Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

lunes, 11 de abril de 2011

Calamity Rajoy y la fragilidad de sus cuatro mensajes oficiales

Por Alberto Artero Publicado en Cotizalia (11/04/2011) Para aquellos que se acercan a escuchar sus propuestas en privado, Mariano Rajoy y su camarilla de jóvenes cachorros están hilvanando un discurso iterativo, parte de cuyos trazos ya se han filtrado a la opinión pública española, que gira alrededor de cuatro mensajes esenciales. 1. La única opción cierta de gobernabilidad a priori para el PP pasa por obtener mayoría absoluta en las urnas, lo que supone pisar cuantos menos callos mejor, adoptar un perfil bajo y ganar por abandono del rival. Una estrategia a la que sin duda contribuyen declaraciones como las de la Vicepresidenta Elena Salgado cuando afirma, sin despeinarse, que el paro se mantendrá en el 16% en 2015 en caso de que España siga siendo socialista. La prudencia, madre de la ciencia, que fue mentar la bicha de David Cameron en una entrevista en El País y salir la Fundación Ideas advirtiendo de la debacle que la analogía de políticas supondría para nuestro país. Leyendo la reciente Tribuna Libre de Jesús Caldera en el mismo diario sobre el particular y comparando su contenido con las propuestas del Presupuesto aprobado por los conservadores en Reino Unido, uno descubre el sentido de la palabra demagogia. Sea como fuere, menos es más parece ser la estrategia del PP; así se construye un estadista. 2. Sé lo que tengo que hacer; en mis primeros seis meses de gobierno viviré tres huelgas generales. Contrapunto necesario a la idea anterior: que no lo diga, no quiere decir que no tenga un programa. Pues bueno, pues vale, pues me alegro. La reflexión sobre qué puede movilizar a la calle se convierte entonces en perentoria: será inevitable si toca mercado de trabajo, función pública-funcionarios y/o estado del bienestar (pensiones y copago). Al tiempo. Lo interesante aquí es que, igual que en el punto anterior, el tiempo corre a su favor. Especialmente si, como es el consenso de los analistas, Zapatero se pone la gorra de hombre de estado y completa las pseudo reformas que está llevando a cabo con el fin de restaurar su nombre para la Historia. En ese caso, por una parte Rajoy se beneficiaría tanto de unas políticas que afectarán negativamente al candidato que finalmente elija el PSOE, por una parte, como de un desgaste de la cohesión social de aquí a las elecciones de marzo de 2012 que, sin duda, podría capitalizar. Cuanta más movilización antes, menos después, debe pensar. 3. Puedo cambiar el modelo de estado ya que, si todo sale como está fijado a priori en el guión, tendré alineados estado, autonomías y grandes municipios. Una reflexión que parece válida por el lado de los ayuntamientos y regiones pero que puede fallar por la cumbre, como veremos más adelante. En el fondo, la idea de evitar que se consume la italianización de la política que amenaza a España, de corregir la enorme distancia que se ha establecido entre los políticos y unos ciudadanos que ven a los primeros concernidos únicamente por la salvaguarda de su estatus y no por la solución a sus problemas hasta el punto de que parecen representarse nada más que a sí mismos. Se trataría de inaugurar una segunda transición que corrija los excesos derivados del modelo de estado establecido en su concepción original. Que esto venga de un hombre del sistema, imbricado en el sistema hasta las trancas, no deja de tener su punto de paradoja, la verdad. Altura de miras desde el coche oficial. 4. Tengo los hombres necesarios para hacerlo. Y no se refiere en exclusiva a su equipo. Hacía mucho tiempo, quizá desde los primeros gobiernos democráticos, que no había tanta gente dispuesta a sacrificar prestigio y fortuna por formar parte de un gobierno que saque a España del agujero en que se encuentra, viene a decir. Profesionales reconocidos que están deseando unirse a un proyecto regenerador como éste (cuando se sepa, claro está). Otra propuesta de innegable aplauso a priori, de ser cierta, pero que choca con el sistema de castas existente, con esos políticos profesionales que además llevarán, para aquel entonces y en caso de materializarse el cambio, ocho años dando pedales en la oposición. O la victoria es suficiente como para legitimar un golpe de autoridad o mucho me temo que tendrá que pagar muchos servicios prestados, cosa que hará imposible la separación partido-gobierno. Cuatro puntos más que aceptables que, sin embargo y como en cierto modo hemos anticipado, muestran una extraordinaria vulnerabilidad. Quien no está, no existe, y más allá del interés de algunos por potenciar la imagen de Carme Chacón, la encuesta de El Mundo de este fin de semana es un toque de atención, no para el 22 de mayo, sino para marzo de 2012. Es hora de asomar la patita, antes de ser esclavo de las propias inacciones presentes o incluso de contradictorias declaraciones mediáticas de sí pero no pero sí. No solo eso, lo de las listas de Paco Camps supone un antes y un después en su candidatura a referente nacional. No vale que, por el hecho de saber que el coste local en Valencia en términos de votos va a ser mínimo -mérito también de la falta de una alternativa sólida por parte del PSOE- se transija con escándalos como éste que ponen en tela de juicio absolutamente todo el argumentario de los puntos tercero y cuarto antes enunciados. Era hora de dar un golpe sobre la mesa y se ha achantado. Miserias estratégicas. En la medida, además, que la sospecha de irregularidad se instale en las alturas, la capacidad de atraer nuevas caras que sacrifiquen vida privada a cambio de dudosa exposición pública se limita exponencialmente. Yo no lo haría, forastero. Si, por último, de las políticas de final de ciclo se deriva un desenlace improbable pero posible de mejora económica en España, adiós Calamity Rajoy por méritos propios. Como la “heroína” estadounidense, habría vendido un mito que nunca fue realidad, fruto únicamente de sus sueños de grandeza. Buena semana a todos.

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