Por Roberto Centeno
Publicado en Cotizalia (14/03/2011)
Así definía el empresario valenciano Juan Roig la actual situación de nuestra economía en la presentación de resultados de su empresa Mercadona, que por primera vez supera en beneficios a todo El Corte Inglés, y donde hizo suya la frase de Felipe González “¡hagamos de una vez esas malditas reformas!”. Pero nada más lejos de las intenciones de los dos partidos mayoritarios de ésta dictadura partitocrática coronada, para quienes la reforma número uno, sin la cual todo lo demás es absolutamente inútil, ni está ni se la espera. Me refiero al cambio de un modelo de Estado insostenible y corrupto, que despilfarra anualmente el equivalente a un 10% del PIB, y que ha implantado 17 legislaciones diferentes que son una losa para la actividad económica y para la productividad. Como denuncian las grandes multinacionales operando en España “es más fácil mover productos entre Estados europeos que entre las CCAA españolas“.
Y así la cosas, nos encontramos con la rebaja de calificación de Moody´s, ya preparada desde diciembre, y que por deferencia habían esperado a conocer la versión oficial del cumplimiento de deuda de las CCAA, ya que la ministra Elena Salgado les había asegurado que se alcanzarían los objetivos, algo que no ha ocurrido en ocho de ellas, lo que ha llevado a la agencia al convencimiento de que el gobierno es incapaz de controlar el crecimiento de la deuda autonómica y local, y que éste desbordamiento será igual o peor en 2011 y en 2012. Esta ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha llevado a Moody´s a rebajar el “rating” de la deuda soberana española sin ni siquiera esperar a las cifras del Banco de España, o más exactamente, despreciándolas olímpicamente.
Su anuncio sólo unas horas antes de la publicación del BdE no es casual, es un aviso claro de la opinión que les merecen nuestras cifras, “nos da igual lo que digan esta tarde, sabemos que es mentira” ha sido el mensaje. Un razonamiento ampliamente contrastado por la larga y continuada trayectoria de falsedades, ocultaciones y trapacerías por parte del BdE. Moody´s como el resto de agencias de calificación tiene sus propios datos y le da igual lo que diga el BdE, ya que la única certeza que tienen las agencias y bancos de inversión es que las cifras oficiales españolas son falsas, algo que Moody´s explicita en su rebaja ulterior del “rating” a cuatro autonomías, porque “sus presupuestos ilustran previsiones en las que no se puede confiar”.
El peor momento económico en medio siglo
Por no remontarnos más que a los últimos 50 años, la economía española ha tenido sin duda momentos muy difíciles. En 1958 el agotamiento del modelo de desarrollo autárquico situaría nuestra economía al borde del colapso, frente a ello el grupo de economistas más capaces que España ha tenido jamás, pondría en marcha un Plan de Estabilización con un éxito tan espectacular, que en poco más de 15 años nos haría pasar del subdesarrollo a la industrialización, y crearía una importante y vigorosa clase media. En 1977, el desastre político y económico de la Transición nos situaría de nuevo al borde del abismo, los Pactos de la Moncloa, aunque fracasaran en su parte estructural, evitarían lo peor.
Con Felipe González, Boyer y Solchaga llevarían a cabo una política económica disparatada, manteniendo tipos de interés que superarían el 20% en el 82 y el 83, y promediarían el 15% hasta el 96 - “es la mejor forma de hundir un país”, exclamaría asombrada la Sra Thacher, en una conferencia en la Fundación Del Pino”-, y el propio González, el único presidente capaz de reconocer sus errores, diría muy irritado en los 90 que “estos tipos de interés no han contenido la inflación y han arruinado la economía”. La entrada en la entonces Comunidad Europea nos salvaría del desastre, pero no sin que antes sentaran las bases de la destrucción de la industria española en la mal llamada “reconversión industrial”, que pasaría del 37% del PIB en 1975 a menos del 15% hoy, y del sistema de generación eléctrico con la moratoria nuclear, con lo que el recibo de la luz es hoy el doble de lo que debería. En 1996 después de varias devaluaciones Solbes dejaría quebrados el Estado y la Seguridad Social, y González perdería las elecciones por razones económicas y no por el GAL ni la corrupción, una broma comparada con la actual.
Aznar reequilibraría las cuentas con algunos recortes iniciales, pero sobre todo con la venta de las joyas de la corona, las grandes empresas públicas, que convertirían los monopolios públicos con precios regulados en oligopolios privados con precios libres. Con la entrada en el euro, el hundimiento de los tipos de interés y el exceso de liquidez harían el resto, la economía crecía sin parar y el gobierno del PP no hizo absolutamente nada por controlar el proceso y menos aún el realizar las reformas estructurales imprescindibles, antes al contrario, todas sus acciones se dirigieron a la consolidación y enriquecimiento de los monopolios privados, suprimiendo toda competencia efectiva.
