lunes, 30 de agosto de 2010
LA PRECAMPAÑA por Jaime Rocha
Pero ese optimismo, en realidad, no tiene ninguna base real. La Campaña Oficial, si quieren, se puede hasta eliminar, y no pasaría nada, por la sencilla razón de que existe en nuestro país una cosa llamada “Precampaña” es decir un periodo de tiempo "inmediatamente" anterior a la Campaña oficial.
Dice la sabiduría popular española: “Hecha la Ley, hecha la trampa”, y, son precisamente los encargados de legislar y hacer cumplir lo legislado, los primeros en burlar lo que ellos mismos han decretado.
Las limitaciones, de cara a la galería (nosotros, los ciudadanos), impuestas a la campaña electoral, aun en el supuesto de que se cumplan, que esa es otra, quedan ampliamente superadas por la Precampaña.
La Precampaña, no tiene límite de tiempo, ni de gasto, ni de nada, en realidad, llamando a las cosas por su nombre, nuestros políticos están permanentemente en Campaña Electoral. No es que las elecciones que nuestras leyes contemplan, es decir, Generales, Autonómicas y Locales, se escalonen y distancien en el tiempo de forma que, prácticamente cada año tengamos una cita con las urnas, aun no hemos llegado a eso, aunque todo se andará.
Lo que ocurre, es que nuestros políticos, habitualmente y de forma exhaustiva, no hacen un gesto, ni una declaración, ni un acto político, cuyos dos únicos objetivos no sean: por una parte el desprestigio de la oposición política, y por otra el ensalzamiento propio.
Propongo al lector un sencillo ejercicio comprobatorio: Coja un periódico cualquiera de información general, de cualquier día de la semana, y con dos colores destaque, en uno, lo que suponga un ataque directo a otro partido y en otro, lo que suponga de autoalabanza, en las declaraciones que en ese día hayan realizado los políticos de uno y otro signo. Les garantizo que no se verán defraudados.
Pero hay más. Lean una crónica cualquiera de un pleno municipal, o las intervenciones parlamentarias de los miércoles, día establecido para que los partidos de la oposición hagan sus preguntas al Gobierno. Uno pregunta una cosa, sobre la materia que sea, y el otro responde algo que en nada se corresponde con la cuestión planteada. Y así el tema se eterniza y ninguno hace otra cosa que intentar la descalificación del oponente, recordándole sus errores pasados y tratando de ocultar los propios actuales.
Esa es la forma de hacer política de nuestros políticos y cuando se acerca la fecha electoral, se inaugura, aunque sea por tercera vez, una obra publica, incluso aunque su realización corresponda a otra administración (metro de Madrid o terminal T-4 de Barajas). A veces, a falta de algo que inaugurar, sirve una primera piedra de una obra largamente esperada y que, en el mejor de los casos, habrá que seguir esperando, porque la distancia en el tiempo entre la primera y la segunda piedra, no está establecida.
Todo esto, que para nada es exagerado, se corresponde con esa campaña electoral permanente en la que vivimos. Pero, por si acaso, y en vista de lo mal que pintan las encuestas, los grandes partidos se han apresurado a limitar, incluso en las cadenas de televisión privadas, los espacios disponibles para los pequeños partidos…no vaya a ser que tengamos alguna sorpresa.
domingo, 29 de agosto de 2010
Información y transparencia
SEGÚN anunció el diario El País el pasado 16 de agosto, el Gobierno tiene previsto tramitar el ante proyecto de Ley de Transparencia y Acceso de los ciudadanos a la Información Pública, que reconoce el derecho de los ciudadanos a saber, frente a las administraciones central, autonómica y local e incluso frente a las empresas concesionarias de servicios públicos, nada dice de los concesionarios de obras públicas, imaginamos también que frente a las empresas y organismos públicos, dependiente de aquellas administraciones.
Ciertamente que para los ciudadanos es importante tener información veraz y directa de las administraciones públicas y no solo las personas interesadas en un solo asunto sino cualquier persona que desee tener información. Ello es también importante para los medios de comunicación que deben poder informar a los ciudadanos de los proyectos, procedimientos y actividades de los sujetos del sector público.
