Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

jueves, 16 de septiembre de 2010

La Catalunya de pensamiento único

Por Carles Navales
Revista La Factoría, publicado el 15-09-2010

El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha convocado elecciones al Parlament de Catalunya para este 28 de noviembre: el melón está abierto.
Poco podíamos pensar hace unos años que la intolerancia crecería tan aprisa y con tanta fuerza en Catalunya.
Que el independentismo tenga más o menos seguimiento no es lo principal, es más, se trata de una opción que no debería preocupar a nadie, pues la cuestión no es independentismo sí o independentismo no; la cuestión es libertad y democracia sí o libertad y democracia no.
En Catalunya, el independentismo es tan escaso como grande su dimensión mediática; hasta destacados grupos de comunicación le hacen el caldo, y es que la opción independencia tiene hoy un buen mercado, un negocio seguro, al que ni siquiera hace ascos quien heredó título nobiliario y le fue otorgada recientemente la dignidad de Grande de España por Su Majestad el Rey, como tampoco le han hecho ni le hacen otros grandes adinerados que también se formaron en el más rancio centralismo del franquismo.

Y es que en Catalunya hablamos, medio en serio medio en broma, de la aparición del capitalismo financiero-independentista como el más reciente fenómeno de la independencia, y digo medio en serio muy en serio pues, como estamos viendo en Europa tras la desaparición de las fronteras, y con ellas de los aranceles, desde el punto de vista ultraliberal, que cada vez impera más, tener un “Estado menor” (expresión ideológica de la lideresa Aguirre), podría incluso tener un cierto interés para determinados organismos internacionales financiero-económicos. La existencia de “Estados menores" fácilmente controlables, más débiles y menos contestatarios, no es más que un símil, puesto al día, de lo que ya sucedió tras la Gran Guerra, en que la autodeterminación permitió al nuevo capitalismo destruir definitivamente el Viejo Imperio (así se lo hizo saber a nuestro Romanones la diplomacia francesa para hacerle ver que la independencia de Cataluña no les interesaba). Para los neoliberales de hoy, la fragmentación europea (Kosovo, Montenegro, Países Bálticos, Moldavia, Georgia,…), está facilitando el control económico y dinamizando la desregulación de mercados (energético, financiero, político,…): a más pequeños, más manejables; la Europa de los 40, como los de Ayete...
El apoyo ciudadano que ha llegado a tener el sí a la independencia, en las consultas informales organizadas por sus valedores, tiene una horquilla que va desde un máximo del 22%, siempre en las comarcas del interior con tradición carlista o aún más conservadora, hasta un mínimo del 6%, en este caso en las ciudades metropolitanas de tradición de izquierda y cosmopolita, que tuvieron un papel principal, incluso jugándosela a veces, en la lucha antifranquista por la libertad, la amnistía y el Estatuto de autonomía.

Hay, pues, dos cataluñas (también otra, tan centralista como insignificante) con contenidos morales y políticos bien diferenciados. La cuestión principal está en que ambas deben convivir, como lo han hecho hasta ahora, algo que solamente puede suceder si el respeto y la tolerancia imperan. Y es esto lo que empieza a estar en el alero: lo que se está destruyendo es la ética común del convivir cotidiano, que tan bien nos ha ido desde siempre.
El presidente Barack Obama, en su reciente discurso sobre la nueva política de inmigración que quiere impulsar en los Estados Unidos de Norteamérica, decía sensatamente: "Considero que debemos apelar, no a los temores de la gente, sino a sus esperanzas, a sus ideales más altos. Porque así somos los norteamericanos. Está inscrito en el sello de nuestra nación desde la declaración de independencia: ‘E pluribus unum’ (De muchos, uno). Esto es lo que atrajo a los perseguidos y empobrecidos a nuestras costas. Esto fue lo que trajo innovadores y audaces de todo el mundo a probar suerte aquí, en el país de las oportunidades. Esto fue lo que llevó a la gente a soportar miserias indescriptibles para llegar a este país de nombre Estados Unidos".
Si cambiamos la palabra Estados Unidos por Catalunya, la reflexión nos vale al ciento por ciento. En Catalunya, ¿tan difícil es apelar a las esperanzas, en vez de a los temores?
Y apelar a los temores puede hacerse de muchas maneras: abriendo debates sobre lo secundario de la inmigración y olvidando lo principal, como se ha hecho; atemorizando a quien no piensa como tú, queriendo hacer creer que hay catalanes buenos y catalanes malos, que es justo lo que ahora está pasando. La diferencia, para quienes actúan así, ya no está en ser de derechas o de izquierdas, sino en el grado de adhesión hacia su Catalunya metafísica, lo que es, ni más ni menos, que el primer paso hacia al nacional-populismo.