En mayo 2006, la Asociación de Inspectores del BdE enviaría una carta al nuevo vicepresidente económico Pedro Solbes, criticando duramente la “actitud totalmente pasiva” del gobernador Jaime Caruana (íntimo de Rodrigo Rato) “ante el insostenible crecimiento del crédito y la creciente acumulación de riesgos inasumibles en el sistema bancario, derivados de la anómala evolución del mercado inmobiliario, causa principal de la extraordinaria subida de precios de la vivienda entre 2000 y 2006”. La carta no tuvo respuesta. Sus homólogos en Islandia, gobernador y vicepresidente, han ido a parar a la cárcel, junto con los principales banqueros del país, después de la revuelta social originada por el desastre económico y que derribó al Gobierno.
Sobre este modelo del PP, con desequilibrios insostenibles, un Zapatero bastante incompetente llevaría a España a la peor situación económica en medio siglo. El mayor endeudamiento, no ya de nuestra historia sino del planeta, el 280% del PIB, un modelo de Estado que genera un déficit estructural gigantesco imposible de financiar, un paro real del 25%, un sistema financiero quebrado que adeuda 700.000 millones de euros al exterior, la energía más cara de Europa y una productividad y un sistema educativo tercermundistas, que hacen la salida imposible. Y lo que es infinitamente peor, un empobrecimiento masivo de la mayoría de la población, parte de la cual vive ya en condiciones de subsistencia, mientras una clase social muy alta que ni siquiera paga impuestos, con acceso privilegiado a los recursos y poderes del Estado, se enriquece en forma jamás vista en nuestra Historia: en concreto, un 90% de las familias está perdiendo renta real, un 60% casi no puede llegar a fin de mes, y un 23% está por debajo del umbral de la pobreza. El índice de miseria se ha duplicado desde 2007.
Y entonces llega Moody´s
Y entonces llega Moody´s y reduce por segunda vez en siete meses el “rating” de la deuda española y además la pone en perspectiva negativa, es decir, con la amenaza de volverla a reducir en breve, y da tres razones para justificarlo. La primera la incapacidad del Gobierno para controlar el gasto de las CCAA, ocho de las cuales no han cumplido los objetivos de reducción de déficit, y en su opinión tampoco cumplirán en 2011 ni en 2012. Eso lo oficial, off the record el mercado comenta que si en la única CCAA en la que se han levantado las alfombras por el cambio político, Cataluña, el déficit era el doble del oficial, no hay razón alguna para pensar que la situación no sea análoga en el resto, lo que llevaría a nuevas bajadas. La segunda, que las necesidades de capital de las cajas, y en eso coinciden con Fitch, oscilan entre un mínimo de 40.000 millones y un máximo de 120.000, nada que ver con la cifra del BdE, que ha infravalorado escandalosamente las provisiones. La tercera, que el estancamiento de la economía agravará aún más los dos problemas anteriores.
¿Y ahora qué pasa? Pues que más allá de la declaración de guerra del Gobierno a la agencia, el efecto útil será que en pocas semanas, salvo milagro alemán, es decir, compra masiva de deuda española, el diferencial subirá cerca de 100 puntos básicos, lo que significa que España tendría que pagar por su deuda 29.000 millones de euros anuales más, que sumados a los 17.000 millones adicionales que tendremos que pagar por nuestra energía para consumir lo mismo, representan un agujero añadido de 46.000 millones, equivalente al 4,4% del PIB. Adicionalmente Moody´s rebajó también el “rating” de cuatro CCAA, Cataluña y Valencia entre ellas, y prepara la rebaja en bloque de hasta 30 entidades financieras, lo que hará más difícil y caro obtener la liquidez necesaria, algo de lo que el BdE tiene toda la culpa, por la lentitud, la opacidad y las mentiras, con la que ha llevado a cabo todo el proceso. Dicho esto, una cosa es obvia, que como afirma Juan Roig, “lo peor está por llegar”, y la única duda es si lo peor será sólo eso, peor, o se convertirá en una catástrofe, dependiendo de lo que decida la Angela Merkel los próximos 24 y 25 sobre la compra de deuda, que por cierto, está que echa venablos por la mendacidad de Zapatero, que dio barra libre al endeudamiento con el aval del Estado a Cataluña y a quien le dio la gana, solo tres días después de comprometerse “firmemente” a controlar el déficit. El mayor problema es que sus electores, sus socios de Gobierno, y sus asesores la exigen que imponga un plan de quiebras ordenadas, y la aplicación de quitas a los acreedores de deuda soberana.
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