Por Antonio Casado
Publicado en El Confidencial (08/07/2011)
Mañana es el día. La hora cero del candidato. No fue niña sino niño, salió con fórceps y mañana deja la incubadora para empezar a crecer. Aunque la orografía facial de Rubalcaba no recuerda precisamente la de un bebé, es la metáfora preferida del secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, en vísperas de lo que, según declaró ayer públicamente, “marcará un antes y un después”. Al mediodía en el Palacio Municipal de Congresos (Ifema) de Madrid. Diez minutos de Comité Federal a puerta cerrada para formalizar la proclamación del candidato socialista a la Moncloa y discurso abierto con numerosos invitados en las gradas del auditorio.
Muchas horas de trabajo ha echado Pérez Rubalcaba en un discurso de amplio espectro. Con aportaciones de dentro y fuera de la casa, queda perfectamente hilvanado en dos grandes hilos conductores. Uno, el de la continuidad. Otro, el del cambio. Ya veremos luego, por las reacciones de la crítica y el público, si la dosificación permite hablar de un proyecto propio y diferenciado.
De eso se trata. De reconocer a un nuevo candidato socialista cuyo vuelo no termine en las próximas elecciones generales. Lo primero es crear las condiciones para focalizar la atención en los contenidos del discurso ¿Y cómo conseguirlo si se cruza con la noticia de su salida del Gobierno?
No tiene mucho sentido que el aún vicepresidente y ministro del Interior lo anuncie al tiempo que se presenta en sociedad. Sería absurdo correr el riesgo de que su discurso quedase sepultado en los medios de comunicación por la noticia de su renuncia a los cargos institucionales. Y Rubalcaba no es precisamente un indocumentado en estos asuntos. El riesgo desaparecería si lo anunciase hoy mismo, al término del Consejo de Ministros. La noticia estaría en los medios durante las veinticuatro horas previas al discurso y el protagonismo del candidato se prolongaría veinticuatro horas más.
Pero tampoco sería razonable anunciarlo sin haber sido oficialmente proclamado candidato. Por tanto, me atrevo a fijar en la semana que viene la renuncia de Rubalcaba a sus cargos institucionales y su inmediata sustitución. En el secreto está, por supuesto, Rodríguez Zapatero, pero tiene la boca sellada. Sellada está también la de Rubalcaba, aunque me consta que ya le ha comunicado la fecha. Hartos de ciertas filtraciones que se han producido en estos últimos días, ambos se han conjurado para silbar melodías cuando la cuestión sale a relucir. En la distancia corta le pregunto a Zapatero si la noticia es inminente. “Esta noche puedes dormir tranquilo”, me dice a media sonrisa, pensando en la noche de ayer.
Ya, pero mañana es otro día, pensando en el mediodía de hoy, viernes ¿Será la última rueda de prensa de Rubalcaba como portavoz después de un Consejo de Ministros? Apuesten ustedes a que sí, aunque la renuncia no se produzca hoy sino a lo largo de la semana que viene y, en todo caso, antes del próximo Consejo de Ministros.
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