Para leer más, pincha aquí.
Otras noticias relacionadas:
ABC, 29/08/10
El Imparcial, 23/08/10, artículo de Jose Eugenio Soriano García
El Mundo, 16/08/10
sábado, 28 de agosto de 2010
Libros recomendados
“SEA BREVE, POR FAVOR. PENSAMIENTOS Y RECUERDOS”.
Autor: Václav Havel.
Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. 427 Pág.
Madrid. 2008
Václav Havel (Praga, 1936) asumió la Presidencia de la República de Checoslovaquia en diciembre de 1989, después de haber sido uno de los dirigentes de la oposición al régimen comunista y líder de la disidencia. Activista desde la invasión soviética de su país en 1968, fue uno de los impulsores del movimiento Carta 77, encabezó el grupo de oposición Foro Ciudadano y mantuvo una defensa sostenida de los derechos humanos, por lo que fue perseguido y encarcelado en varias ocasiones. Bajo su mandato, la República Checa y Eslovaquia se escindieron sin derramamientos de sangre, y fue elegido por abrumadora mayoría presidente de la nueva república, de la que estuvo al frente hasta 2003. Durante esos años, Havel pudo hacer realidad los dos grandes retos de su ideario político; consolidar la democracia en su país y conseguir que éste fuera miembro de pleno derecho de la Unión Europea.
La sólida trayectoria política de Václav Havel transita paralelamente con la creación literaria. Desde que en 1963 se representara su primera obra, “Una fiesta en el jardín”, la trayectoria de Havel como dramaturgo y ensayista ha dado a luz una singular obra literaria que se caracteriza por su talento para la denuncia paródica y una fina sensibilidad irónica, en piezas teatrales como “El comunicado” (1965), “Audiencia” (1978), “Largo desolato” (1985) , “La tentación” (1986), o los ensayos, “El poder de los sin poder” (1985), “Meditaciones estivales” (1992-1993), o sus famosas consideraciones desde la prisión, “Cartas a Olga” (1988). En “Sea breve, por favor” el político escritor hilvana respuestas sobre su actividad pública, privada, artística y personal. Como no podía ser de otro modo en alguien que ha cultivado dos pasiones en apariencia antagónicas como el ejercicio político y la literatura. Havel nos propone un texto audaz sobre su vida desde dos perspectivas distintas; el registro de la actividad diaria tomado al calor de los acontecimientos y la valoración de esos mismos hechos años después, desde la reflexión que permite la distancia.
CONTENIDO:
Dos años después de dejar la presidencia de la República Checa, Václav Havel todavía no ha podido retomar su carrera como escritor. De manera que el viaje que emprende a Estados Unidos junto a su esposa bien puede considerarse una huida en busca de inspiración. Allí, en tierras americanas, se sitúa esta larga entrevista con Karel Hvizd´ala en la que Havel disecciona las siempre difíciles relaciones entre política y literatura, su vinculación al teatro Na zábradli – antesala de su trayectoria como dramaturgo -, los días de lucha contra el régimen comunista, la escisión de Checoslovaquia, la reincorporación a la democracia de las estructuras comunistas y de sus funcionarios, su relación con el poder y su defensa de la entrada en la OTAN.
A través de sus comentarios y opiniones se logra conocer la personalidad de un hombre de letras, un disidente que, como presidente de su país, contribuyó a escribir páginas brillantes de la historia. “A veces también soy consciente de lo absolutamente increíble en mi destino. Y hasta dejo de entender mi vida, incluso me imagino como una especie de pequeño error de la historia. ¿Cómo pudo pasar que yo – precisamente yo- me encontrara en el epicentro de unos acontecimientos tan importantes que marcarían el futuro de muchas naciones y millones de personas? A veces pienso que estoy soñando mi vida y que en un momento dado me despertaré de todo esto” ( Václav Havel ).
