EL RINCON DE LOS LIBROS RECOMENDADOS. 3.12.10.
Por Ignacio Moreno Aparicio.
“MEMORIAS DE TEODULFO LAGUNERO”.
Editorial Umbriel. Tabla Rasa. 763 Págs. 2009.
Teodulfo Lagunero Muñoz (Valladolid, 1927), Republicano, Catedrático de Derecho Mercantil, Constructor, Comunista y abogado en ejercicio. Reconocido mecenas de la cultura, su figura se consolidó en la lucha contra el franquismo al financiar el Centro de Información y Solidaridad con España ( CISE) en París, que presidia Picasso y dirigía Marcos Ana.
Posteriormente, ya en España, colaboró con la Junta Democrática. Promotor y Presidente del semanario “La calle”. Una vez legalizado el PCE y sin ser él militante, Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, en un gesto de reconocimiento, le hicieron entrega de un carnet del partido firmado por ambos, un regalo en palabras de Teodulfo.
Amante de la tertulia multitudinaria ha cultivado la amistad de notables gentes de la cultura, la judicatura y los negocios, a su lado es posible encontrar un par de premios Nobel y una pléyade de escritores e intelectuales de la España contemporánea.
Apasionado en las ideas y torrencial en su verbo defiende la vigencia de la transición democrática y el aporte hecho por la izquierda al proceso. Humanista convencido entiende que otro mundo que mejore el presente puede y debe ser posible.
Según Almudena Grandes, “Teodulfo Lagunero fue un personaje clave en el proceso de restauración de las libertades que ahora conocemos como Transición Democrática. Villa Comete, la casa cercana a Cannes en la que se instaló durante lo que él denomina un raro exilio, fue escenario fundamental en la creación de la Junta Democrática, y un punto de encuentro imprescindible entre la dirección del PCE y el resto de las fuerzas que abogaban por la reinstauración de la democracia, desde fuera, pero también desde dentro del propio régimen”.
“Sin la legalización del PCE, la Transición no habría sido posible. Sin Teodulfo Lagunero, la legalización del PCE habría sido mucho más difícil, mucho más compleja y traumática de lo que fue. Cualquier crónica honesta y objetiva de aquel proceso, cuya versión oficial sigue insistiendo – aunque cada vez por fortuna, con menos fuelle – en atribuir todos los méritos a no más de dos o tres protagonistas estelares, tendrá que reconocerse forzosamente en el futuro la decisiva responsabilidad de personas como Teo en aquel viaje colectivo, que resumió décadas de lucha y de sacrificio constante de muchos miles de demócratas españoles”.
“Con esa certeza, y la de que la lectura de este libro les conmoverá tanto como a mi, les doy la bienvenida a la extraordinaria vida de un hombre extraordinario”.
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