Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.
martes, 5 de abril de 2011
¿Se va o le echan?
Por Antonio Casado Publicado en El Confidencial (05/04/2011) Se va porque ellos quieren que se vaya, como dice el bolero, y él ha captado el mensaje. Ellos son básicamente los suyos, sus votantes, que no le reconocen desde el mes de mayo. Consciente de ser una figura muy castigada, convertido en un lastre para su partido, da un paso atrás. Eso es bueno para el PSOE, cuya marca electoral se resiente porque el nivel de credibilidad de su líder estaba y está por los suelos. Lo que pasa es que Zapatero ha mezclado el anuncio de la espantada con una campaña electoral y una disputa abierta por la candidatura a la Moncloa, mientras él retiene el doble cetro de secretario general del partido y presidente del Gobierno. Y eso es malo para el PSOE. Aunque ha prometido neutralidad, no creo que mire al techo cuando le pregunten por sus preferencias entre los aspirantes -si hay más de uno- a encabezar la lista socialista en las elecciones generales del año que viene. A lo que íbamos. Veamos las hipótesis: a) se va porque quiere, b) le echan los suyos, c) es la gran víctima política de una crisis económica que no supo gestionar, y d) le echa el PP después de una implacable campaña de acoso y derribo La escenificación oficial insiste en el carácter voluntario de la renuncia, con alusiones a su convicción previa de que no estaría más de ocho años en Moncloa. Así lo comentó en una Ejecutiva del partido anterior a su llegada al poder en 2004, como hemos informado en El Confidencial. Y así se lo confesó a José Bono a finales de 2007, según supimos luego por boca del propio Bono. Cierto. Pero también es verdad que la indiscreción fue replicada por Ferraz (o sea, por José Blanco, número dos del PSOE) con una nota en la que se afirmaba con rotundidad: “Zapatero siempre estará a disposición de su partido”. Aunque ha prometido neutralidad, no creo que mire al techo cuando le pregunten por sus preferencias entre los aspirantes No es fácil explicar ahora, en su condición de juguete roto, que antes de iniciar el viaje ya tenía decidido apearse ocho años después. ¿Y si no hubiera aparecido la crisis económica que se llevó por delante dos millones y medio de empleos? Nunca sabremos si Zapatero hubiera repetido candidatura después de una segunda Legislatura con más luces que sombras. Sobre todo tratándose de alguien que teorizó en su día sobre la presión de las circunstancias frente al valor de los principios. Sí, señores, esa fue la tesis de su claudicación ante los mercados. Y así justificó también los planes de saneamiento iniciados a partir de mayo de 2010. Quien no le echa de ninguna manera es el PP, que lleva dos años largos predicando en el desierto la muerte política de Zapatero y el adelanto de las elecciones generales. Y ahí sigue, dispuesto a agotar la legislatura porque tiene lo que hay que tener para agotarla: la mayoría parlamentaria que le otorgan sus costaleros nacionalistas. La que no tiene Rajoy para echar del poder a Zapatero mediante la correspondiente moción de censura. El líder del PP dijo ayer en la radio que presentarla sería una frivolidad porque la perdería. Claro, y el presidente del Gobierno no adelanta las elecciones ahora porque las perdería el PSOE. En cambio, si se celebran cuando tocan, dentro de un año, aumentan sus posibilidades de recuperación sin Zapatero al frente de la lista. No me extraña que los dirigentes del PP y sus costaleros mediáticos estén pidiendo el final del partido sin más demora, antes de que llegue el contraataque y reviente las encuestas.
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