“Un testimonio político sin parangón” The Economist.
viernes, 27 de agosto de 2010
jueves, 26 de agosto de 2010
Hay que salir de Afganistán, por Pablo Sebastián
No es la primera vez que pedimos la retirada de las tropas españolas desplegadas en la guerra de Afganistán donde ya han perdido la vida noventa y seis soldados hispanos, y ahora lo volvemos a reiterar –Holanda no hace mucho que retiró sus tropas- porque esa guerra que no es una misión de paz ni de reconstrucción del territorio afgano, no tiene nada que ver con España y sí con los intereses estratégicos y económicos que se esconden bajo el discurso de la lucha contra el terrorismo y la seguridad occidental.
Y porque en ese país, marcado por la corrupción, la falta de libertades, el tráfico de opio y la permanente violación de los Derechos Humanos, no se vislumbra ni la paz ni una salida razonable al conflicto y nada justifica seguir un día más en una guerra que los Estados Unidos dirigen, en compañía de otros países miembros de la OTAN, y que no va a concluir con una clara victoria militar sino mas bien con una batalla fracasada que recuerda a Vietnam. Dejando tras de sí un país al borde de la guerra civil como ha ocurrido en Irak donde ayer mismo se produjo otra masacre de ciudadanos inocentes en atentados terroristas que son el preámbulo de enfrentamientos mayores, justo a los pocos días de la retirada de la últimas tropas de combate que Estados Unidos aún tenía en ese país.
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miércoles, 25 de agosto de 2010
ES LA EDUCACIÓN, IMBECIL por Jaime Rocha
Parafraseando al ex presidente norteamericano Bill Clinton en la campaña electoral, tras la que derrotó a Bush (padre), no digamos, como él, "Es la Economía, imbécil", frase contundente que le llevó a obtener el apoyo de los norteamericanos en 1992. Digamos más apropiadamente en nuestro caso: "Es la Educación, imbéciles", así en plural, porque es plural la culpa del alarmante déficit educativo que sufre la sociedad española desde el advenimiento de la democracia.
43444 personas sin estudios
En el DIARIO DE CADIZ impreso del pasado lunes, 23 de Agosto de 2010, en su página 7, se podía leer unas cifras que invitan a la tristeza.
Actualmente la ciudad cuenta con 126.766 habitantes de los cuales, el texto del DIARIO decía, "no saben leer ni escribir 9.600 personas, cifra que en apenas un año ha aumentado pues anteriormente eran 8.828." Y sigue el rotativo, "Bajan los matriculados en FP2 y los que no cuentan con estudios o tienen la primaria incompleta que son en total 43.444 personas".
Suponemos que esos 9.600 se encuentran dentro de los 43.444. Es decir, un alto porcentaje de la población gaditana se encuentra en umbrales de indefensión de tantas cosas: culturales, profesionales, educativas... en definitiva de una vida más digna y que ir a la plaza de abastos a comprar no sea una tragedia. Amigos, esta es la realidad, que muchos la sabeis mejor que yo. Y mientras los politicos con unos discursos ajeno a esta realidad sangrante.
lunes, 23 de agosto de 2010
LA BANDERA por Jaime Rocha
La advertencia viene a cuento porque algunos amigos mayores que él, le advertíamos amistosamente de que, cumplidos los cuarenta, pasaría de las utopías de la izquierda al realismo de la derecha.
Seguimos hablando y me comenta: “Gracias al equipo de futbol, que ha quedado campeón del mundo, los españoles hemos recuperado nuestra bandera”.
“Querido amigo, le respondo, te recuerdo que el Sábado Santo Rojo, aquel de 9 de abril de 1977, en que fue legalizado el Partido Comunista de España, sus militantes salieron por Madrid en coches enarbolando la bandera española y haciendo sonar el claxon”
Quiero decir con esto, que esa bandera “recuperada” ha sido y es la bandera que nos representa a todos los españoles, aprobada, incluido el escudo, el 5 de octubre de 1981 y sus colores, contemplado en el articulado de la Constitución de diciembre de 1978.
Pero voy mas lejos, la rojigualda, ha sido nuestra enseña nacional, nada menos que desde 1785, solo interrumpido durante la II República, esto es de 1931 a 1936 (o 1939 considerando la vigencia de la Republica en media España). Incluso mantuvo sus dos colores durante los dos años 1873 – 74, es decir en la I Republica.
