Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

sábado, 9 de octubre de 2010

Elogio de la locura o encomio de la estulticia, de Erasmo de Rotterdam

Por Ignacio Moreno Aparicio
Autor: Erasmo de Rotterdam.
Introducción de Juan Antonio Marina.
Edición y Traducción: Pedro Voltes.
Editorial Austral. Ciencias y Humanidades. 2007. 206. Págs.

Desiderio Erasmo, más conocido como Erasmo de Rotterdam (1467-1536), uno de los personajes más influyentes de la Europa de su época, escribió “Elogio de la locura” en un contexto social y cultural convulsionado por la lucha entre la tradición medieval y las nuevas premisas que apuntaba el humanismo. A lo largo de esta obra, que Erasmo dedica a su amigo Tomás Moro, parece querer convencer al mundo de que la insensatez, la estulticia o la locura son el origen de todas las bondades, diversiones y deleites que el ser humano disfruta. Acompañadas de la ebriedad, la adulación, la pereza, la ignorancia.... reclama sus méritos con desfachatez y gracia, en un discurso impregnado de ironía. Pero, ¿ que pretende Erasmo con este elogio ?. ¿ que esconde ?, ¿ en que consiste este juego de ingenio ?, ¿ es todo una burla ?.
En Elogio de la locura, Erasmo crea un espejismo seductor y contundente que, impregnado del humanismo cristiano que preconizaba, le sirve de excusa para describir la necedad del mundo y arremeter a dentelladas contra todo lo humano y lo divino. Erasmo supo expresar con gran talento literario y con amplísimo saber los cansancios, las esperanzas, las dudas, las ambiguedades de una época turbada e incierta, pero son tantos los juicios contradictorios que expone su obra, tan diversas las actitudes que despertó entre los hombres más insignes de su tiempo, que sus contemporáneos no llegaron a concluir nunca una síntesis final de su pensamiento.
Según José Antonio Marina, “Elogio de la locura o Encomio de la estultucia o Elegio de la insensatez” como a él le gusta afirmar, es una obra de la inteligencia lúdica que se divierte jugando con sus propios poderes; la broma, la sátira, la ironía, el chiste. Erasmo, advierte que “así como nada hay más tonto que tratar en broma las cosas serias, tampoco lo hay más divertido que disertar sobre necedades de tal modo que a nadie le parezca que lo sean”

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