Por Pepe Landi, publicado en La Voz de Cádiz (21/01/2011)
El PSOE de la capital muestra tal insistencia en su afán autodestructivo que, con 15 años de perspectiva, habrá que pensar en que se trata de una dolencia congénita e incurable. Su convulsión tradicional es fruto de una democracia interna que podría ser un activo si no estuviera infectada de intereses personales. La expansión de esa impresión ha empezado a causar una fuga de talento e ilusión. Es el resultado de colocar el sectarismo por encima del mérito y la capacidad. La confección de la lista al Ayuntamiento es la prueba más reciente. Las lamentables vísperas de la publicación de la candidatura demuestran que buena parte de los pocos militantes aún activos en la actualidad han perdido los papeles. Veteranos, con grandes trayectorias y cargos institucionales, se dedicaron a filtrar nombres falsos de independientes que, en algunos casos, ni siquiera habían sido consultados. Con esa maniobra -además de dañar a terceros- querían dar a entender que nadie con prestigio quiere integrarla. Así se comportan dentro. ¿Qué cabe esperar del resto?
El PSOE de la capital muestra tal insistencia en su afán autodestructivo que, con 15 años de perspectiva, habrá que pensar en que se trata de una dolencia congénita e incurable. Su convulsión tradicional es fruto de una democracia interna que podría ser un activo si no estuviera infectada de intereses personales. La expansión de esa impresión ha empezado a causar una fuga de talento e ilusión. Es el resultado de colocar el sectarismo por encima del mérito y la capacidad. La confección de la lista al Ayuntamiento es la prueba más reciente. Las lamentables vísperas de la publicación de la candidatura demuestran que buena parte de los pocos militantes aún activos en la actualidad han perdido los papeles. Veteranos, con grandes trayectorias y cargos institucionales, se dedicaron a filtrar nombres falsos de independientes que, en algunos casos, ni siquiera habían sido consultados. Con esa maniobra -además de dañar a terceros- querían dar a entender que nadie con prestigio quiere integrarla. Así se comportan dentro. ¿Qué cabe esperar del resto?
Los que actualmente forman la parte alta de la ejecutiva y la lista no les van a la zaga. Decidieron hace años que cualquier discrepante era enemigo y que el cargo público era la única prioridad. El interés de los ciudadanos que cree que el gobierno municipal rinde mejor azuzado por una oposición numerosa y bien formada (al margen de siglas) tendrá que coger otro tren. Ahora mismo, parece más probable el ascenso de cualquier grupo residual, independiente o de poca historia que el del socialista.
Un partido que prepara una candidatura con el argumento exclusivo de la endogamia y no tiene más brújula que su ombligo agota la paciencia de cualquier censo.
La patada recibida por Natalia Álvarez, la concejala que ha trabajado más y mejor para la mayoría de los pocos 'aficionados' a la política, resume la filosofía: «Los míos, con razón o, preferentemente, sin ella».
La sensación de nada que deja la lista del PSOE en los últimos inocentes tiene hasta chascarrillo. Dicen que es la lista de su tiempo, una lista 'Ni-Ni'. Ni veteranos de prestigio, ni jóvenes bien formados, ni independientes, ni más que leales (a la dirección actual del PSOE, no a una ideología y, mucho menos, a un proyecto de ciudad). Ni siquiera hay esperanza. Los presuntos renovadores y críticos de menor edad, teórico futuro inmediato, han devenido en una pandilla de vándalos políticos, adictos a la maledicencia, catetos remedos de Maquiavelo, diletantes de barra a los que todos huyen por sopor, más que por temor. Quieren despacho antes de los 35 sin haber pisado empresa ni oficina. Han empeorado las formas de los que quieren relevar y sus principios tampoco son distintos. Quizás son lo que han visto a los más insistentes de sus mayores.
El mejor balance de la lista es que algunos de los que fueron mentados como posibles integrantes se sienten insultados.
Hace dos décadas era un honor.
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