Decir que gracias al equipo de futbol, los españoles hemos recuperado nuestra bandera, me parece, cuando menos, una autentica frivolidad. Nunca la hemos perdido, desde 1785, con excepción de la II República, la rojigualda ha sido y es nuestra bandera. Quien considere que la ha perdido y ahora recuperado, que se analice a si mismo y sinceramente vea cual ha sido su actitud respecto a la bandera.
Desde hace algún tiempo, no demasiado, en las manifestaciones sindicales y aquellas en las que los partidos de izquierdas son los convocantes, es difícil ver una bandera española y si abundancia de banderas del sindicato, de la comunidad autónoma o incluso alguna perteneciente a la II República, pero, ya digo, la que nos representa a todos los españoles brilla por su ausencia.
Nadie, que yo sepa, ha prohibido a estos manifestantes el uso de su bandera, sin embargo, ellos sabrán por qué, han decidido prescindir de lo que les es propio y legitimo y sustituirlo por otros símbolos, igualmente propios y legítimos (con excepciones puntuales en cuanto a la legalidad), pero cuya representatividad es mucho mas limitada.
Ocurre el felicísimo acontecimiento del Campeonato del Mundo de futbol y el entusiasmo popular se desborda llegando a cotas nunca vistas y, curiosamente, las celebraciones son, de forma casi absoluta, enarbolando la bandera nacional, incluidas zonas geográficas españolas donde, habitualmente solo ondean las banderas españolas en edificios oficiales y no sin dificultades.
Jóvenes, mayores, niños, toda España se pinta los colores, se viste la camiseta y pasea la bandera. El entusiasmo por nuestros colores representativos se contagia con enorme fluidez y los que por absurdos prejuicios no se atrevían, pierden sus temores y se recuperan lo que nunca nadie les había quitado y ha seguido y sigue siendo suyo.
Brindemos por el regreso a la normalidad. ¡ Enhorabuena España !.
domingo, 22 de agosto de 2010
El pase foral de Zapatero
Si algo ha demostrado este presidente es su capacidad para mimetizarse en el ambiente: ¿que va a Rodiezmo?, pañuelo rojo al cuello; ¿que va con sus juventudes?, kufiya palestina; ¿que va con los banqueros que llevan tirantes?, traje gris marengo y sonrisa cómplice; ¿que va a Marruecos?, foto con el rey y el mapa que incluye el Sáhara Occidental entre los territorios del reino alauí; ¿que se gobierna con nacionalistas?, más identitario que ellos.
No sorprende, por tanto, que lleve a la práctica con total desparpajo uno de los hallazgos más arcaicos del nacionalismo vasco: el pase foral. O sea, acato pero no cumplo. No sorprende tampoco la celeridad con la que el presidente se ha sometido a las reivindicaciones de los nacionalistas catalanes, incluidos los de su propio partido, para cumplir lo que les prometió en el Debate sobre el estado de la Nación: que promulgaría todas las leyes orgánicas que fueran necesarias para vulnerar la sentencia del Tribunal Constitucional.
Tampoco sorprende que vaya más lejos que lo aconsejado por los defensores del pase foral. Para Zapatero no es suficiente con acatar pero no cumplir: él irá más lejos y promulgará leyes que burlen la sentencia. Cumplirá lo que le pronostiqué (con murmullos de desaprobación desde la bancada socialista) en mi réplica durante el debate mencionado: «Como la ley prohíbe robar, vamos a hacerlo sin que nos pillen».
Zapatero se ha saltado a la torera todo pacto que le impusiera normas de comportamiento transparentes; se ha burlado de forma permanente de la separación de poderes; ha incumplido todos los acuerdos suscritos con empresarios, sindicatos, partidos políticos…; ha traicionado el pacto suscrito con los ciudadanos a través de su programa electoral, despreciando la idea misma de que la democracia es un pacto y el voto no es nunca un cheque en blanco. Y ahora, remedando a su ídolo Romanones («haga usted las leyes que ya haré yo los reglamentos»), se apresta a burlar la sentencia del Tribunal Constitucional. A eso se le llama, simple y llanamente, corromper políticamente las instituciones.
