Este cuadro de Zurbarán, "Defensa de Cádiz", ilustra perfectamente el objetivo y prioridad de nuestra asociación.

viernes, 29 de abril de 2011

¿Quién es y qué piensa quien verdaderamente manda en Europa?

Por Alberto Artero


Publicado en Cotizalia (29/04/2011)

¿Quién manda en Europa? Me encanta hacer esta pregunta. Una buena parte de la ciudadanía respondería que Alemania. Tendría pocas dudas. Resulta evidente que el país teutón marca tiempos e impone políticas a los estados díscolos en el proceso de ajuste de la periferia europea. Y que ha pasado de ser la locomotora europea a convertirse en su aparente tabla de salvación, la única con fondos para mantener el barco a flote. Pese a su fama de cuadriculados, los alemanes han conseguido flexibilizar su economía hasta un punto que sus exportaciones se sostienen pese a la fortaleza del euro y sus niveles de paro son un tercio de los existentes en España.

Sin embargo, la respuesta no es del todo cierta, porque hasta el mejor escribano echa un borrón y, en su caso, tiene como nombre Banca y como uno de sus apellidos Landes. El desaguisado de las inversiones realizadas por estas instituciones con los ahorros de sus habitantes tiene al sector con la soga al cuello y solo el poder de Angela Merkel está permitiendo que los problemas no afloren en su justa dimensión. De ahí que lo ejerza activamente. Pero, ¿qué ocurriría si no contara con la complicidad del BCE? Pues que tal ilusión de solvencia de su sistema se iría, en un pis pas, por el retrete de los impagos, soberanos o financieros, que qué más dan las causas cuando importan las consecuencias.

En efecto, a través tanto de las compras en el mercado de los países con mayores dificultades financieras, como de la habilitación de ventanas de descuento a precios irrisorios para las instituciones bancarias de los mismos, salvó no solo a Alemania sino al conjunto de la UE de la liquidación por derribo del sueño comunitario en el momento álgido de la crisis. La trascendencia de su actividad sigue siendo, sin embargo, esencial. Imagínense qué pasaría, por ejemplo, en España si decidiera cerrar el grifo a nuestros bancos y cajas. O cómo puede afectar su política de tipos de interés al sector privado de las naciones más endeudadas.

Quien manda de verdad en Europa, quien tiene la llave de su futuro, es, en gran medida, el Banco Central Europeo, del que también depende la viabilidad del sector financiero alemán, con más morralla en sus balances que las redes de Chanquete. Algo que, por cierto, tienen muy claro en Estados Unidos con el papel que representa la Reserva Federal, acusada de manipuladora y salvadora de la economía real y de mercados a partes iguales. Siendo como es la única y verdadera entidad supranacional con mando en plaza, en tanto no se produzca la imprescindible armonía fiscal de los estados miembros, la capacidad de influencia del BCE se acrecienta.

Aceptada tan discutible tesis, veamos: ¿qué dice el que tiene la sartén bajo el brazo? En las últimas 24 horas dos han sido dos los analistas internacionales que me han remitido, sobre este particular, a la presentación realizada por el miembro del Comité Ejecutivo del banco central, el italiano Lorenzo Bini Smaghi, el pasado 9 de febrero en la London School of Economics. Riesgo Soberano y el Euro son 66 páginas muy ligeritas en las que se centra en el problema de la deuda soberana europea y en sus soluciones. Aunque esté pelín desfasada, aborda todas las cuestiones relacionadas con la misma, desde las vías tradicionales a la solución del problema a la alternativa preferida por el organismo.

Bullet points de su discurso (clave es el punto 5):

1- Es un problema serio que se verá agravado por el aumento del gasto derivado de la inversión en la pirámide poblacional (página 7).

2- Solo se puede resolver vía uno, ajuste fiscal (más ingresos y/o menos gastos); dos, inflación; y tres, restructuración-impago (incluida salida del euro). O mediante una combinación de todas ellas. Ya escribimos aquí en su día por qué a los bancos centrales les interesa, en este entorno, propiciar alzas de precios pese a que su mandato -simple en Europa, dual ligado a empleo en Estados Unidos- sea velar por su estabilidad (páginas 8 y 9).

3- Descartada formalmente la segunda, quedan las otras dos. Hasta ahora todos los afectados han optado por la eufemística consolidación presupuestaria, mecanismo que plantea dudas en cuanto a su coste en términos de crecimiento, voluntad política de ejecución o verdadera solidaridad entre miembros. La moneda única y los diferenciales han reflejado tal incertidumbre.

4- A continuación se encarga de desmontar esas tres objeciones. Es mayor el coste para el país y para otros países de la UE de una restructuración, en términos tanto políticos como económicos (páginas 17 a 36 de imprescindible lectura). No es extrapolable, además, la experiencia de los emergentes al ser los flujos predominantemente internos, existir una unión monetaria y no caber la posibilidad de controles de capital.

5- El cuadro clave es el de la página 41, repetido por su importancia en la 47, que recoge para los distintos diferenciales entre coste de financiación y crecimiento económico, los superávits primarios que requieren Grecia, Irlanda, Portugal y España para cuadrar sus cuentas. Da miedo:

Primero, porque sitúa en los tipos de interés la clave de su supervivencia y fija el coste razonable de la deuda el 6%, sin indicar a qué plazo (no hace falta que les recuerde que queda muy lejos de lo que se está pidiendo en mercado a los tres rescatados).

Segundo, porque exige datos insólitos en muchas naciones para equilibrar su balance fiscal y, además, es esa fantasía el argumento que le permite creer que el nivel de deuda respecto a PIB se estabilizará a partir de 2013.

Tercero, porque lo vincula a unas reformas estructurales que estamos viendo que son de difícil implantación política y sólo se adoptan cuando la alternativa, riesgo de quiebra percibido por los mercados, es más costosa.

6- Vistos los inconvenientes de la restructuración, de los que hicimos sucinta enumeración en relación con Grecia el pasado miércoles, y las dificultades de obtener en 2013 los objetivos de déficit y deuda previstos, propone, en una tercera vía con la que estoy de acuerdo, la recompra de renta fija pública en el mercado, lo que permite reducir volumen en circulación y costes financieros asociados, dar liquidez a la misma y estabilizar precios y frenar la especulación.

Un ladrillo que les he cascao hoy de tamaño familiar pero que creo que merece muy mucho la pena. No se equivoquen, manda quien manda y, de momento, está dispuesto a hacer lo que sea para que nada se mueva antes de 2013. Lo que ocurra a partir de entonces será harina de otro costal. Ya nos tocará. Que disfruten del fin de semana largo quienes lo tengan.

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