Publicado en Cotizalia (16/12/2010)
Ni compras masivas de deuda por parte del BCE, ni eurobonos, ni utilización del fondo de rescate para adquirir títulos soberanos. La canciller alemana, Angela Merkel, marca el paso. Y nada indica que Moncloa vaya a lograr alguno de sus tres objetivos estratégicos de cara al Consejo Europeo* que se celebra este jueves en Bruselas.
Zapatero se ha quedado prácticamente solo, lo que significa que España tendrá que aguantar el chaparrón financiero sin apoyos externos de carácter extraordinario, más allá de las compras de deuda que viene haciendo el BCE desde mayo (72.000 millones de euros), y que apenas han servido para calmar a los mercados. De hecho, los diferenciales de deuda de los países ‘intervenidos’ con el bono alemán apenas han bajado pese a que la UE y el FMI han destinado 195.000 millones de euros. Cerca de 110.000 millones para Grecia y el resto para Irlanda. Y en el caso español, no sólo no ha bajado sino que ha crecido (ayer se situó en el entorno de los 250 puntos básicos).
Este fracaso diplomático no significa, sin embargo, que esté todo perdido para los intereses nacionales. El Tesoro Público ha hecho su trabajo de forma soterrada y en estos momentos, según fuentes del Banco de España, dispone de un colchón de unos 40.000 millones de euros para hacer frente a las tensiones, y que de forma inmediata podría utilizar en caso de que tenga dificultades para colocar las emisiones que necesita el Estado para financiar el déficit público. Una cantidad que representa alrededor del 20% de las necesidades de endeudamiento a las que tendrá que hacer frente España en 2011 (unos 192.000 millones de euros). El excedente no está depositado en el Banco de España sino en repos (operaciones con garantía de recompra) de liquidez en un cortísimo periodo de tiempo.
España, en cualquier caso, conoce las debilidades de su propuesta. Y por eso la vicepresidenta Salgado planteó ayer una especie de programa de mínimos con el que podría salir airosa de la reunión. La ministra explicó que la propuesta del Gobierno busca acercar la “capacidad teórica” del fondo de rescate a su “capacidad real”, que en lo referente a las aportaciones de los países miembros a través de avales alcanza los 440.000 millones, si bien indicó que luego resulta “mucho menor” por las condiciones “autoimpuestas” a la hora de su constitución. Entre ellas, mencionó el hecho de tener que avalar un 20% más de lo que llega al país rescatado, avalar también los intereses o constituir siempre una reserva en efectivo. “A nosotros nos parece razonable que se haga lo posible para que la capacidad real coincida con la capacidad teórica y ésa es la primera hipótesis de trabajo que habría que hacer”, aseguró tras la reunión de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, presidida en esta ocasión por el propio Zapatero.
Disciplina alemana
Alemania insiste en que la mejor forma de salvaguardar la estabilidad y el futuro del euro pasa por la disciplina presupuestaria, pero no por crear nuevos instrumentos de apoyo a los países con problemas. A lo sumo, sugirió ayer Merkel, lo que hay que hacer es convertir en permanente el fondo de rescate europeo (750.000 millones de euros) con el objetivo de que vaya más allá del 31 de diciembre de 2013, que es cuando oficialmente expira. Limitando, en cualquier caso, la compra de deuda por parte del BCE.
Con este movimiento, en realidad, lo que se está es dando garantías a los bonistas de que cobrarán sus cupones al vencimiento, ya que algunas de las emisiones superaban con crecen esa barrera temporal. España respalda la idea, pero desearía utilizar el fondo para comprar deuda de los países con problemas, algo a lo que se niegan en redondo tanto Alemania (la cuarta parte de la eurozona) como Francia. No acaban ahí las divergencias. Merkel insistió ayer en que los bancos privados deben participar de alguna manera (que no ha concretado) en el rescate, algo de lo que no quiere ni oír hablar Moncloa, sobre todo en unos momentos en los que el Tesoro necesita ganarse la confianza de los mercados (léase los bancos).
Así las cosas, la creación de una agencia europea de deuda –por la que suspiran los países con problemas, entre ellos España- se antoja una quimera. Entre otras cosas porque sólo podría articularse mediante una reforma en profundidad del Tratado de Lisboa, que prohíbe taxativamente no sólo esta posibilidad, sino también que el BCE compre de forma masiva deuda de los estados miembros, salvo que se trate de operaciones en el mercado abierto destinadas a instrumentar la política monetaria. Un escenario que no se parece en nada al actual, en el que los ataques se dirigen contra países que los mercados ven con problemas. Y que en cualquier caso obligaría a aumentar de forma importante –mucho más de lo que está ahora en estudio- el capital del BCE (y Alemania financia el 19% de sus fondos propios).
El Tratado de Lisboa, de hecho, incluye entre los artículos 123 y 126 hasta cuatro prohibiciones, y a él se agarran Alemania y otros países que no están dispuestos a poner dinero. El artículo 123 prohíbe al BCE financiar a los estados miembros; el artículo 124, igualmente, niega a los estados el acceso a créditos privilegiados, mientras que el 125 deja claro que ni la UE ni ningún estado miembro “asumirá” o “responderá” por compromisos adquiridos por algún gobierno nacional (en este caso la deuda pública). Por último, el 126 deja meridianamente claro que “los estados miembros evitarán déficits público excesivos”.
A esta legalidad es a la que se agarra Merkel, pero también al hecho de que el mecanismo de rescate permanente colisiona con la propia Constitución alemana.
Alemania, en cualquier caso, es el primer interesado en resolver la crisis de deuda soberana. Aunque sólo sea en defensa propia. Los datos más recientes del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) estiman que su grado de exposición a España se situaba al finalizar el segundo trimestre de este año en 216.600 millones de euros. Francia, por su parte, tiene una exposición a España de 201.300 millones, mientras que en el caso de EEUU llega a los 172.000 millones (algo que sin duda explica el interés de la Administración Obama por lo que ocurre en nuestro país). España debe al exterior en total 989.800 millones de euros, prácticamente la riqueza generada por el país durante un año.
*Por error se puso en la primera edición Consejo de Europa, cuando se quería decir Consejo Europeo.
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