¿Qué se puede hacer cuando un país tiene un presidente que corrompe políticamente las instituciones negándose a acatar y a aplicar las leyes? ¿Qué se puede hacer cuando un país tiene un presidente que propugna el desacato de las sentencias del más alto Tribunal? ¿Se imaginan a Obama propugnando leyes para no cumplir las sentencias del Supremo de los EEUU? ¿Se imaginan a cualquier gobernante de cualquier país democrático del mundo en una actitud similar? ¿Qué haría la clase política de tal país si se produjera esa circunstancia? ¿Qué harían los medios económicos y sociales? ¿Qué harían los medios de comunicación? ¿Qué haría la Justicia?
No sé lo que ocurriría, pues la hipótesis misma resulta inverosímil; porque lo que sé es que en ningún país del mundo democrático existe un presidente como el nuestro, dispuesto a vulnerar las leyes que tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir. Sé que no hay en el mundo democrático un presidente capaz de someter a su país a tal grado de inseguridad jurídica, de inestabilidad política y económica, sólo para intentar que su partido gane unas elecciones.
Sé que no hay en el mundo democrático ningún país que tenga la desgracia de tener un presidente sin límites, capaz de defender una cosa y la contraria con la misma sonrisa y con la misma tranquilidad. Sé que no hay en el mundo democrático ningún presidente que anteponga la identidad a la ciudadanía; ningún presidente que no sea consciente de que la nación no es un estado de ánimo, sino el sujeto de la soberanía, el instrumento imprescindible para garantizar la igualdad de todos los ciudadanos.
Sé que este presidente es el responsable de la quiebra política que sufre España. Y sé que mientras tenga algún poder en su mano va a seguir desmantelando el Estado, lo poco que le queda aún por destruir. Por todo eso, porque ha roto el contrato suscrito con los ciudadanos, porque ha perdido el crédito y ha fracasado en su política, porque nos lleva a una situación de quiebra institucional irreversible, llamo a la responsabilidad de todos aquellos que puedan hacer algo para evitar este desastre.
No me resigno a pensar que lo único que nos queda es alzar la voz denunciando el desastre. El Estado democrático ha de tener contrapoderes democráticos que eviten que un hombre sin escrúpulos pueda tirar por la borda 30 años de construcción de nuestra democracia. ¿Qué más debe ocurrir para que el establishment político, mediático y económico reaccione? ¿Qué más debe ocurrir para que los que viven bien con este Gobierno, los que esperan a heredar, los que se benefician de sus subvenciones o de la publicidad institucional reaccionen? ¿Qué más debe ocurrir para que los que nos dan lecciones cada día de lo que tenemos que hacer los políticos, los que quieren marcar los tiempos y las pautas, los que levantan el teléfono para llamar a gobernantes extranjeros levanten la cabeza y alcen la voz?
No queda mucho tiempo. Sólo sé que si el egoísmo no nos deja ver, si el cálculo económico o partidario es más fuerte que el patriotismo constitucional, no habrá ni sobras que repartirse.
sábado, 21 de agosto de 2010
Y el ciudadano dimitió...
Cuando crece la preocupación de todos los estamentos gaditanos por la cercana celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812, me permito una serie de reflexiones que vengo rumiando desde hace años.
El gaditano, y el español en general, hace tiempo que ha enterrado su voluntad y su libre albedrío como ciudadano. La democracia ha venido a aportar el ejercicio del derecho a voto como un salvoconducto a la pasividad y a la resignación. Esperamos que nuestros políticos solucionen todo, lleven la iniciativa en todo, decidan qué es lo importante y qué es lo que no. Y nos hemos acostumbrado a no ejercer nuestra voluntad como capacidad de impulso y de iniciativa. Seamos sinceros, la iniciativa ciudadana se ha dormido. Curiosamente, se critica al político de turno –y a la oposición de turno- porque no recoge nuestros intereses o inquietudes incluso cuando no hemos revelado al que acusamos cuál es nuestro interés. El estamento político procura gobernar –gestionar- en función de unos intereses partidistas, de “calculadora de votos” o de ideas adoptadas con desigual fortuna y más que dudosa honestidad de intenciones en algunos casos….pero nadie se hace responsable de sus propios actos. Ningún ciudadano reconoce que ha entregado su voluntad sin exigir resultados, sin aportar su propio impulso, sin reconocer que cada individuo está obligado moralmente a aportar lo mejor que tenga en pos del bien común.
