de colgar en su web el segundo documento original publicado por Ingram (tras las modificaciones a las que hace referencia el disclaimer de la primera página y que pueden ver extractadas aquí). En él queda probado cómo sus agoreras conclusiones no son fruto de una mera intuición analítica, qué va, sino resultado de un, por aquel entonces, inusual trabajo de campo. El autor sondeó a "reputados expertos del sector de oficinas" sobre las prácticas crediticias de las entidades financieras británicas e irlandesas con objeto de "determinar los riesgos que, a su juicio, estaban asumiendo". A los pestilentes barros de tal encuesta siguieron unos lodos que terminarían con el despido del profesional.
Seis meses antes de que los políticos de la isla decidieran emitir un pasaporte hacia el infierno para sus finanzas públicas, hubo un dedo que señaló la luna que abrió un enorme debate sobre qué hacer. con el dedo. Sorprendente, ¿verdad? Y eso que el mensaje de cautela partía de un espectro profesional suficientemente representativo como para que sus relevantes opiniones no sólo fueran tenidas en cuenta sino que, de un modo u otro, llegaran a oídos tanto de la administración irlandesa como de su banco central. Extraño. No sólo eso, tal percepción nacía de un hecho indiscutible: de 2002 a 2006 los tres principales bancos irlandeses aumentaron su exposición crediticia al terciario británico entre un 40% y un 60% anual frente al 17% de media del conjunto de la industria. Si esto ocurría así en este segmento, qué no harían en el residencial. Ya en el momento de la emisión del informe eran un hecho la sobrevaloración de los activos, la sequía de operaciones y el endurecimiento de las condiciones de financiación. Los gráficos que incorpora el documento revelan de modo extraordinario tal cambio de percepción. ¿Entonces?

Voy a hablarles por un momento de España.

1-. En junio de 2003 el Informe de Estabilidad del Banco de España declaró que la vivienda en nuestro país estaba sobrevalorada entre un 8% y un 20%. ¿Respuesta de la banca en crédito promotor? Aumento del 42% en el año.
2-. En el verano de 2004, vuelta de tuerca adicional: BdE amplía la horquilla del exceso a un rango del 14-23%. Pues bien, la financiación bancaria al segmento crece un 44% ese ejercicio.
3-. Como no hay dos sin tres, al dato de 2005 -que sitúa el exceso de precio entre el 24% y el 35%- siguen incrementos del 45% aquel año, del 51% en 2006 e incluso del 24% en 2007, cuando ya había estallado la burbuja.

Total, desde 2003, primer año en el que el supervisor habla abiertamente de los riesgos asociados al subyacente inmobiliario residencial, hasta 2007 un crecimiento total del 452% a una media superior al 40%. ¿Qué les parece, culpa de la autoridad mensajera o del destinatario rebelde? Se puede caer en la tentación, como hace Müller, de hacer sangre con la conducta del banco de inversión, ejercicio racional y necesario. Sin embargo, sería olvidar la corresponsabilidad de muchos de los agentes económicos que permitieron que estas burbujas se crearan, por acción o por omisión.

Gobiernos incapaces de adoptar políticas anticíclicas y que prefieren mirar hacia otro lado; bancos centrales que han olvidado su papel preventivo y se limitan a reaccionar tarde y mal ante acontecimientos sobrevenidos; agencias de rating desbordadas por una carga de trabajo que deteriora su análisis y desvirtúa sus conclusiones; accionistas ávidos que consienten a las firmas de las que son propietarios asumir riesgos irracionales; directivos que se dejan llevar por la presión de unos resultados a corto que determinan su remuneración variable; inversores institucionales o particulares que compran los falsos axiomas clásicos de la inversión inmobiliaria. Si alguno de ellos hubiera mirado con ojos racionales el modificado estudio de Ingram o los datos recurrentes españoles, otro gallo les habría cantado. Nunca sabremos si la Historia habría cambiado su curso. Lo que sí es evidente a día de hoy es que fueron oportunidades desaprovechadas para hacerlo.

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