Son catalanes malos los que quieren racionalizar el tema de la inmigración y rechazan el recurso fácil del populismo; los que no se adhieren a la prohibición de las corridas, aunque no les gusten los toros; los que no creen en la independencia; los que sostienen que hace falta luchar por una solución constitucional a la sentencia del Estatuto; los que piensan que es mejor vivir dentro de España; quienes llevan con satisfacción una camiseta de La Roja; los que explican que la bandera estelada (hoy símbolo de la independencia) la creó para sí Estat Català, el partido nazi catalán, etc.
Si en los medios independentistas o nacionalistas de todo signo, con TV3 y Catalunya Ràdio de buque insignia (¿para cuándo una radio y televisión pública veraz, objetiva, plural e independiente?: nos basta con que sea inteligente), la respuesta continúa siendo la de intentar criminalizar a quien piensa diferente, el futuro que viene será muy incierto: querer imponer una Catalunya de pensamiento único tan sólo nos llevará a la decadencia del país. Y están cerca de conseguirlo.

Parece cumplirse aquello que ya vio en 1934 ese gran pensador político catalán que fue Amadeu Hurtado, cuando escribió (Abans del sis d’octubre. Quaderns Crema. 2008): “Es la mar de curioso, que a medida que van creciendo con fuerza los extremismos del catalanismo, aflora a la superficie todo el poso que ha dejado en nuestro pueblo la influencia castellana o madrileña. Es, el nuestro, un caso que me recuerda las Repúblicas sudamericanas: El burocratismo, que nos era desconocido (sin duda, por carecer de gobierno propio) hace ya tantos estragos como en Madrid, a pesar de lo reciente de nuestra autonomía. El caudillaje como la única expresión política que encaja con la educación del pueblo. Y ahora resulta que el poder nota a faltar un ejército que le sirva de soporte como en la vieja política española, y la preocupación más viva de los catalanistas es crear una fuerza armada que supla al ejército y con la que se habrá de contar siempre en nuestros problemas políticos”.

Era 1934, y otra era la situación, pero los anhelos por crear una gran burocracia que de empleo a todos ellos; tener un líder indiscutible y metafísicamente catalán; y un ejército que defienda su no menos metafísica Catalunya, es algo aún presente en el sentir de nuestros independentistas.

2 comentarios:

  1. Julian Roig16/9/10 18:12

    Cada vez son mas las voces que se pronuncian en el mismo sentido que esta publicación, pero desde fuera de Cataluña, da la impresión de que cada uno hace la "guerra por su cuenta" ("Mitos y Mentiras del Catalanismo", "Catalibanes"...y muchos mas). Pienso que no les vendria mal, para lograr mayor difusion, una cierta coordinacion y accion conjunta que les haga llegar al ciuddano que no esta en Internet. ¡Ánimo!

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  2. Creo que últimamente cada vez hay más personas que se sienten "incómodas" en Cataluña.
    Apenas conozco Cataluña pero siempre los he admirado, y desde hace un tiempo esa admiración sentida va disminuyendo.
    Desde la lejanía parece que los votos sólo los da la tendencia independentista de los partidos, que solo se moviliza este sector y así están yendo a la deriva.

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