Reconocida nuestra dimisión de voluntad, yo me pregunto: ¿no hay solución a esta dejadez? En teoría, la iniciativa ciudadana existe –o debería- a través de asociaciones (de vecinos, culturales, etc.) pero para eso hay que ser independiente y valiente. Valor e independencia….suena a lema de ciudad sitiada en el Siglo XIX. Valor para exigir y valor para arriesgarse a hacer algo. Independencia para tener voz sin miedo a perder subvenciones, influencias, favores más o menos confesables. Un pueblo oprimido es un pueblo mudo. El poder no reside hoy en las armas, existe en el adecuado manejo de los miedos colectivos e individuales: perder una subvención, perder un apoyo político, perder un local cedido, perder un favor discrecional…..y así es como el ciudadano ha perdido la fe en sí mismo, la seguridad en sus propias fuerzas y acciones porque teme la represalia ante sus palabras. Es vox populi que el Bicentenario se acerca y que no se están haciendo los deberes. Algunos “valientes” ya lo han denunciado y se les mira de soslayo o con temor colectivo a la respuesta que pueden provocar de los “dueños y señores” (estamento político). Quizás sería una buena oportunidad para rescatar lo que queda de iniciativa ciudadana si cada asociación, colectivo, etc…empezase a hacer sus propios deberes respecto al Bicentenerio. Sería una buena oportunidad para que cada uno en su entorno empezase a promover su propia celebración. ¡Empecemos a andar antes de que se cree una nueva comisión! Si cada colegio profesional, asociación de vecinos, club deportivo, asociación cultural-recreativa (vulgo “peña”), asociación “deloquesea” empieza a programar sus actos y acciones de preparación…..veremos dos cosas: a) El estamento político rápidamente querrá tomar la iniciativa antes de quedarse fuera (y la cara “colorada”); y b) habremos sido capaces de recuperar un poco de dignidad ciudadana. Ahí queda el envite…… Las excusas para no hacer nada son infinitas: falta de apoyo social (dicen los políticos cuando no les interesa promover algo), crisis (decimos todos cuando hay que poner un euro para algo en vez de recibirlo "gratis total" mientras nos gastamos veinte veces más en cuestiones absolutamente prescindibles…), falta de tiempo (decimos todos cuando realmente no justificamos en qué sí empleamos -malgastamos- el tiempo-….), falta de rigor científico (dicen algunos "elefantes universitarios" cuando no se trata del tema que les interesa o no son ellos los que obtienen las rentas del hallazgo….), etc.
Las excusas para no hacer nada son demasiadas y las ganas de hacer algo suelen escasear cuando se trata de tener iniciativa individual con un pequeño esfuerzo. Desde hace demasiado tiempo el pueblo gaditano -y el español en general- se ha ido replegando sobre sí mismo y esperando la subvención, a que le den todo resuelto hasta llegar a una situación de parálisis cuasi absoluta. O me lo dan hecho o no hago nada, no arriesgo nada. Por lo visto, en el momento en que haya que arriesgar un poco de tiempo o algo del dinero propio, ya no es un asunto que nos afecte. El ciudadano ha llegado a la pasividad absoluta por miedo a tener una idea que moleste y miedo a que la idea necesite un esfuerzo para su ejecución. El ciudadano ya no se equivoca porque no se atreve a hacer nada por miedo a los demás y por miedo a sí mismo. Quizás sea la sensación que lo que no reporta beneficio inmediato no merece la pena (lo que el estamento político traduce como la "calculadora de votos a corto plazo"). Pero no conozco éxito duradero que no haya venido precedido de imaginación, esfuerzo, inversión y energía (y no siempre estamos hablando de inversiones económicas millonarias…muchas veces esa inversión es tiempo y dedicación).
