Por Jesús Sánchez Quiñones (Publicado en Cotizalia, 18/01/2011)
La desconfianza sobre los balances de las entidades financieras, principalmente cajas de ahorros, sigue latente. Como consecuencia, son pocas las entidades que están consiguiendo emitir bonos que les permita renovar la ingente cantidad de vencimientos que han de afrontar en 2011 (95.000 millones de euros).
La segunda edición de las pruebas de resistencia (stress test) que se desarrollará en el primer trimestre de este año, debería clarificar de una vez por todas cuál es la cantidad de recursos adicionales que necesitaría cada entidad en una situación de tensión extrema. Teniendo en cuenta que todos los bancos irlandeses aprobaron las pruebas de julio y apenas cuatro meses después requirieron ayudas por importe superior a 35.000 millones de euros, la segunda edición de los stress test sólo tendrá credibilidad si las condiciones consideradas son “extremas”.
El FROB (Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria) podría, en su caso, inyectar hasta 80.000 millones a las entidades que lo necesitasen. Pero con un pequeño matiz: primero debería acudir a los mercados para financiar dichas cantidades, con la incertidumbre de qué cuantía lograría captar y a qué coste.
La apelación de ayudas del FROB por parte de las cajas de ahorros no es ningún regalo. Las ayudas se concretan en préstamos (participaciones preferentes convertibles) que hay que devolver a un tipo de al menos el 7,75%. La apelación al FROB implica la presentación de un plan de mejora de la eficacia y la solvencia de la entidad ante el Banco de España, que necesariamente ha de conllevar un fuerte ajuste de gastos, incluyendo los de personal.
En la actual situación, la presión sobre los márgenes de las cajas de ahorros y bancos no deja de aumentar. El margen financiero (el interés que cobran menos el interés que pagan) de las cajas de ahorros ha pasado a ser del 1,2% sobre activos totales medios en 2010 frente al 1,5% de 2009. La guerra de depósitos, la imposibilidad de variar el diferencial de los préstamos hipotecarios vivos, y el encarecimiento de sus propias emisiones, hace que una financiación cercana al 8% sólo se pueda devolver llevando a cabo una profunda reestructuración de cada una de las entidades.
El propio Presidente del Gobierno ha comentado en una entrevista a la prensa británica que espera que los inversores privados aporten gran parte de los recursos que puedan necesitar las cajas de ahorros. Teniendo en cuenta que España es un país deficitario de ahorro, los inversores privados deberán ser en una elevada proporción extranjeros.
Coincidiendo con esos comentarios, abre en España sus operaciones el China Industrial and Commercial Bank of China (ICBC). Es el mayor banco del mundo por capitalización, con más de 380.000 empleados y 162 oficinas fuera de China y 216 millones de clientes privados. Alguien podría pensar que su estrategia es dar servicios bancarios a la numerosa colonia china en España, pero parece más realista pensar que es una cabeza de puente para materializar algunas operaciones posteriores, tanto en el sector bancario como en otros sectores estratégicos. Las situaciones de crisis como la actual siempre son momentos de oportunidades para quien tiene los recursos y el tiempo necesario para rentabilizar las inversiones. Condiciones que concurren en las entidades chinas.
Aunque puede parecer exótico, no hay que descartar que la transformación de las cajas en bancos y su inevitable recapitalización incluya la entrada de socios inimaginables hace escasos años, como los bancos chinos.
No tardaremos en dar la bienvenida a los inversores chinos en las empresas privadas españolas. Han empezado por adquirir Deuda Pública, pero lógicamente no se quedarán ahí. Dada el sentido estratégico que determinadas empresas pueden tener para ellos, su percepción de caro o barato posiblemente variará respecto de la percepción de la mayoría del resto de inversores. ¿Cuál será su primera inversión en España? Se admiten apuestas.
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