Por Antonio Casado
Publicado en El Confidencial (05/05/2011)
El Zapatero que ayer respondió una pregunta de Llamazares no recuerda en nada al que algunos echamos de menos. Aquel que se rasgó las vestiduras por aversión a la ilegal e inmoral guerra del Irak en 2003. El de la retirada de tropas y el desdén a la bandera norteamericana en un desfile militar de entonces no tiene nada que ver con el que ayer en el Congreso vino a decir que si ahora Bin Laden yace bajo el mar él se lo ha buscado, por criminal. Ni una palabra sobre el método. Si me lo permite Llamazares, hago mío su estupor: “Señor presidente, no le reconozco”.
Toda la doctrina Zapatero sobre la eliminación física de Bin Laden a cargo de comandos norteamericanos se reduce al vago deseo democrático de haberlo visto sentado en un banquillo. Y vago también su diagnóstico: “Es muy probable que su destino haya sido buscado por él mismo después de tan sanguinaria trayectoria”. Ahí está una parte de su respuesta a la pregunta del diputado de IU: “¿Mantiene su felicitación a los EEUU por el asesinato extrajudicial del terrorista Bin Laden?”.
La formulación estaba claramente orientada a conocer la opinión del presidente del Gobierno sobre los métodos utilizados en la operación. De la no tan clara respuesta de Zapatero se deduce que mantiene la felicitación a Barack Obama y, por tanto, no le hace ascos a los medios porque al fin se trataba de acabar con “uno de los criminales más sádicos de la historia”. Es decir, que la elección de los medios, desde los más ajustados a la ley hasta los más inconfesables, depende del grado de sadismo del criminal al que nos enfrentemos.
Quién nos iba a decir que Zapatero acabaría confirmando las tesis del PP sobre la guerra sucia del PSOE años ochenta, la cal viva y los “atajos” en la política antiterrorista de los Gobiernos de Felipe González. Por aquel entonces a Aznar, Cascos, Trillo, Garzón, Pedro J. y Julio Anguita se les llenaba la boca acusando a los socialistas de abrazar el principio de que el fin justifica los medios. Ahora viene Zapatero a darles la razón.
Vean ustedes, si quieren verlo, lo fácil que es reprobar la posición del actual Gobierno con ese discurso del PP que tantos réditos electorales le dio en 1996. Tan fácil como absurdo, puesto que aquí y ahora el PP está tan encantado como el PSOE con el “atajo” decidido por EEUU para eliminar a Bin Laden en un clamoroso episodio de guerra sucia. Ante la ejecución extrajudicial del mentado inspirador del terrorismo yihadista, tanto el PSOE que condenó la invasión ilegal de Irak como el PP que arremetía contra el GAL han desaparecido en la misma polvareda.
Un apagón del habitual discurso de los dos grandes partidos en defensa del Estado de Derecho que alimenta la sospecha de un uso a gusto del consumidor. Eso mismo está ocurriendo en el debate político-judicial sobre si los continuadores de la ilegal Batasuna deben o no participar en los comicios municipales y forales del 22 de mayo. El respeto a la legalidad llega hasta la conveniencia de cada partido en relación con el desenlace final. Y si el frenazo del Tribunal Supremo a Bildu es el triunfo del Estado de Derecho, según el PP, la eventual luz verde del Tribunal Constitucional sería un golpe bajo a la Democracia y a las leyes. Tan impresentable como el hecho de que el PSOE esté jugando a dos barajas, según traté de explicar en mi comentario de ayer
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