Si recordamos algunos debates de las Cortes de Cádiz debería darnos….motivos para pensar. Había diputados que hablaban por voz de la utopía, de una patria más justa, más equitativa, más progresista (en algunos aspectos de indudable calado). Hoy, el ciudadano ha olvidado su iniciativa y la utopía. A fuerza de ver frustradas sus mudas esperanzas se ha resignado a callar en público y protestar con el amigo en la barra del bar. Se hinchan las venas “arreglando el mundo”….sin mucho convencimiento íntimo y sin ninguna fe en sus propias capacidades para “arreglar SU parte del mundo”. Quizás sería un buen momento para empezar por nuestro propio mundo. Si cada gaditano impulsase su propia celebración del Bicentenario en su ámbito más cercano, el éxito estaría asegurado. Resulta contradictorio hablar de Cádiz como “cuna de la libertad” y ver que toda la experiencia vivida entre sus calles solamente sirva para alimentar la resignación y la indignación de barra de bar ¿para tan poco nos ha servido ser la ciudad que acogió las Cortes de 1812? Personalmente, me niego a creer que no haya dignos herederos de aquella época. Desde el principio de mi reflexión tengo una propuesta de iniciativa ciudadana: extender e impulsar el Bicentenario en mi entorno y ver los resultados de mi propio esfuerzo en la mañana del 1 de enero de 2012. Intentarlo merece la pena porque nuestra ciudad merece honra. Pero lo más importante es que nosotros mismos como ciudadanos nos merecemos darnos lo mejor de nuestras propias capacidades. Yo creo en la utopía hecha realidad. ¡Hagámosla!
viernes, 20 de agosto de 2010
El Rincón de los libros. Agosto 2010
Por Ignacio Moreno.
“CIEN AÑOS DE ECONOMIA ESPAÑOLA”.
Autor: Juan Velarde Fuertes
Editorial: Ediciones Encuentro, S.A. (Madrid).
2ª Edición. Abril 2009.
Juan Velarde Fuertes (Salas, Asturias, 1927 ), estudió Ciencias Económicas en Madrid, alcanzando el Premio extraordinario de Doctorado en 1956. Ha sido Catedrático de Estructura Económica en la Universidad de Barcelona y de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, de donde es Catedrático Emérito. Ha sido Director de la revista de Trabajo y de Anales de Economía. Es Consejero del Tribunal de Cuentas y Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Entre otras distinciones ha recibido el Premio Nacional de Literatura en su modalidad de Ensayo (1971), el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (1992), el Premio Rey Jaime I de Economía (1996) y el Premio de Economía Rey Juan Carlos (2002), año en que también recibió la medalla al Mérito del Ministerio de Economía. Ha realizado numerosos estudios sobre economía española, que se han traducido en decenas de libros y cientos de artículos.
CONTENIDO: Desde un prestigio único entre nuestros economistas, y con la garantía de más de medio siglo de trabajo, Juan Velarde sintetiza todo el siglo XX (y algo más) de nuestra historia en su aspecto económico, desde la restauración (Cánovas del Castillo, La Gran Guerra, Cambó, la IIª República, la Guerra Civil, El Plan de Estabilización, la crisis de la Transición, los Pactos de la Moncloa, Boyer, Solchaga, Aznar, Rato, Montoro, Solves, etc ).
“Desde que comencé a indagar el comportamiento del entramado económico español, comprendí que éste, en cada etapa, era el resultado de la acción de los diversos factores de la producción – dentro de un marco institucional que incluye la política económica, naturalmente – sobre una economía preexistente”.
“Deseo con este libro haber contribuido a que los españoles no contemplen impasibles la aparición de una nueva decadencia económica de España, como la que se desarrolló a lo largo del final de nuestra Edad Moderna”, dice y mantiene el Profesor Velarde.
“IDEARIUM ESPAÑOL”
Autor: Angel Ganivet
Editorial: Biblioteca Nueva, S.L. Madrid 1996.
