Por Jose Antonio Zarzalejos
Publicado en El Confidencial (21/03/2011)
José Blanco confiaba que la reprogramación electoral del 22-M fuese suficiente para calmar a los barones del PSOE. La anunció el pasado 9 de marzo: se suspendía el tradicional mitin de precampaña en las Ventas, el presidente del Gobierno pasaría a un segundo plano en la campaña electoral, se regionalizaban los actos electorales y se centraban los discursos en la gestión municipal y autonómica protagonizados por los candidatos. En definitiva: las municipales y autonómicas no serían “una primera vuelta de las generales”. El vicesecretario socialista pretendía que este mutis por el foro de Rodríguez Zapatero fuese suficiente para permitir que el presidente llegase “vivo” al 22-M y se retirase “con dignidad”.
Sin embargo, los ‘coroneles’ del PSOE creen que ocultar al presidente ya no es bastante: es preciso que comunique públicamente, de forma inmediata, antes del 22-M, que no repetirá candidatura y, en definitiva, que a muy corto plazo, dejará la vida política. Alguno de los más prominentes barones considera que Zapatero “es una máquina de cometer errores; de hecho, no deja de cometerlos comprometiendo cada día más la campaña electoral y poniendo todavía en mayor riesgo los resultados de las elecciones de mayo”. La prisa por echar a Zapatero de la dirección del PSOE -que criticaba ayer Jesús Maraña, director de Público, el medio que con más lujo de detalle y mayor concreción dio la noticia de la precipitación de los acontecimientos- se explica en Ferraz en que, “día a día, asusta más a nuestro electorado con sus decisiones, a veces repentinas y, muchas, erráticas”.
El penúltimo error del presidente ha sido “su ardor guerrero” en la crisis libia. En su partido se asume que el Gobierno debía alinearse con EEUU, Francia y Gran Bretaña, pero no era necesario hacerlo con el énfasis mostrado por Zapatero. Fuentes socialistas aducen que “nuestro electorado no está en las sutilezas de si la intervención está amparada o no en una resolución del Consejo de Seguridad; sólo observa que Zapatero, como Aznar, va a la guerra y envía cuatro F-18, un submarino y una fragata, mientras Alemania, Turquía, Polonia, China y Rusia, entre otros países toman distancia.” Las fuerzas a la izquierda del PSOE, aprovecharán el “belicismo” de Zapatero. En eso están, desde ayer, Cayo Lara e IU y los movimientos pacifistas.
Y también aprovecharán otro error, según las fuentes consultadas: subrayarán la maltrecha incoherencia de Zapatero por la “innecesaria carta” del presidente a Van Rompuy del 3 de marzo pasado, en la que apoyaba sin fisuras el Pacto de Competitividad propuesto por Alemania y que se aprobará antes de las elecciones -el 24 y 25 de Marzo en la cumbre de la UE- “destrozando la estrategia de los sindicatos al vincular los salarios a la productividad como variable de mayor peso”.
Toxo y Méndez, se quedaron “perplejos” con el texto de la misiva. Por otra parte, tanto en el PSOE como en el Gobierno “no se entiende” cómo Zapatero ha permitido que las conversaciones entre CEOE y UGT y CCOO se hayan atascado en la negociación colectiva cuando tenían que estar concluidas el pasado viernes 18 de marzo por mandato de la ley de reforma laboral. Y la “gota que ha colmado el vaso” es la convocatoria masiva a cuarenta y cuatro empresarios en la Moncloa para explicar el Pacto por el Euro el próximo día 26, “quebrando de nuevo los cauces normales de interlocución con los agentes sociales”.
A este “ritmo de errores”, según fuentes socialistas, los candidatos del PSOE en el 22-M podrían ser arrollados por el PP, además de propiciar fuertes crecimientos de IU y de UPyD. De tal manera que la única alternativa -por desesperada que parezca a muchos- consiste en que el presidente despeje la incógnita de que no repetirá. “Si la decisión la tiene tomada desde Navidad, que la comunique y deje de jugar con el futuro del partido”. Un futuro que ya se ha jugado -con un desastre- en Cataluña y que amenaza con serlo también en Andalucía “porque el fraude en los ERES en muy grave y ha desactivado las posibilidades de Griñán”. Los Ayuntamientos de Sevilla y Barcelona se dan por perdidos para los candidatos socialistas.
Los dirigentes del PSOE, además, no esperan ningún buen dato económico salvo el turístico. Más aún: creen que el paro puede llegar al 21,5% y temen que los test de estrés que se realizarán en sistema financiero a finales de primavera, arrojen esta vez un resultado negativo especialmente en las Cajas de Ahorro, lo que provocaría otra crisis de la deuda soberana de España.
En el PP la precipitación de los acontecimientos en el Partido Socialista ha causado cierta sorpresa. Hace apenas una semana -cuando Blanco anunció la reprogramación de la campaña- Rajoy apostaba a que “ni de coña” Zapatero comunicaría antes del 22-M la decisión sobre su futuro. Ahora, dirigentes populares de Génova observan como “muy verosímil pero no seguro” que el presidente dé a conocer su retirada el 2 de abril, lo que, entienden, les obligaría a “ajustar el discurso”, aunque “no de manera sustancial” porque “es muy fuerte que el PSOE eche a su líder gobernante; no había pasado nunca. El caso de Almunia fue diferente”.
Operaciones en marcha
Todos se muestran expectantes ante la posibilidad de que emerjan de forma inmediata la llamada ‘Operación Rubalcaba’ (sería el candidato con primarias pero por aclamación, es decir, sin otro candidato que se las disputase) y/o la ‘Operación Solana’, que se mueve en el entorno de Tomás Gómez, en el PSM. Precisamente, en las primarias para la candidatura de la Comunidad de Madrid en las que se enfrentaron Trinidad Jiménez y Tomás Gómez, sitúan observadores socialistas “el principio del fin del control del partido por Zapatero”.
Ambas opciones de futuro son distintas: una, de cuño totalmente felipista -la de Solana y los más críticos a Zapatero como Gómez y Simancas, secundados por fuertes personalidades socialistas como Solchaga y Peces Barba-, y otra transaccional, la de Rubalcaba, que se aliaría con los líderes de Nueva Vía -Chacón, Jiménez, Caldera-, para ofrecer un futuro intergeneracional al electorado socialista, procurando que el zapaterismo no fuese laminado.
En Génova, sede del PP, se apostaba en la tarde de ayer por un “inevitable adelanto electoral de las generales” si Zapatero anuncia su retirada el 2 de abril porque el Ejecutivo entraría en una dinámica “incompatible con la gestión de los asuntos públicos en plena crisis económica y con una guerra en el norte de África”.
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