Publicado en El Confidencial (14/03/2011)
“Me quedé blanco. Te enteras cuando ya lo tienes encima”. Quien habla es Ángel Gómez, 56 años, casado y con un hijo. Tras agotar los dos años de subsidio de desempleo, ahora ha sabido que se quedará sin cobertura médica. Es decir, sin Seguridad Social. Esta es la papeleta que se ha venido repitiendo para millón y medio de parados que no cobran ya subsidio alguno. La cuestión no es baladí: ¿se pierde la cobertura médica definitivamente?
El Confidencial ha planteado la pregunta a la Seguridad Social y la respuesta es afirmativa. Sí, pero tiene solución. “Se pierde porque agotada la prestación contributiva y asistencial por desempleo, disponemos de una cobertura de 90 días. Agotado este periodo, el afectado o afectada debe incluirse con un familiar con el que conviva y del que dependa económicamente”, explican. ¿Qué sucede si no existe ese familiar o si el afectado no reside ya en el domicilio familiar?
La fórmula para evitarlo
Ricardo Escudero Rodríguez, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Alcalá, apunta cuáles son las opciones para evitar quedarse sin cobertura médica: “La primera es inscribirse como beneficiario en la cartilla de un familiar, pero si eso no es posible, el único paso que debe darse entonces es el de la solicitud de asistencia sanitaria por carecer de recursos económicos”.
Quien se enfrenta a este problema o se encuentra en esta situación ha de tener claro que “la asistencia por carencia de recursos es un dere cho universalizado”. Ello significa que la persona que esté en paro y sin recursos económicos podrá acudir a los servicios de urgencias, pero no podrá ir a un especialista o tener asistencia ambulatoria. Para conseguir recuperar esa asistencia el paso que han de dar es acudir al Instituto Nacional de la Seguridad Social y demostrar o acreditar con documentos la falta de ingresos.
El decreto 10881989 de 8 de septiembre es el que regula y “reconoce el derecho a las prestaciones para los españoles que tengan su residencia en territorio nacional y carezcan de recursos económicos suficientes”. Para obtener el reconocimiento efectivo de ese derecho “los solicitantes habrán de acreditar las circunstancias económicas y familiares exigidas al carecer de protección sanitaria pública”. (*)
Es como convertirte oficialmente en pobre
Es puro trám ite pero para algunos parados supone un trauma. Ángel lo ha sufrido en carne propia: “Al hecho de no encontrar trabajo y no recibir dinero, se suma el verte obligado a tener una tarjeta donde ya viene reflejado que no tienes recursos. Te dan la tarjeta sanitaria con otro número y a quien se la muestras ya sabe que eres una persona sin dinero; lo mismo sucede cuando te toca recurrir a los servicios sociales a pedir ayuda. Cuando has trabajado toda tu vida y has traído la nómina a casa, jamás piensas que va a sucederte, relacionas los servicios sociales de tu ayuntamiento con gente muy necesitada y cuando te toca dar el paso y miras a los ojos a tu familia, es como convertirte oficialmente en pobre”.
El problema de la Seguridad Social es, por tanto, subsanable. Para el Secretario General de CCOO en Madrid, Javier López, “es un problema de la precariedad laboral, de contratos por días, por sem anas, por horas. Si hay dos colectivos maltratados son el de las mujeres y los jóvenes. Es muy difícil poder alcanzar ya no sólo el número de años para jubilarse, sino el tiempo necesario para cobrar la prestación. Alcanzar períodos de cotización es la gran tristeza del mercado español, estamos condenando a una generación y al sexo femenino a no acceder ni a prestaciones ni a pensiones dignas. Las cifras reflejan lo que está sucediendo, los hombres en Madrid consiguen una pensión media de 1.040 euros y la mujer sólo llega a los 611. Ahora mismo es imposible cotizar períodos largos, y a la larga se generan menos derechos absolutamente en todo”.
El catedrático de Derecho del Trabajo, Fernando Eguidazu, opina que la cobertura sanitaria básica es anecdótica si se compara con el problema de fondo que pronto empezarán a sufrir además de los los cinco millones de parados, todo el conjunto de la masa laboral de este país. “La cobertura básica la tienen incluso los ilegales, los sin papeles. Como ya no cotizas ¿te mueres en la calle como un perro? No, eso no es cierto porque alcanza incluso a quienes no tienen papeles, con que más a un ciudadano español. El auténtico peligro está en lo difícil que va a ser cobrar una pensión”.
Los gobiernos recomiendan una y otra vez ahorrar e ir siendo previsores con los planes de pensión, sin embargo, “estando en paro o con unas circunstancias laborales precarias, si alguien cobra 1.000 euros al mes, paga la hipoteca, luz, teléfono, alimentación… a ver cómo saca dinero para ahorrar, es imposible”, señala Eguidazu.
Advierte, además, de dos importantes trampas: “el sistema actual de pensiones es bastante chapucero y alguno se llevará el disgusto de su vida porque hay que haber cotizado como mínimo 15 años, y de los últimos 15 al menos 2 seguidos, así que si has cotizado 30 años a lo largo de tu vida y por circunstancias dejas de trabajar antes, no servirá de nada haber cotizado tanto anteriormente, no cobrarás nada, cero euros. Por otro lado, si has cotizado 14 años, 11 meses y 29 años no es que no tengas derecho a una pensión pequeña, es que no tienes derecho a nada. Habría que pedirle al Gobierno una reforma de pensiones profunda y seria”.
En Suecia los ciudadanos pueden elegir si jubilarse jóvenes con poca pensión o mayores con más, hay fórmulas que ya se están aplicando en otros países y aquí, añade Eguidazu, “una pensión que se paga con un impuesto al trabajo es una burrada. Lo triste es que este tipo de refo rmas son antipopulares, no dan votos y ellos, los políticos van a lo fácil, entre otras cosas porque no estarán aquí para verlo”.
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