Nota biográfica: Angel Francisco de Paula José Lucia de la Santísima Trinidad Ganivet García nació en Granada el 13 de Diciembre de 1865 y murió en Riga el 29 de Noviembre de 1898. Hijo de Francisco Ganivet Morcillo, menestral granadino aficionado a la pintura, y de Angeles García Siles, perteneciente a una familia de labradores y molineros con grandes cualidades poéticas.
En su etapa universitaria simultanea las carreras de Derecho y Filosofía, obteniendo el 25 de junio de 1888 la licenciatura en Filosofía y letras con un trabajo sobre el Marqués de Santillana; el 24 de junio de 1890 se licenció en Derecho, con sobresaliente. Durante el curso 1888-89, llega a Madrid para doctorarse en Filosofía.
Tras aprobar unas oposiciones al cuerpo de Bibliotecarios, Archiveros y Anticuarios, es destinado a la biblioteca Agrícola del Ministerio de Fomento.
En 1891, junto con Unamuno, se presenta a unas oposiciones para conseguir la cátedra de griego, fracasando en su intento; este mismo año conocerá a Amelia Roldán, con la que iniciará un tortuoso romance.
El 25 de marzo de 1892 se publican cinco plazas de vicecónsul y Ganivet consigue aprobar con el número uno, convirtiéndose a los 26 años en diplomático de carrera, siendo su primer destino Amberes; posteriormente fue trasladado a Helsingfors, por motivo de su ascenso a cónsul de segunda clase, hasta que en 1898 el consulado de Helsinfors es suprimido y Ganivet es trasladado a Riga.
El 28 de Febrero de 1894 muere su hija, víctima de una meningitis; a partir de esa fecha Ganivet se dedica a la carrera diplomática, hasta que el 29 de noviembre de 1898, tras arrojarse al Duina, muere “ahogado en estado irresponsable”, según confirmación del parte de defunción, a los 33 años.
A pesar de su corta vida, escribió algunos libros, destacando entre otros, los siguientes: Epistolario (1893-1895); Granada la Bella (1896); Cartas finlandesas (1896-1897); La conquista del reino de Maya por el último emperador español Pío Cid (1897); Los trabajos del infatigable Pío Cid (1898); Idearium Español (1897).
CONTENIDO: “Al ofrecer este texto hemos querido situar el Idearium Español de Ganivet en el contexto de su circunstancia histórica. Siendo una crítica que era irreductible desde aquel desolador 1898, no deja de ofrecer en su seno elementos de impulsión histórica y de afirmación nacional que lo convirtieron desde el mismo momento de su publicación en un libro clásico. Está escrito en un tono emocional y neo-romántico muy propio de aquella generación que él encabeza y resulta, por ello, muy criticable desde el punto de vista historiográfico – como ya lo hizo en su día Azaña – pero es, al mismo tiempo un libro imprescindible de nuestra formación como españoles. La historia se escribe también desde la pasión, a veces con dosis que, no por abusivas, resultan menos imperiosas” (Biblioteca Nueva).
“En 1898 tras una breve guerra con los Estados unidos, España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En contraste con su formidable pasado imperial, iba a ser en adelante una nación modesta, sin apenas influencia en la vida internacional. El desastre del 98 provocó una profunda crisis de la conciencia nacional, al menos en los ámbitos intelectuales, anticipada en los años anteriores por Unamuno y Ganivet.
Fue una intensa reflexión sobre el ser de España que tuvo como manifestaciones el pesimismo de los hombres de la generación del 98 y la preocupación crítica – más cultural y aún política – de la generación del 14, la generación de Ortega y de Azaña. Cristalizó así – al hilo de una producción literaria y ensayística de calidad excepcional – la idea de “España como preocupación”, de España como problema, una forma de meditación esencialista sobre la realidad española que iba, además, a impregnar decisivamente la vida intelectual del país (y en parte, la vida política ) a todo lo largo del siglo XX. Es eso precisamente lo que hace que, más de 100 años después, el legado del 98 siga radicalmente vigente.